Más que Hermanos((COMPLETA))#3

Conversaciones entre un Padre y un Hijo

Cuando estando en casa de mi padre, volví a escuchar la voz de Helen en la cocina, no pude reprimir mi alegría.

Por un momento, pensé que eran imaginaciones mías, ella no podía estar allí pero cuando la volví a ver, me alegré por saber que el incidente con los cocos no había sido mi última oportunidad.

Por años estuve recordando nuestro primer encuentro, castigándome por no haber aceptado su invitación aquella noche, por no haber sido capaz de atar cabos con ella. El miedo al fracaso me lo impidieron en aquella ocasión pero, ¿y si ahora era el momento idóneo?. ¿Y si había aparecido en Menorca para empezar lo que nunca llegó a gestarse?.

Para mi desgracia, enterarme de que aún estaba casada con el padre de su hijo fue una punzada demasiado dolorosa. Nunca era el momento, parecíamos condenados a no poder amarnos. Pues aún a pesar de ver tristeza en sus ojos, de no saberla contenta con su marido, yo era un hombre demasiado respetuoso para entrometerme.

Sin embargo, la luz de sus ojos al mirarme en la cocina de mi padre, me dieron esperanza y sin pensar en demasía, acabé invitándola a comer en la ciudad.

¿Qué haces, Kilian?. ¡Está casada!.

Tan sólo es mi amiga. Cuando acaben sus vacaciones, quizás no vuelva a verla jamás. Quiero disfrutar con ella mientras pueda.

Sin muchas ganas de dormir, volví a bajar a la cocina para ayudar a mi padre a descamar el pescado.

-¿No puedes dormir?.

-Tomar café a las seis de la mañana es lo que tiene.

-Y a mí me da, hijo que no sólo el café tiene que ver con tu desvelo.

-¿Qué dices?.

-¿De qué conoces a Helen?.

-La conocí haciendo el camino de Santiago en Oviedo. Ella te lo dijo.

-¿Y qué pasó en aquel entonces?.

-Que charlamos durante horas mientras bebíamos café en una terraza de la ciudad. Fué una de las conversaciones más interesantes que tuve jamás.

-¿Y?.

-Mi novia acababa de dejarme, temía al fracaso, a que no funcionase....y no dejé de pensar en ella hasta que la vi en uno de mis viajes junto a un hombre alto y guapo que parecía beber los vientos por ella.

-Rubén, su marido. Los conocí cuando vinieron aquí a casarse y pasar su luna de miel. Eran la viva imagen de la felicidad.

-¿Y por qué no está él aquí ahora con ella?.

-Desapareció en Sudáfrica. Volvió a rehacer su vida pero la tristeza sigue llenando sus ojos.

-Vaya.

-Dudo mucho  de que sea feliz con su actual marido, Kilian pero, procura no hacerle daño, ¿de acuerdo?. Ya ha sufrido en esta vida por amor más de lo necesario. Es una buena chica que no se merece más dolor.

Jamás habría imaginado a Helen sufrir tanto. Que tu marido desapareciese era un trauma difícil de sobrellevar. ¡Y yo quejándome porque se había anulado mi compromiso!

Me senté en el porche de la casa a observar el amanecer; rojo sangre tiñendo el cielo de otro precioso día de verano.  Un nuevo renacer para el mundo. Ahí fue donde comprendí que Helen necesitaba su nuevo amanecer, que el sol volviese a llenar su vida. Podría ser yo quien la acompañase en su camino o no pero una cosa tenía clara: ella no sufriría más y yo sería quien la ayudase a empezar a renacer. Por el amor que le tenía.