Más que Hermanos((COMPLETA))#3

Capítulo Nueve. Habitación Compartida

¿Y tú qué sabes? ¿Cuánto hace que no indagas en el cambiante destino, Helen?.

Llevo una vida viendo el mismo camino y Kilian no estaba....

Cambiante. Tan sólo recuerda eso....

-Buenos días, dormilona.

-¿Rubén?. ¿Qué haces en mi habitación?.

-Pretendía revisar tu ceja. Ya que me has obligado a suturarla, he de seguir su evolución.¿Cómo estás?.

-Hecha una mierda en realidad. No te recomiendo jugar con cocos recién cogidos del árbol.

-Eso me parecía-sonrió-. He hablado con el gerente del hospital. Podemos atrasar la partida si quieres.

-¡De ningún modo!. Soy tremendamente jóven, ¿sabes?. Tengo un gran poder de regeneración corporal y unos golpes no son nada para impedirme desarrollar mi trabajo.

-Tal y como imaginaba . En fin, déjame ver esa ceja.

Me tomó la cara con sus suaves manos y empezó a inspeccionar la sutura con detenimiento. Yo trataba de mirar a la nada imaginándome millones de paisajes para no entrar en contacto con sus ojos. Incluso llegué a cantar mentalmente una canción que recordaba de la escuela infantil pero fue en vano.

-¿Te hago daño?.

-En absoluto. Eres un gran profesional.

-¿Tú crees?.

Su mirada era muy intensa, razón por la cual trataba de apartarla de la mía y, estando tan cerca, la densidad se quintuplicaba. Sus ojos eran bellos, su alma era bella, él en sí era bello.

La poca distancia que había entre nosotros, me tensó y me puso nerviosa a partes iguales. No sentía por Rubén más que un intenso cariño pero su físico era poderoso. Nunca había entendido porque mis compañeras de universidad se ponían coloradas cada vez que tenían que hablar con él. Creía que se debía a su escultural cuerpo de gimnasio pero, en ese momento, comprobé que Rubén era algo más que músculos. No sólo era atractivo sino también atrayente, intenso, seductor....

Helen....

-Así lo creo. ¿Cuál es tu diagnóstico?.

No me quedó más remedio que romper el contacto visual que nos mantenía atados porque, de lo contrario, uno de los dos hubiese caído en el pecado de besar al otro.

-El diagnóstico-carraspeó-es favorable, Helen. Si no me equivoco, cicatrizas rápido. En pocos días podrás quitar los puntos.

-Gracias, Rubén.

-Gracias a ti. Te espero en la recepción.

-Bajaré en unos minutos.

¿Qué coño es lo que había pasado entre Rubén y yo?. No hacía falta tener muchas luces para darse cuenta de que un intenso velo de sensualidad nos había rodeado a ambos.

¿Rubén y yo?. Jamás lo hubiese imaginado. Debería tener cuidado con él y con su cuerpo de dios íbero que me atraía tan imperiosamente. Sastre y yo éramos amigos y como tal debíamos de seguir.

Me duché con agua fría aunque fue como si no lo hiciese. La humedad y mi propio ardor interno me hicieron sudar como un pollo y una vez llegamos a la aldea, mi ropa y yo misma chorreábamos. Por suerte, Rubén no indagó en nuestro episodio y se mostró como era siempre.

-Este es el hospital donde trabajaremos, Helen. Sé que no es la concepción de centro de salud que tienes pero aquí todo es muy humilde. Nada de hormigón, simplemente, paja.