Capítulo Cuatro. Vía de Escape

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¿Por qué los pasos del destino me estaban llevando a querer amar a un hombre que no me amaba?. Kilian no habia querido pasar la noche conmigo y quizás esa fuese la mayor prueba de que estaba predestinada a Hassan.

-¿Qué tal tu viaje, preciosa?.

-Interesante-sonreí-. Parece mentira que haya tanta diversidad en un sólo país.

Mi padre disfrutó viendo las fotos del viaje mientras nos tomábamos una copa de buen vino.

-¿Montañas en la playa?. Siempre que uno piensa en España ve playas llanas y soleadas. Me gustaría visitar el norte.

-¿Pensando en nuevos hoteles?.

-¿Tu madre no te dice siempre qué no debes entrar en la mente de los demás?.

Lo sé, papá pero a veces no puedo evitarlo. Te prometo que los cotilleos los dejo a parte.

Eres tan especial, Helen....

A veces hablábamos de forma telepática aunque era algo que procuraba no hacer demasiado a menudo pues Hadid aún no se acostumbraba a mi don y solía asustarlo.

Japón fue el siguiente lugar que visité junto a mis padres, una costumbre veraniega que repetíamos cada año en un lugar diferente del planeta. No se si guardaba demasiada relación con que mi padre fuese dueño de una cadena hotelera pero nos encantaba estar con la maleta en la puerta cada dos por tres.

Comimos sushi en Odaiba, rendimos culto a dioses en los que no creíamos en uno de los numerosos templos de la isla y visitamos preciosos jardines donde los bonsais milenarios crecían rodeados de flores y plantas colocadas con toda la delicadeza del mundo. Para mí, Japón era tradición, ética y feminidad, como las preciosas flores del sakura.

Fue un viaje que me relajó y me hizo entrar en sintonía conmigo misma y donde descubrí una técnica ancestral llamada reiki o energía del universo. Me pareció interesante iniciarme en la práctica de la imposición de manos pues, por lo que había leído, se aplicaba en varios hospitales del mundo para calmar y relajar a los pacientes.

-No dejas de estudiar ni en vacaciones. Siempre fuí muy aplicada en mis estudios pero nada que ver contigo, hija.

-No considero esto estudiar, mamá. Para mí es buscar técnicas que me puedan ayudar el día de mañana a desempeñar mejor mi profesión. Es como el cocinero que viaja por todo el mundo probando nuevos sabores que ofrecer a sus clientes.

-Sigues siendo demasiado aplicada-sonrió-.

De nuevo en Marruecos, invertí varios días hablando con Lazard sobre el reiki y los ingredientes que podían aplicarse a la medicina. Algunos de ellos, comenzaron a hacerse habituales en nuestra dieta después de aquello.

Con el curso empezado y casi finalizando el primer mes de clases uno de mis profesores me ofreció irme a terminar la especialización a España.

-Eres una gran alumna, Helen. En España tienen mejores medios que aquí y podrías convertirte en una gran médica.

-Empecé a estudiar medicina para ayudar a las personas. En España no faltan buenos médicos pero sabes que aquí faltan. Creo que seré de más ayuda en Marruecos.

-No puede negarse que tengas espíritu de doctora. Si cambias de opinión, tan sólo tienes que venir a visitarme al despacho pero no lo dejes pasar demasiado tiempo, las becas sólo estarán disponibles hasta final de mes.

Ni siquiera me lo planteé. Yo quería estar en Marruecos. Me gustaba viajar sí pero mi hogar siempre había sido el norte de África y no tenía pensado cambiarlo a no ser que algo muy extraño sucediese.

Más que Hermanos((COMPLETA))#3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora