Capítulo II

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Juancito tiene novia

José salía presuroso de las instalaciones de la piscina pública, necesitaba alejarse y salir lo más rápido posible del lugar, no quería tener que regresar acompañado por Juan, ...y ella. Pero sus deseos no estaban a la orden del día.

—¿Quieto ahí, para dónde se supones que vas?, —reclamo la mujer.

José se detuvo en la entrada y miró a la tía Ruby.

—Puedo regresar solo a casa, —protestó el chico.

—Tu padre me pidió que los buscara, él y Trevor tuvieron que salir de viaje urgente, así que se quedaran este fin de semana en mi casa. A bien ahí llega Juan.

—Hola tía Ru, —grito el hermano menor, quien corre a abrazar a la mujer en la entrada. —¿Papá te llamó?

—Hola cariño, y sí, él y Trevor tuvieron que salir de viaje a la Santa Helena, me llamó para que los buscara, ¿estás listo?

—Casi, —respondió el chico.

—¿Casi?, —dudo la mujer mirando extrañada al chico.

—Te puedo pedir un favor, —se inclinó el chico hacia la mujer, como quien cuenta un secreto.

—Seguro amor.

—¿Puedes dar el aventón a casa a Mei?

—¿Quién?

Juan se giró y apunto a un chica de ojos rasgados y piel clara. Ruby sonrió al ver a la niña esperando un poco más allá de donde ellos estaban.

—Seguro amor, donde hay que dejar a tu amiga.

—Es vecina de la casa, vive en el edificio de al lado, —explicó el chico, quien hacia señas a la niña para que se acercara. La chica, un poco dudosa se aproximó al grupo. —Mi tía dice que si, —dijo a la niña.

Atrás José giraba los ojos.

En minutos el grupo partía, y poco después dejaban en la puerta del edificio a Mei; mientras que los chicos subían al apartamento a dejar la ropa usada en las clases de natación y recoger una muda completa, además de los útiles escolares para las clases del lunes; al parecer, eso indicó la tía Ruby en el carro, su papá y Trevor estarían todo el fin de semana fuera.

José hizo como el indicaron, pero no dejaba de protestar, se consideraba un adulto con sus casi dieciséis años (quince y medio realmente) para ser tratado como un niño que necesitaba una niñera. Juan por otra parte, con sus catorce apenas cumplidos el mes pasado, no parecía muy contrariado con la situación.

—¿Y Mei es sólo vecina?, —preguntó Ruby mientras conducía al chico sentado al lado; José se había colocado atrás y jugaba con el teléfono móvil.

—No también está en mi clases, —decía el chico en el puesto de copiloto.

—¿Y desde cuándo la conoces?

—Empezó este año, se mudaron de China, aún está aprendiendo el idioma, la estoy ayudando, —explicó orgulloso el chico.

—Por eso no habla mucho, —justificó la tía al chico; este asintió en afirmación. Atrás José trataba de no hacer mucho caso a la conversación, eso hasta que la tía Ruby le preguntó. —¿Y tu José, ya tienes una amiga especial?

—¿Qué cosa?, —se atrevió a preguntar el chico.

—¿Que si tienes novia?, —insistió la mujer.

—No, —fue toda la respuesta que obtuvo del chico que seguía tecleando la pantalla del teléfono.

—En casa apagaras ese aparato, no me gustan los nomofobicos, —reclamó la mujer al chico.

Confrontación - Serie: Étoile Producciones - 03Donde viven las historias. Descúbrelo ahora