Cuento que merece un final mejor {Caché G!P}

Capítulo 27: No soy una flor

-Máxito, me tienes que ayudar a limpiar todo el reguero que hay. Tenemos una visita muy importante hoy.

La Peli-Azul había llegado muy contenta a su hogar y con muchas energías a pesar de sus heridas. Se cambió la ropa sucia con algo de sangre por un pantalón corto y una sudadera para comenzar a limpiar la casa.

Por primera vez, estaba nerviosa de recibir visitas y sentía que la casa debía estar ultra presentable a pesar de estar limpia y a pesar de que Calle ya había estado allí.

Puso música a todo volumen para que sonara por cada rincón de su casa y entró a su habitación, el área menos "presentable" de su hogar.

-"¿Qué más da si estoy o allá? Yo sigo mi camino el mundo va conmigo. ¿Qué más da si voy bien o mal? Estoy con mis amigoooos. ¿Qué más me puede faltar? Vinito pa'l corazoooón y una buena canción. Que no falte por supuesto, un poquito de eso. Comerte hasta los huesos..." -La Peli-Azul cantaba con todo el ritmo haciendo de su escoba un micrófono. -"¿Cuánto tiene el que lo tiene todo, si no tiene con quién gastarlo? Tanto tienes, tanto vales. ¿Cuánto vale lo que tienes?..."

Tenía ropa tirada en el suelo, la cama sin tender y las gavetas abiertas. Eso era un gran reguero para la Peli-Azul que se había quedado parada frente a su cama con sus manos en su cintura mientras observaba su cama.

Tomó su celular y le sacó una foto a la habitación completa.

-Ya arreglaré el asunto. -Habló mientras guardaba su celular. Buscaría ayuda para decorar su habitación en otro momento.

Buscó en un cajón dentro del armario una nueva ropa de cama para cambiar la que estaba puesta. Luego de batallar por dejar la cama lista, se recostó en el lugar al sentir con gran dolor en sus costado. Se alzó la sudadera y como lo creyó los golpes habían sido peores de lo que sintió al momento.

Terminó de recoger todo y fue directa a revisar si tenía analgésicos en su cocina, pero no encontró nada.

-Vamos chico, acompáñame. -Abrió la puerta y junto a Máx llegó hasta la puerta de sus vecinos.

-¿Poché? ¿Qué te pasó en el rostro? -Angelo había abierto la puerta encontrándose con una Poché con una fea herida en su mejilla.

-Tuve un pequeño accidente. Venía para ver si tenías algún analgésico que me ayudara con el dolor de cuerpo.

-Entra, entra. -Angelo dejó pasar a la Peli-Azul y ésta lo siguió hasta la cocina junto a Máx. -¿Qué accidente tuviste?

-Me caí por unas escaleras, nada grave. Solo necesito calmar un poco el dolor por los golpes y ya mañana estoy como nueva.

Angelo le brindó los analgésicos a su vecina y luego de asegurarse de que no tenía ningún problema adicional, la dejó ir de su casa.

Poché miró en su alacena, seguía con su déficit de comida.

-Mejor pido pizza. -Concluyó luego de abrir cada compartimiento en el lugar buscando algo para cenar. -Pizza para cenar.

La puerta sonó y la Peli-Azul se extrañó, era muy temprano para que fuese Calle y las pizzas a penas las había ordenado. Miró por la ventana de forma discreta y vio a Pau en su porche.

-¡Pochas! -Pau se abalanzó sobre Poché tan pronto abrió la puerta para abrazarla haciendo que la Peli-Azul se quejara. -¡Ay! Perdón, perdón.

-No te preocupes, Pau. Dime, ¿Qué pasa? 

-¿Podemos hablar adentro? -Le preguntó y la Peli-Azul se hizo a un lado para dejarla pasar. -Huele a limpieza, Pochas.