Capítulo XLIII

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Incendio (primera parte)


—Andas muy contento desde que volviste de Agua Blanca, —comento Pablo en la mesa anexa del cafetín de la oficina.

—Oh sí, —fue la respuesta de Miguel. —Tú por el contrario pareces un muerto.

—Bueno últimamente nada parece avanzar.

—Lo dices por la compra-venta del edificio de Don Pedro.

—En parte, pero ese no es el problema.

—Sexo, sigo pensando que lo que te hace falta es sexo, llegaste de la casa de tus abuelos todo recargado, incluso dejaste atrás esa fase de tortas y dulces, pero ahora parece que vas a volver a eso. No entiendo por que no hablas con Sergio, o con Gabriel, y les dices que quieres volver al negocio.

—Eso es historia pasada, eso ya no me resuelve.

—Pues a mi aún me recarga; el fin de semana pasado fue una locura.

—¿Y tu co-estrella, dice lo mismo?

—¿Quién James?, no le gusta trabajar en exteriores, creo que tiene una especie de fobia a los lugares aislados, —respondió divertido Miguel. —¿No has visto más al poli ese después de la pelea en la feria de comida?

—No.

—¿Y qué paso, a mi me parecía que le gustabas?

—Creo que no le gustó mi historia pasada.

—¿Lo del porno, pero suponía que ya lo sabía?

—Me refiero a lo otro.

—Ah..., lo del trabajo con tu padre.

—Si, creo que eso lo asustó un poco.

—¿Y entonces por qué no vas con aquel rubio oxigenado?, seguro que a ese no le importa, y a lo mejor lo invita a que hagan un trío.

—¿Quien Leandro?, él no vive aquí, es hijo del dueño de las tierras de donde eran mis abuelos; y para él soy sólo un juguete nada más.

—Estás jodido.

—Lo se.

La puerta del local se abre y la campanilla de la entrada suena, los dos hombres voltean a ver quien entra, ambos sonríen ante la visita.

—¿Puedo quedarme un rato aquí?, —pregunta José quien entra acompañado con dos canes mestizos.

—¿Sigues castigado?, —sonríe divertido Miguel.

—Aja, —responde el chico. —Papá sigue sin hablarme, Trevor me vigila más que vieja a primeriza en baile de graduación, Juan sigue con tía Rudy, así que no tengo con quien hablar. ¿Cómo sigue Alberto, lo has visto, ha preguntado por mi?, —el chico preguntó esperanzado a Miguel.

—Bien supongo, castigado igual, la tía Paula aplicó el mismo castigo, al parecer ella y tu papá siguen con mismo loquero, y no, no ha preguntado por ti, —respondió divertido Miguel al chico.

—Lo siento, nunca quise perjudicarlo.

—Ya se calmaran todos, dales tiempo; eso también yo lo aprendí.

—Supongo, —terminó por responder el chico, sentándose con los otros dos. Pablo aprovechó de jugar con Pablito, y Miguel acarició un rato al otro chucho.

La puerta se volvió a abrir; era Drew.

—Chicos, me acaba de llamar Trevor, ¿han visto las noticias?

Confrontación - Serie: Étoile Producciones - 03Donde viven las historias. Descúbrelo ahora