Capítulo Veinticinco. Noche de Paz

2.6K 315 8
                                    

-¿Por qué Kilian Jones?.

-El cofre del tesoro se destapará a su debido tiempo, Helen. Me alegro de encontrarte de nuevo. Buenas noches.

¿De encontrarte de nuevo?. ¿Acaso me había estado buscando?.

Kilian tan sólo es un buen amigo, el hijo de un buen amigo.

-¿En serio eres vegetariana?. ¿Desde cuándo?.

-Desde prácticamente toda mi vida-puse los ojos en blanco-. Hoy en día se considera una forma de vida muy saludable, ¿sabes?.

-No pretendo ser retrógrado, Helen. No me malinterpretes pero, para mí, tener que renunciar a ciertos sabores como el de unas sardinas asadas como éstas, me resulta demasiado costoso.

Comíamos junto al mar en Ciudadella. En un restaurante considerado de los mejores para comer marisco y pescado pero no para las verduras. Aún así, no quise hacerle un feo a Kilian y me comí mi plato de lechuga con tomate fatalmente aliñado. ¿Sabrían esta gente que la salsa de soja existía?. ¿O sólo lo dejaban para sus extravagancias con el atún?.
Quizás yo también fuese algo retrógrada

-Después de comer iré a comprar algunas cosas. Puedes disfrutar de un día de playa si te aburre ir de compras. Es curioso que vengas a una isla y aún no te hayas pegado un baño.

-No he tenido tiempo-sonreí-. Me gustaría comprarle algo a mi hijo que no sea el típico Toblerone de los aeropuertos. No dudo que con una edad más avanzada los coma e incluso los esconda de mí como mis primos de mi tío pero no veo que sea el momento ahora.

-¿Hablas más de lo habitual o soy yo?.

-¿Dos copas de vino y una ensalada?. No eres tú. Cualquiera hablaría más de ese modo.

Aún con las risitas de Kilian y mi estómago vacío, me tomé una tercera copa. ¿Cuánto tiempo hacía que no bebía vino?. ¿Qué no disfrutaba de la luz del sol?. Londres siempre oscuro, aburrido, cansino...

-Puedes reírte todo lo que quieras pero dentro de quince días, regresaré a mi casa en Londres. Allí iré del trabajo a casa y de casa al trabajo y cuidaré de mi bebé sin saber lo que es un rayo de sol. Para una marroquí es algo difícil, ¿entiendes?. ¡Incluso en Oviedo el sol aparecía mucho más que allí!.

-¿No sales a cenar con tu marido o disfrutáis de una vida matrimonial?.

-Es un asunto difícil de hablar incluso bajo los efectos del vino. Mi herm...mi marido trabaja en un restaurante y apenas lo veo una vez cada cierto tiempo.

-¿Tu hermano?.

-El alcohol me hace confundir términos. Nunca se me dieron bien los parentescos. ¿Vamos de compras ya?. Unos frutos secos no estarían mal.

Había estado a punto de cagarla. ¿Qué pensaría Kilian si me supiese casada con mi hermano?. Pero, ¿ por qué me importaba lo que Kilian pensase?. Él no sabía nada de mí. Podría juzgarme pero nunca de la forma adecuada ni mucho menos correcta.

El tema pareció zanjado durante el tiempo que invertimos comprando cosas. La mayoría de los recados de Jordi a su hijo eran quesos, conservas y algunas verduras. Resultaba difícil al parecer encontrarlo cerca de su casa donde la mayoría era comercio de proximidad. Lo cual alababa pero, ¿quién no tiene un caprichito que deje una huella de contaminación de vez en cuándo?.

En uno de los puestos para turistas, le compré una camisetita a mi hijo. Al verla tan pequeña, sentí deseos de estar junto a él y me alegró saber que lo echaba de menos. La terapia estaba funcionando.

Cuando llegamos a casa de Jordi, este ya estaba en la playa. Pescando, como siempre.

-¿Cenamos en el porche?.

-¿No tienes a nadie más a quién aburrir, Kilian Jones?.

-Puede ser pero hoy no me apetece pescar-rió-.

La cena, mil veces mejor que la comida, compuesta por quesos, mermeladas y frutillas de la zona, fue también bastante agradable.

-¿Cómo es que acabaste viviendo en Londres?. Parece que no soy el único trotamundos.

-No. He vivido en varias ciudades desde que te conocí y visitado muchas más pero lo que me ha llevado a Londres es el trabajo de mi marido. He tenido suerte de que he podido solicitar el traslado desde Marrakech, de lo contrario, estaría amargada.

-Me da la sensación de que no eres feliz, Helen. Cuándo te conocí eras tan alegre...y ahora, ese trasfondo de tristeza en tus ojos....¿Qué te ha pasado?.

-¿Qué más da lo que me haya pasado?. La vida quita y da sin pararse a pensar en el sufrimiento de la gente. ¿Cómo sino puedes creerte la más feliz un día y al siguiente ver que tu vida se derrumba?.

No pude evitarlo. Llevaba tanto tiempo queriendo desahogarme, echar fuera tanta rabia, que acabe llorando mirando hacia la luna. Lo que no esperaba era que él limpiara mis lágrimas con su mano. Después me abrazó.

-No te voy a preguntar lo que te pasa, Helen. Tan sólo llora si es lo que te hace falta. Yo seré tu paño de lágrimas.

Un paño que llené y que aguantó, fiel a su promesa, sin preguntarme nada.

-¿Cómo te sentirías, Kilian, si la persona a la que amases desapareciese de la Tierra así como así?. ¿Sin dejar ni rastro?.

-Sólo amé una vez y durante mucho tiempo me arrepentí de dejar escapar a esa persona. Me temo que no es nada comparable a lo tuyo.

-Al menos es algo. Me alegro de no ser la única sufridora del mundo.

-No lo eres. Ahora mismo, en esta cala, hay tres personas y las tres han sufrido por amor y pondría la mano en el fuego de que de haber más gente, más hubiesen sufrido. Es algo común al ser humano, Helen.

-Deberíamos haber elegido otra cosa mejor en común.

-¿Cómo desayunar tortitas con Nutella cada mañana?. Tienes razón. Estaríamos más gorditos pero sin duda más felices.

Le sonreí al ver su intención pura de ayudarme. No quería nada más que verme feliz y todo volvió a ser como aquella conversación de hacía años en Oviedo donde el tiempo se nos hizo demasiado corto para ambos.

-¿Tienes pensado acostar a Helen todos los días de madrugada?. ¿No estás cansada?.

-Estaba disfrutando de la compañía de su hijo, señor Jordi pero me temo que tiene usted razón. Se va haciendo tarde.

-Siempre te pierdes la fiesta de limpiar el pescado-me guiñó un ojo-.

-Siempre me pierdo las mejores fiestas. Está claro. Ahora si me disculpáis.

-Te acompaño, Helen-susurró Kilian muy cerca de mí-.

Otra vez en la puerta de mi habitación, se despidió de mí con una tierna caricia y un beso en la frente.

-Buenas noches, Helen Alfasi.

-Buenas noches. ¿ Por qué Kilian Jones?.

-Aún es pronto para descubrir el tesoro, Helen.

-Gracias por este día.

-Gracias a ti por tu existencia.

En la cama sentí un remolino de emociones. Alegría inmensa por haber encontrado a alguien capaz de hacerme sentir bien al fin, un leve cosquilleo por las palabras de Kilian y un pequeño halo de tristeza. Una tristeza que seguía produciéndome el porqué del adiós de Rubén. ¿Y si la vida debía empezar de nuevo?. ¿Y si Kilian y no Hassan era el elegido?.

Más que Hermanos((COMPLETA))#3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora