Capítulo Veintiséis. Besos al Atardecer

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-Gracias por este día.

-Gracias a ti por tu existencia.

En la cama sentí un remolino de emociones. Alegría inmensa por haber encontrado a alguien capaz de hacerme sentir bien al fin, un leve cosquilleo por las palabras de Kilian y un pequeño halo de tristeza. Una tristeza que seguía produciéndome el porqué del adiós de Rubén. ¿Y si la vida debía empezar de nuevo?. ¿Y si Kilian y no Hassan era el elegido?.

-Buenos días, Jordi.

Lo saludé con especial buen humor. Dos días en aquella isla llena de recuerdos me estaban sirviendo para curar heridas aunque fuesen las más superficiales.

Jordi removía tranquilamente una olla con algo dentro que olía curiosamente a mar.

-Aquí cerca crecen unas algas muy interesantes que parecen tener propiedades curativas muy buenas. Me han dicho que con el pescado están muy buenas pero, viendo lo visto, te las estoy haciendo en un guiso de tofu.

-No tenías porque, Jordi. ¿Y de dónde has sacado el tofu?.

-Kilian lo trajo ayer. ¿No fuisteis juntos?.

-Sí, pero yo me entretuve comprando cosas para mi hijo.

-¿Ya van mejor esos sentimientos encontrados?.

-Lo echo de menos. Eso es bueno, ¿verdad?.

-Lo es-sonrió-.

-¿Dónde está Kilian?. ¿Aún no ha despertado?.

-Salió temprano. Quedó con una amiga de la infancia. Siempre se han llevado muy bien. De hecho, siempre pensé que acabarían juntos pero después él se fue a Londres, ella a Madrid y nunca más volvieron a encontrarse.

-¿En serio?.

-¿Por qué iba a bromear?. Todos tenemos a alguien con el cual pensamos casarnos cuando somos pequeños.

Dímelo a mí.....

-¿Con quién tenía previsto casarse usted?.

-Con mi vecina Clara. Más simpática que bonita. Supongo que pensaba que era lo normal hacerlo. Hasta que apareció una bella hippie inglesa con una larga melena dorada que enamoró a todos. Sólo yo fuí capaz de conquistar-sonrió con nostalgia-.

-¿Qué pasó con Clara?.

-Dejó de hablarme durante años. Hasta que ella encontró también el amor y se dió cuenta de lo que este conllevaba

-Curioso como a veces hacemos las cosas por costumbre. Porque es lo que   se considera correcto para todos pero no para nuestro corazón.

-¿ Me equivoco si me atrevo a decir qué tú has hecho precisamente eso?.

-Casarte con tu hermano adoptivo no es algo que se considere especialmente correcto-suspiré-.  Desde muy pequeña sabía que me casaría con él pasándome gran parte de mi vida enamorada de él. Un enamoramiento platónico por decirlo de algún modo. Luego conocí a Kilian en Oviedo y me hizo dudar y después vino Rubén y ya no pude pensar en nada más que él. Ahora sé que estaba en lo cierto viéndome como mujer de Hassan pero sé que lo único que me llevó a ello fue el poder darle un padre a mi hijo.

-¿Pensaste en ir a Sudáfrica en algún momento?.

-Sí que lo hice pero, ¿y si me daban malas noticias?. O peor de todo, ¿y si me lo encontraba y no quería verme?.   ¿Cómo poder vivir con eso?.

-Hay que arriesgarse en la vida, Helen. Tú sabes de eso más que nadie.

-Supongo. Creo que debería llamar a mi hermano para ver con está mi hijo.

-Te avisaré a la hora de comer.

Volví a mi habitación para marcar el teléfono de Hassan. Pensé en ese momento qué era una madre desapegada. Llevaba dos días sin hablar con ellos.

-¿Helen?.

-Hola, Hassan. ¿Qué tal estás?. ¿Qué tal los niños?.

-Jugando juntos. Gabriel está ejerciendo de hermano mayor y creo que le viene bien a ambos.

-Me alegra saber que se llevan bien. Temía que no fuese así. Ya sabes lo que suele pasar con los niños pequeños.

-Sí, he tenido suerte.

Escuché a mi pequeñajo balbucear mientras Gabriel le instruía en una mezcla de árabe y español muy extraña. Me hizo gracia poder oírlos. Era verdad que hacían buenas migas.

-¿Cuándo regresas?.

-Me está sentando bien esta isla pero volveré en la fecha que tenía programada. No te voy a dejar demasiado tiempo sólo con las fieras-reí-. 

-Si te sirve para volver a ser feliz, Helen, puedes quedarte todo el tiempo que quieras. Me las apañaré.

-Eres demasiado bueno.

-¿Demasiado bueno?. Me preocupo por tí porque eres mi hermana y te quiero.

-Yo también te quiero, Hassan. Nos vemos en breve.

Fue una tarde extraña. Comí junto a Jordi disfrutando de una comida vegana y un buen vino pero, no sabía muy bien el porqué, echaba de menos a Kilian. Tras investigar un poco sin que se notase acerca de la hora en la cual este llegaría a casa, decidí caminar por el sendero de camino a la civilización una hora y media antes más o menos.

Sentí la arena en mis pies, olí las hierbas marinas y escuché las suaves olas del mar a lo lejos. Era un paraíso, no cabía duda y aunque me trajese malos recuerdos o buenos pero dolorosos, traté de olvidarlos. No era bueno para mí pensar constantemente en Rubén, desperdiciar mi vida pensando en mi marido, en el hombre del cual no sabía nada. Es más, en aquel paseo, lo que más tenía eran una especie de celos por saber qué era lo que Kilian estaba haciendo con su supuesta amiga/ ex-pretendiente.

Pronto lo supe. Cercano a caer el ocaso, una pareja reía mientras andaba por el sendero. No iban de la mano,ni nada parecido pero a medida que iba acercándome, ellos también se aproximaban el uno al otro y fue casi en el mismo instante en el que reconocí la figura de Kilian cuando se besaron.

-¡Ah!-exclamé sin poder contenerme-.

Me di la vuelta rápidamente y empecé a correr por la arena.

-¡Helen!. ¡Helen!.

No había Helen posible. Nunca más sufriría por un hombre y tenía pensado empezar a poner las cosas claras.

Empezaría en Sudáfrica...

Más que Hermanos((COMPLETA))#3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora