Capítulo XVIII

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Necesito un psicólogo

José tenía ya casi dos semanas desde que aquel domingo en la tarde, tras regresar del paseo en la isla, que había podido ver los vídeos de su padre en acción bajo las cámaras. Como justificando que José se quedaría en la casa solo, Trevor y su padre le dijeron a Juan que lo iban a llevar al cine para compensarlo por no haber podido ir con ellos a bañarse en la playa, que podía invitar a su amiga y a la madre; y que José se quedaría en casa a terminar unas tareas escolares pendientes. 

Juan estuvo más que contento cuando Mei aceptó la invitación, incluso con la compañía de la mamá de la chica en calidad de chaperona, y apenas si espero para salir.

Trevor le dio acceso al portal de Étoile usando su clave personal, le indicó las normas para usar la pagina y entrar a las descargas; y en que carpeta iba a descargar lo que quisiera. Le dijo que pusiera una toalla grande sobre la silla en donde estaría sentado, y sonriendo completo que 'por favor' no fuera a embarrar el lugar. Iba a disponer al menos de cuatro horas para él solito, y que tan pronto fueran de regreso le llamarían que iban llegando.

Como le había prometido Trevor, José tuvo tres días por semana para disponer de libre entrada a aquel portal. Martes, jueves y sábado en las tardes, Drew se llevaba para la librería al hijo menor, la excusa que también debía ayudar en la tienda, no sólo su hermano mayor, quien iba ahora sólo los lunes, miércoles y viernes. Esos días Juan se la paso haciendo la tarea escolar o atendiendo los mensajes de Mei, y dejo que Blake y su papá se encargaran solos de los clientes que entraban; pese a la mirada molesta del padre por no ayudar algo más.

Lo único que si cambió tras ese domingo es que Drew y José no se podían ver directamente a la cara sin sentir que les subía la sangre al rostro. Trevor miraba divertido la situación de sonrojo entre padre e hijo. Juan, únicamente pendiente del teléfono y los mensajes de Mei, no se percataba del asunto. Drew señalaba que al final todo esto había sido una mala idea.

Era el segundo jueves por la tarde y José pensaba que tendría su tarde privada, pero Trevor le indicó que lo acompañara.

—¿Para dónde vamos?, —preguntaba molesto por perder su cita con la pantalla del monitor.

—¿Es tan importante la paja que te vas hacer?; —José se encogió y ruborizo un poco por la pregunta. —¡Oh, vamos, no soy tu papá para ponerte así!, —comento divertido el hombre al chico. —A ver qué te gustó más, ¿qué te sorprendió?, ¿con cuál escena de tu papá siendo follado por cientos de sujetos es la con que te has corrido más veces?; ¿o es qué no se puede preguntar..., ...Pablito?

—¿Cómo me llamaste?

—Te llame Pablito; cuando Pablo tenía tu edad descubrió los vídeos de su padre, claro que el sujeto follaba chicas; y tú vieras como se puso cuando descubrió que el hombre con que fantaseaba que lo follara así como a esas mujeres era en realidad su papá. Es eso lo que al final ocurre, quieres que te folle tu papá.

—¡Aggghhh..., no...!, —silbó asqueado el chico.

—Entonces lo que quieres es follar a tu papá.

—¡No, por Dios, ..., basta tío Trevor!

—Si no es lo uno, o lo otro, no entiendo por qué tu obsesión con los vídeos de tu papá; porque no podemos seguir en casa con ustedes dos poniéndose como tomates maduros cada vez que se ven, eso ya hay que resolverlo, ¿entiendes el problema?

José calló unos instantes, miraba por la ventana del auto a los caminantes y los arboles en las aceras, y a los carros estacionados en las veredas, tenía que poner en orden sus ideas, mientras el carro seguía avanzando para quien sabía donde.

Confrontación - Serie: Étoile Producciones - 03Donde viven las historias. Descúbrelo ahora