Capítulo 9: La caseta

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-Chicas, supongo que ustedes son las últimas. -El señor de la moto de tres rueda junto a su esposa esperaban a las chicas.

-¿Las últimas? -Preguntó Poché de forma dudosa, no creía que se habían tardado tanto.

-Sí, el resto ya se fue.... pero no se preocupen las estábamos esperando. -Aclaró la señora con una tierna sonrisa.

-Disculpen por hacerlos atrasarse, de verdad que no creí que nos habíamos tardado tanto. 

-No se preocupe joven, es normal. Cuando uno tiene buena compañía el tiempo pasa volando... Por cierto, mucho gusto. -Estiró su mano. -Soy José. -Se presentó.

-Mucho gusto. -Poché le estrechó su mano. -Eres mi mitad tocayo. Soy María José.

-Ella es mi amor, se llama Daniela. -José presentó a su esposa quien le estrechó la mano a Poché con una sonrisa llena de amor.

-Es increíble... mucho gusto Daniela... -Poché miró a su lado y una Calle, aún aferrada a su brazo miraba con cara de asombro y curiosidad. -Ella también se llama Daniela. -Poché la presentó.

-Que hermosa coincidencia, son una hermosa pareja. Josés y Danielas somos los unos para los otros. -Dijo la señora quien acarició de manera tierna la mano de su esposo.

-¿Crees? -Le preguntó Poché.

-Y mucho. -Respondió la señora mientras se colocaba su casco.

-Bueno jovencitas, hora de irnos o no los alcanzaremos. -Concluyó José a la vez que se ponía su casco para montarse a su moto.

-Bien, eso fue raro. -Susurró Poché mirando a su compañera.

-Sí. -Confirmó Calle y se puso su casco.

Poché se montó a su moto luego de acomodarse las mochilas, Daniela se acomodó la caseta de campaña y se montó. Volvió a aferrarse y colocar su cabeza sobre la mochila.

El camino fue en total silencio, ninguna decía palabra alguna. Volvió a ser un silencio lleno de tranquilidad. Delante de las jóvenes iban el José y la Daniela con cuarenta años de más, ellos sabían la ruta y Poché solo los seguía.

Poché creía que tener a la amiga de Pau con ella durante el viaje iba a ser incómodo o algo completamente caliente, pero no. Era totalmente lo contrario: curiosidad, tranquilidad y sentimientos de estar en buena compañía.

Luego de media hora habían alcanzado al resto del grupo, pero se habían quedado atrás. Iban bien al final de todos, tranquilas y disfrutando los paisajes. Poché no iba a meterse en medio de las motos para perder la tranquilidad que tenía. Había momentos en los que creía que Calle se había quedado dormida, pero de repente reforzaba su agarre o simplemente casi podía jurar que le daba pequeñas caricias, las cuales rápidamente se desvanecían. Por las cuales, Poché debía concentrarse en el camino o su Pochesito se despertaría.

Dieron las seis de la tarde y ya el grupo estaba en un gran campo acomodando sus espacios. Luego de que Poché fuese con Paisa a dar una vuelta alrededor, volvió y vio a Calle intentando sacar la caseta de campaña de su empaque. Parecía que no le iba bien en su intento por sacarla, pues justo cuando tiró de la caseta se resbaló.

-Bonita... -Poché la miró a los ojos mientras que con una mano la sostenía para que no se cayera.

-Per... -Ahí iba de nuevo con sus disculpas.

-Bonita, ya por favor... no aceptaré más disculpas. No me has hecho nada de verdad, corazón. Mejor vamos, te ayudo a sacar la caseta.

-De acuerdo, mejor montemos nuestra caseta. -Aceptó mientras se disponía a sujetar la parte delantera de la caseta, mientras que Poché sujetaba la parte trasera del empaque.

Cuento que merece un final mejor {Caché G!P}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora