Capítulo XXIII

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Encuentros y reencuentros

Charlie miraba intrigado el camión de mudanzas que se acababa de estacionar en frente de la casa. No era un camión muy grande, apenas un 350 abierto con barandas de madera y que cargaba atrás una serie de sillas, cajas, una vieja cocina, y otros cachivaches; pero no eran los objetos materiales lo que más lo intrigaba, sino que encima de todo eso estaban varias cajas con jaulas de gallinas, y había un par de cabras.

—¿Qué ocurre?, —preguntó Luis esa tarde del viernes, y era apenas pasada la media tarde; como la mayoría de los últimos viernes y con el trabajo en la construcción en recesión, Luis sólo trabajaba medio día ese día; y Charlie había cerrado temprano la oficina.

—No estoy seguro; —respondió Charlie sonriendo ante lo que veía.

Luis se asomó por la ventana frontal de la casa y miró al camión. Él tampoco lo entendía. Estaban ambos ensimismados mirado afuera, e incluso algunos de los vecinos se acercaban a ver los animales sobre aquel vehículo, cuando ven que llega Miguel. El chico rubio se dirige a la casa casi corriendo y toca el timbre.

—¡Oh, por Dios, apenas logre llegar!, —exclamo el joven.

—¿Tienes tú que ver con eso?, —dijo Charlie apuntando al espectáculo en la entrada.

—Casi, —aclaró el chico. Los otros dos miraron intrigados al rubio. —Son para descargar en el terreno vecino, —completó tratando de respirar.

—¿Dónde tumbaron la vieja casa de los Sánchez?

Miguel asintió.

—Está desocupado desde hace meses, pero hice un acuerdo provisional de compra venta con los herederos.

—¿Qué está pasando, termina de aclararte?, —insistió Charlie.

—Pablo, Pablo compro el terreno; y ya viene en camino.

—Sigo sin entender, ¿para qué Pablo compró el terreno?

—Para colocar eso, ya lo dije; —respondió Miguel apuntando a los bienes y animales del camión. —Bueno, déjenme decirle a los chicos del vehículo donde podemos bajar las cosas, aquí tengo las llaves para poder entrar.

Dicho esto Miguel salió y empezó a hablar con los sujetos, y con otros que llegaron instantes después en una camioneta. Charlie y Luis seguían sin entender todavía el asunto. La casa vecina había estado desocupada desde de muerte de la última dueña hacia ya unos seis meses. Inspección municipal señaló que estaba tan deteriorada que había que demolerla; cosa que se hizo hacía menos de un mes. Quedaba sólo un pequeño galpón atrás de la propiedad, local que la dueña alquilaba a unos mecánicos informales de carros; el lugar igual había sido cerrado por la municipalidad por no tener los permisos respectivos para ese uso al momento del fallecimiento de la propietaria.

La siguiente hora los sujetos bajaron todo del camión y lo ubicaron dentro de aquella construcción remanente. Al final las jaulas con las gallinas se colocaron en el alero del pequeño deposito y el par de cabras quedaron sueltas en aquel patio comiéndose la malezas que había crecido dentro en ese tiempo. Cuando el camión se fue, otro vehículo llegaba, este arrastraba un viejo trailer; y empezó a colocar el mismo dentro del espacio. Igualmente, apenas terminaron, procedieron a sacar el trailer detrás de la casa de Charlie y lo trasladaron al terreno vecino, quedando las puertas de ambos trailer una frente a la otra en medio de la parcela, sobre los restos de la base de cemento del piso de la antigua vivienda demolida. Cuando todo termino ya oscurecía, es cuando Miguel pudo volver con los otros dos que habían mirado todo el proceso, junto con muchos de los vecinos mirones ante la extraña actividad en el sitio.

Confrontación - Serie: Étoile Producciones - 03Donde viven las historias. Descúbrelo ahora