Ha pasado ya una semana y no sé nada de Gabriel, le envié un mensaje dándole las gracias y disculpándome por las molestias, dos días después le envié otro saludando y preguntándole si estaba bien pero ni siquiera los ha visto, he observado su habitación desde mi casa y las luces nunca se encienden, tal vez le paso algo malo aunque no creo porque su hermano ha estado bastante tranquilo y no ha faltado ningún día a clases.
Termino la jornada escolar y ahora estoy en mi casa comiendo con mi padre, me está contando algo de su trabajo y yo solo me limito a asentir y seguir comiendo, no puedo evitar preocuparme por él, por eso no me gusta relacionarme con las personas porque dejas de centrarte en las cosas importantes y te dedicas a imaginar cosas sin sentido.
-¿En qué tanto piensas pequeña? –Dijo mi padre sacándome de mis pensamientos-
-¿Dijiste algo papá? –Se llevó una mano a la frente y suspiró-
-¿En qué tanto piensas? –dude en decirle la verdad, no me gusta para nada mentir pero qué va a pensar él si le digo que estoy preocupada por Gabriel, bueno él es mi padre y tampoco tengo porque ocultarle las cosas-
-Lo que pasa es que... -tomé aire y lo expulse lentamente- Gabriel... el...
-¡¿Qué te hizo ese mocoso del demonio?! –dijo exasperado poniéndose de pie, con el grito que dio di un brinco sobre mi silla-
-No... es eso papá, lo que pasa es que no lo veo desde el día que me trajo a casa y me preocupa que la haya pasado algo y... no sé es solo eso –dije desviando la mirada-
-Ummm ya veo pero eso hace solo una semana hija y si sus padres no han dicho algo seguro no le pasó nada malo, seguro esta por ahí de vacaciones forzosas.
-Seguro si papá.
Al llegar al colegio noto que aún no aparece ¿tendrá razón mi papá y no le paso nada malo? Tal vez anda por ahí de vago o yo no sé, solo hay una persona que me puede sacar de la duda... Alejandro, pero él es la persona más desagradable con la que me he topado últimamente, le estoy dando demasiadas vueltas al asunto y seguramente no es nada grave o tal vez si, aaaaa esta incertidumbre me está matando. Me dirijo hasta el lugar de Alejandro con un paso lento aprovechando el entre tiempo de las clases, al verme no puede evitar la cara de sorpresa.
-Ho...la –digo un poco nerviosa ¿nerviosa? ¡¿Qué te está pasando Emma?! Tomo aire y digo con un tono firme- necesito preguntarte algo.
-Creí que no pensabas hablarme el resto de tu vida –ruedo los ojos, esta persona de verdad es demasiado desagradable-
-Pues creo que es importante, ni creas que te voy a hablar por gusto.
-¿Siempre pides los favores de esa forma? –no sé cómo se me ocurrió hablarle a este-
-¿Lo vas a hacer o no?
-Con una condición –dijo esbozando una sonrisa, ahora qué pasa en la cabeza de este-
-¿Cuál?
-Que aceptes una cita conmigo
-¿Qué? estás loco, ni creas que saldré contigo en una cita –respondí negando con la cabeza-
-Pues entonces no y vete por donde llegaste.
No puedo creer lo que estoy haciendo, pero de verdad me preocupa el hecho de que le haya pasado algo y por cómo es esta cosa que tengo en frente probablemente no le preocuparía.
-Está bien –se me salió sin más-
-Okey –dijo volviendo a sonreír pero ahora con un aire de victoria- ¿Qué necesitas?
-Quiero saber si le paso algo a Gabriel –apenas termine de hablar su expresión cambio totalmente por una de... ¿rabia? ¿Desagrado? No podría decirlo con claridad-
Suspiro y al final respondió –Esta en la ciudad con mi madre- dijo y parecía sincero en su respuesta.
-¿Le paso algo? –Levanto su dedo índice y lo movió a los lados indicando negación-
-Eso te costara otra cosa muñeca. –no dije nada más, solo me retire de ahí-
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Hasta que el amor termine
Teen FictionEmma es una joven con una vida aparentemente normal, que se dedica a sus estudios con devoción, de pocos casi ningún amigo, pero llegara alguien a su vida que descubrirá el secreto que esconde provocándole un sinfín de emociones.