Capítulo 53: Duda

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Mini Maratón 3/3

Calle llegó a la casa de Sebas donde la había citado. Su corazón latía con intranquilidad, se sentía mal de tantas formas.

Sus manos comenzaron a temblar luego de tocar el timbre de la casa.

-¡Calle! -Sebas abrió la puerta y se hizo a un lado. -Pasa, Calle. Creí que no vendrías. -Ambos caminaron hasta la sala y se sentaron en asientos diferentes.

-Yo... yo tampoco creí venir.

-¿Por qué? Luego de todo... También es tu casa.

-No es mi casa. -Calle bajó la cabeza y se aferró a su cartera.

-Claro que sí. Tú estuviste cuando la compré. Tú has vivido aquí desde entonces por cinco años. Es tu casa, siempre lo ha sido, aquí es tu hogar. -Sebas se inclinó para poder acercarse a la Casa y tomar sus manos. -Vuelve conmigo, Calle. Te juro que no volverá a ocurrir. He cambiado, soy diferente. Me he arrepentido de cada maltrato hacia ti, te lo juro. -Sebas tenía los ojos rojos y Calle lo miró curiosa. -Quiero pedirte perdón por todas y cada una de mis malas acciones. Quiero que vuelvas conmigo, quiero tenerte de nuevo, Calle. Sé que fui un patán, pero te amo.

-¿En que momento cambiaste, Sebas? -Calle lo volvió a mirar a los ojos. -Antes eras otra persona, eras mi hombre perfecto.

-Lo sé y te pido perdón. Estoy dispuesto a ir a terapias contigo. Esas terapias de pareja. Te juro que volveré a ser ese hombre con el que soñabas casarte y tener una familia. -Calle sintió un pequeño escalofrío ante esa última frase. -Te lo aseguro que luego de las terapias nos casaremos.

-No, Sebas. No es tan fácil. -Calle separó sus manos de las de Sebas.

-¿Por qué? Mírame, estoy dispuesto a volver a ser el de antes por ti. Te estoy pidiendo perdón.

-Y te perdono, pero han ocurrido demasiadas cosas y ya no soy la misma aunque no quiera.

-¿Qué pasó? -Sebas se enderezó y frunció le seño.

-No es nada. Solo que no puedo, Sebas.

-Estoy dispuesto a perdonarte lo que sea Calle. Yo te amo, te lo juro.

-No se trata de eso.

-¿Te has acostado con esa pitufo? -Sebas preguntó en un tono más serio y Calle bajó la cabeza. -¿Lo han hecho?

-Sí. -Calle lo aceptó y Sebas cerró los ojos mientras suspiraba. Sus puños y su mandíbula tensa se hicieron presentes, pero para sorpresa de Calle, no hizo nada.

-Te perdono, Calle.

-No necesito que me perdones, Sebas. No te estoy pidiendo disculpas. -Se atrevió a decir haciendo que Sebas la mirara curioso.

-¿No te arrepientes de acostarte con esa pitufo? ¿De ensuciar tu cuerpo con ella?

-No. -Respondió decidida.

-Bien... No tengo problemas, pero dime que pensarás volver conmigo. -Volvió a inclinarse para tomar las manos de la Castaña. -Tus cosas siguen en su lugar. No he movido nada, la casa te espera, tu hogar te espera... Yo te espero, Calle.

-Sebas...

-No me respondas ahora. Piénsalo. ¿Sí? -Calle asintió. -Quiero demostrarte que he cambiado. ¿Tienes tiempo para ir a comer?

Cuento que merece un final mejor {Caché G!P}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora