Capítulo 18: Restaurante

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Con suerte, Poché pudo bajar su temperamento sin un trabajo mayor.

Salió de bañarse ya vestida para encontrarse con la Castaña.

La Peli-Azul aprovechó el momento de interacción entre Calle y Máx para analizarla.

"No eres una más y me vas a traer problemas, lo presiento..."

-¡Wow! Poché... te ves... bien. -Calle se había girado para encontrarse con la mirada de la Motorista encima de ella.

-Eh... tú también te ves... te ves bien. -Hermosa, ante los ojos verdes de la Peli-Azul.

La Castaña estaba hermosa y lo siguiente a hermosa, pero Poché no lo iba a admitir.

-Gracias. ¿Así estoy bien para ir a comer? -Le preguntó mientras daba una vuelta sobre sus talones.

-Si, perfecta estas... Digo, te ves. -La Peli-Azul tuvo que enfocar su vista en su hijo para concentrarse. -Mejor nos vamos.

-Vamos. -Calle tomó tu cartera del asiento y se paró en la puerta.

-Hijo mío, te quedas dentro. No me tardo, solo voy a llevar a la señorita a comer. Pórtate bien. -Poché le avisó a su hijo antes de salir.

Calle volvió a abrazar el cuerpo de Poché, pero esta vez no había una mochila que las separara.

Llegaron estacionamiento del restaurante que frecuentaba la Peli-Azul.

Es muy bonito! -A Calle se le iluminaron los ojos al ver el lugar.

Poché siempre que podía iba a cenar a ese restaurante que en mayoría era de madera y cristales con el toque de las luces navideñas.

-¿No habías venido? -Preguntó Poché mientras se bajaba de la moto.

-No, y menos de noche. -Admitió con una sonrisa, sin saber que Poché estaba analizando cada una de sus palabras.

-¿Cómo que "menos de noche"?

-No acostumbro a salir de noche.

-¿Sebas no te lleva a cenar o a citas de noche? -Poché no sabía mucho del romance, pero estaba segura que eso era algo que los enamorados hacían, aunque no fuese todo el tiempo.

-No... cuando no estoy trabajando no tengo permiso de salir. -La Peli-Azul sonrió.

Un dato más en contra de Sebas.

-No te preocupes, pues tenemos una cita señorita. Hazme el honor. -Poché le extendió su brazo para que Calle se aferrara y así entrar al lugar.

-¡Poché! ¡Al fin apareces! Ya se te extrañaba por acá. -La recepcionista abrazó a la Peli-Azul.

-Ya ves, te dije que me extrañarían cuando no viniera. -Poché le palmeó la espalda suavemente.

-Regresas y con una bella dama de tu brazo. ¡Olé! No pierdes tiempo.

-No, Aida. Ella es una amiga... Aida te presento a Calle, Calle te presento a Aida. -Poché las señaló y Aida saludó de dos besos a una Calle casi inmóvil ante las muestras de amistad de la recepcionista.

-¿Qué le pasa? -Aida miró extraña a la Castaña al ver que no se movió.

Calle permaneció aferrada al brazo de la Peli-Azul.

-Es tímida, nada más. -Poché colocó su mano sobre la mano de Calle y la acarició.

-¡Bien! ¿Segura que no es tu novia? -Aida miró a Calle de manera coqueta y Poché la miró de mala gana. -Digo, yo solo pregunto. Es muy bonita la condenada.

Cuento que merece un final mejor {Caché G!P}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora