Capítulo 41: Te lo prometí

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Poché se levantó de golpe con el semblante serio.

-¿Por qué?

-Gracias a ti me di cuenta de todo lo que he pasado y no quiero pasarlo de nuevo. -Respondió y se paró dejando sobre el banco los regalos.

-¿Crees que te haré lo mismo? -Preguntó, pero Calle no respondió. Joderrr! ... Yo... yo te soy sincera. Te he sido más sincera de lo que soy con cualquiera. Admito como soy. ¿Qué me encanta tener sexo? Pues sí. ¿Qué me acuesto con cuatro mujeres diferentes a la semana? Pues sí porque a veces repito. ¿Qué no le tengo confianza a estar en una relación? Exacto, pero mírame. -Poché estaba un poco alterada y se señaló a si misma. -Mírame Calle... Estoy aquí dispuesta a intentarlo por ti. -A pesar de que intentó no hacerlo, algunas lágrimas se le escaparon y Calle cerró los ojos.

-¡Pero yo no! Tengo miedo, Poché... Entiéndeme... -Calle se le acercó y le intentó tomar la mano, pero Poché dio un paso atrás. -No me hagas esto, Poché.

-Sabes... -Poché sonrió y se acercó para depositar un beso en su frente. -No importa. Solo fue una estúpida idea. -Tomó su casco. -Mete las cosas en la mochila... para llevarte de vuelta. No vaya a ser que Sebas no te encuentre. -Dijo muy seria y se subió a la moto.

Calle acomodó sus regalos dentro de la mochila y se subió a la moto.

Para sorpresa de la Castaña, Poché no iba rápido. Iba lento y sin saltarse o colarse algún semáforo o auto.

-Hasta aquí llega su viaje, Bestia. -Le dijo a Calle cuando se estacionaron donde mismo la recogió.

-Poché... yo. -Intentó hablarle mientras le daba su casco, pero Poché la interrumpió.

-No te preocupes, Calle. Todo sigue normal y creo que es mejor así. En cuanto a mi casa, sigue en pie, nada ha cambiado. Las puertas de mi hogar siguen abiertas para cuando estés lista.

Calle asintió y comenzó a caminar para alejarse, pero Poché le gritó y regresó con una sonrisa.

-Mi mochila, Calle. -Le dijo un poco seria y Calle asintió apenada.

Sacó sus tres regalos y le devolvió la mochila.

-Gracias, Poché.

-No hay de que. -La Peli-Azul sonrió pareciendo más una mueca y se fue dejando a la Castaña allí.

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Era la segunda cerveza que se tomaba la Peli-Azul en la sala de su casa.

-Lo sé, fue una estupidez... Es mejor así. -Poché hablaba con Máx quien estaba acostado en medio de la sala mirándola. -Creo que iré con Olivia, hijo. Llegaré en la madrugada. -Le informó mientras se ponía de pie.

Fue a su habitación, tomó su vieja chaqueta y salió de su casa.

Encendió su moto y se sentó para poner la música luego de colocarse sus "Airpods".

-"Nunca nadie quiso un débil para confiar. Nadie te enseña los pasos en un mundo que te obliga cada día a poder levantarte y caminar..." -Comenzó a cantar mientras conducía en dirección a la casa de Olivia, sería una tarde entera para desquitarse, pero tuvo que tenerse cuando su celular comenzó a sonar.

-Diga... ¿Para qué me necesitan? ¿Trabajo?... Noche, quizás no sea nada... ¡Vale! De acuerdo, iré... Pero me voy rápido, tengo asuntos que hacer. -La Motorista cambió su rumbo hacia los "H.R."

Cuento que merece un final mejor {Caché G!P}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora