Gabriel
Al fin estoy en casa, fue una semana demasiado agotadora, me hizo falta observar esa ventana de enfrente o creo que a la persona que permanece en esa habitación, no puedo evitar sonreír al recordarla, un golpe en la puerta me saca de mis pensamientos ¿Qué querrá mi madre? Abro la puerta y vaya sorpresa.
-Alejandro... ¿Qué necesitas?
-Vaya te ves peor de lo que esperaba, solo quería decirte que mientras no estuviste tuve la oportunidad de acercarme a nuestra vecina, es muy dulce ella y hoy tendremos una cita –mis venas empiezan a arder ¡él no puede hacerle daño a ella! Maldito infeliz- espero que no te moleste –al decir lo último me dedico una sonrisa llena de ironía como si fuera una victoria-
-Haz lo que quieras –escupí cerrando la puerta en su cara-
Después de ello me acerque a mi ventana y vi como Emma salía de su casa y se dirigía hasta el auto de Alejandro, se ve tan hermosa como siempre y también tan prohibida...
Emma
-¿A donde iremos?
-Ya estamos cerca no te preocupes.
-No me preocupo –respondí mientras jugueteaba con mis dedos sobre mis piernas, cosa que hago cuando estoy nerviosa, él no me inspira nada de confianza y nunca creí ir obligada a una cita-
-Me alegra que hayas aceptado venir –dijo con una sonrisa que se le notaba lo fingida-
-No es como si estuviera aquí por gusto ¿se te olvido que me obligaste a prometerlo? Soy de las personas que cumple sus promesas y te aprovechaste de eso.
-Es lo que me obligas a hacer... -dijo apretando sus manos fuertemente al volante, pude ver como sus nudillos se ponían blancos y mi cuerpo se estremeció- no sé por qué te desagrado tanto, creo que no tuvimos un buen inicio ¿te parece si empezamos de nuevo? Dame otra oportunidad ¿podrías? –no supe cómo interpretar lo que decía, no sabía si era sincero o solo estaba fingiendo amabilidad, con todas las mentiras que me dijo de su hermano sin justificación cualquier cosa se puede esperar de alguien que habla así de su familia-
-Para serte sincera yo no confió en ti. -soltó un largo suspiro-
-Es porque crees demasiado en mi hermano.
-Y vamos otra vez al mismo tema –rodee los ojos-
-Es que debes entenderlo ¡tienes que alejarte de él Emma!
-¡Otra vez lo mismo, ya deja de darme ordenes! –Dije levantando la voz-
-¡Entiende que es por tu bien!
-Tú no sabes nada de mí y no tienes por qué opinar en mi vida.
-Opino porque eres demasiado ingenua y te dejas llevar por la sonrisita de mi hermano entiende que solo vas a ser una más del montón, el jugara contigo y te desechara como si fueras una cualquiera –habla de su hermano con rencor, parece que incluso lo odiara- no me puedo creer que seas tan tonta como para seguirle el juego, cuando te vi en el colegio por primera vez parecía que tenías algo en la cabeza además de una cara bonita –me estaba faltando al respeto y eso sí que no se lo iba a permitir-
-Quien iba a pensar que serias tan canalla para hablarme así –dije con voz firme sin perder la postura de seriedad- eres un poco hombre, tu hermano nunca me ha hablado de esa forma tan miserable él es mil veces mejor que tú –nunca me habían hablado de esa forma así que me quede sin que decir- ¡detén el auto!
-No digas tonterías Emma
-¡Hazlo! –Se estaciono al borde de la carretera- ¡quita el seguro! –dije intentando abrir la puerta, el recostó la cabeza en el espaldar de la silla y suspiro pesadamente-
-Debes escucharme, solo haz eso ¿sí?
-No quiero, yo no confió en ti –estaba empezando a calmarme, cuando estoy con el me siento como si estuviera encerrada o cohibida- por favor déjame ir –mi voz empezaba a quebrarse por los nervios pero no permití que lo notara-
-Creo que lo he arruinado otra vez –dijo y froto sus manos contra su cara- déjame llevarte a tu casa ¿sí?
-No –dije fríamente- yo me las arreglare para volver.
-No permitiré que te vayas sola.
-¿Ahora quieres portarte como un caballero? Que sínico eres –sonreí irónicamente- ¡Abre la maldita puerta! –pude escuchar que quito el seguro he inmediatamente me baje del auto-
-Te vas a arrepentir de no hacerme caso –dijo en un susurro-
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Hasta que el amor termine
Teen FictionEmma es una joven con una vida aparentemente normal, que se dedica a sus estudios con devoción, de pocos casi ningún amigo, pero llegara alguien a su vida que descubrirá el secreto que esconde provocándole un sinfín de emociones.