Capítulo 3: Arduas Pruebas

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Despertar junto a la persona que amas es algo hermoso y despertar bajo sus besos es bello, pero despertar junto a tu hijo el cual te lame toda la cara... eso, justo eso... es belleza a plenitud.

-Vamos chico, ¿qué haces? -En medio de la oscuridad de la noche, Poché se había despertado ante los ladridos de su hijo. Abrió los ojos para mirar hacia su despertador. -Genial hijo mío, eres tan puntual, demasiado diría yo. Son las tres chico, debo levantarme a las cuatro y no tengo tiempo para jugar ahora. -Explicó la Motorista, pero su hijo solo se bajó de la cama para comenzar a dar vueltas frente a la puerta mientras ladraba.

-Vamos, es una broma, ¿cierto? -Preguntó con esperanzas de que su hijo solo estuviera jugando y no la hiciera sacarlo a hacer sus necesidades a dichas horas, pero Máximo se sentó frente a la puerta. -Vale, vale, vale... -Iba diciendo mientras tomaba el bóxer que a penas hace unas horas se había quitado y había arrojado al suelo. Tomó la primera camisa que encontró del cesto de ropa sucia y se la puso para salir. -... vale, vale, vale, vale... -Siguió diciendo mientras abría la puerta trasera y Máximo saliera corriendo al patio.

Se recostó en el marco de la puerta luego de encender la luz que alumbraba la mayoría del lugar.

"Genial, tres de la madrugada, debo despertar en una hora y este chico se le ocurre esto..." Bufó.

Cansada y con sueño, la Motorista se sentó en el escalón que dividía el césped del cemento.

La luna estaba muy clara y despejada. Hacía frío, bastante diría para el gusto de la motorista debido a que solo llevaba bóxer y una camisa que no le proporcionaba calor alguna haciendo que se le congelara hasta el alma, a pesar de que ella misma consideraba no tener una.

Vio de reojo que una luz se encendió en la casa del vecino, justo la luz de la habitación de Valentina.

-¿Qué rayos haces despierta a estas horas, señorita? -Preguntó en voz baja la Peli-Azul.

Una silueta se acercó a la ventana por una esquina como si estuvieran espiando a la Motorista o esa era la impresión que le daba. Curiosa al fin, la Motorista se levantó para mirar mejor provocando que la silueta se esfumara casi al instante.

-No creo que ande espiándome, quizás solo buscaba algo cerca a la ventana o mataba algún insecto. -Poché le comentó a su hijo, pero éste como un hijo rebelde, la ignoró para seguir en su labor de jugar con la pelota de baseball que había sacado de adentro de su casita.

Cuando volvió a entrar con Máximo, la Peli-Azul se fijó en la hora y suspiró. Si se iba a dormir, mínimo despertaría siete horas más tarde y no se lo podía permitir.

-Vamos, Máximo, no me dejaste dormir... pues tú ahora no duermes. Ven. -La Motorista hizo que su hijo entrara con ella al pequeño gimnasio.

Hizo una pequeña serie de ejercicios: abdominales, pesas, lagartijas y algo de cardio hasta que escuchó la alarma sonar que se suponía "la iba a despertar".

Fue a bañarse y salió en toalla hasta la habitación. Me sentó en la cama mientras entraba a sus redes sociales con una cuenta falsa para matar el tiempo.

La Motorista no hacía nada malo con su cuenta, solo agregaba sus intereses para vigilarlos sin que ellos se dieran cuenta.

Notó que Valentina había subido una historia hacía cincuenta minutos y la miró.

-"¿No les pasa que escuchan al perro de la vecina, se levantan a ver que ocurre y se encuentran la perra belleza de la vecina?" -Valentina se acercó a la ventana para enfocar a aquella mujer sentada en el suelo bajo la luz de la bombilla. -"No está más buena porque sería ilegal." -Dijo en la siguiente historia en la cual la Peli-Azul se levantó para acercarse hacía la ventana. El final del vídeo fue caótico con caída incluida por parte de Valentina.

Cuento que merece un final mejor {Caché G!P}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora