XXXVI

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-No te vayas por favor -supliqué con las manos alrededor de su cuello, mi rostro contra su pecho- no quiero, no quiero alejarme por favor -me dio un beso sobre el cabello- no hagas esto pequeña, solo será un día- suspiré y lo miré con mis ojos llenos de lágrimas- llévame contigo entonces -suspiró y negó con la cabeza.

Desde que llegamos del viaje hace dos semanas nos la hemos pasado en casa, viendo películas o vamos a pasear, cuando papá no está se queda a dormir conmigo, bueno no precisamente a dormir; ahora debe irse a hacerse un chequeo general a la ciudad, pero se quedará hasta mañana y no puedo soportarlo, pensar que se puede ir y no volver me está volviendo loca.

-¿Y si te prometo que vuelvo mañana? -me miró con súplica- pequeña tu padre me va a matar si no me alejo un poco de ti -sonreí- prometo que apenas salga llamaré y vendré inmediatamente a verte ¿vale? -negué haciendo capricho- pequeña... Alejo ayúdame -gritó, Alejandro solo subió los hombros y bajo del auto, pasó a nuestros lado- Ya está listo, llamaré a papá para que salgan- me miró y negó con la cabeza- pareces garrapata, amiga valórate un poco.

Cuando salió su padre lo solté para que subiera al auto y no pude verlo ir, me estrelle contra el cuerpo de Alejandro y me quedé ahí, llorando sin darme cuenta por qué, el prometió volver... y lo hará ¿verdad?

-No lo hagas más difícil, ¿vale? -me separé lentamente, ¿de qué está hablando? -no pongas esa cara, anoche se negaba a ir porque no quería alejarse de ti, logramos convencerlo y vienes tú y haces este drama ¿acaso no te das cuenta? -me llené de ira y empecé a golpear su pecho- ¡¿No te das cuenta? ¿acaso no te das cuenta de cuanto me duele? ¿no te importa? ¿por qué no te importa?! -no se movió ni un solo centímetro hasta que me tomo por las muñecas.

-Me duele tanto como a ti mocosa -bajo su mirada y pude ver lagrimas cayendo por sus mejillas- es mi hermano, como la mitad de mi ¿acaso no lo ves? Llevo con el toda mi vida y pronto no estará más ¿pero él se debe dar cuenta que sufro? ¿Crees que eso lo hará feliz?

-Le haría feliz que le dijeras que lo quieres.

-Él sabe que lo quiero.

-No estaría de más si se lo dices, no se te caerá algo ¿no crees? -suspiró y limpio mis lagrimas con su pulgar- Vamos a dentro mocosa ¿te imaginas qué dirá la gente?

Cuando entramos a mi casa recordé la primera vez que estuvo aquí, ahora él es tan diferente, se muestra como es en realidad, frio y calculador, pero con un gran corazón- ¿qué son todas estas cosas? -pregunta al mirar varios anuncios de universidades sobre el comedor- estuvimos mirándolos con Gabriel anoche, dice que quiere ayudarme a escoger una carrera.

-¿y tú qué quieres estudiar?

-¡Música! -suelto sin pensar y él sonríe- digo pues no música en sí pero algo relacionado... tal vez para ser profesor o algo, he estado en contacto con una cantante que nos vio en la presentación, dice que le gustan mis canciones, tal vez sea compositora en un futuro.

-Eso suena bien ¿Él lo sabe? -se sienta en el sofá y me hace señas para que me siente a su lado, le hago caso y respondo- no se lo he querido decir, tal vez él quiera otra cosa -volvió su mirada a los documentos- qué importa lo que él quiere, un día morirá y tendrás que seguir con ti vida, a él le encantaría que fueras feliz y no que esperes a que él te diga que hacer... ¿por qué crees que te ayuda a buscar qué hacer? El solo quiere asegurarse que cuando no esté tú sigas con tu vida.

-Yo no sé que hacer cuando el ya no esté -suspiré- no puedo... siempre que lo intento termino en un mar de lágrimas... es como si mi mañana estuviera en blanco, no puedo imaginar un futuro sin él ¿lo entiendes? No tengo nadie más por quien vivir... solo es complicado.

-Vive por ti ¿no eres suficiente? -negué con la cabeza, se puso en pie dando me la espalda, tomó un retrato de mi madre- la perdiste a ella y aún estas viva.

-Era una niña, es diferente -subí mis piernas al sofá abrazando mis rodillas- no quiero hablar mas de su muerte... es algo cruel ¿okey? No más por favor.

-Solo una cosa más -dijo girándose hacia mi- pregúntale a tu padre como lo hizo... prométeme que lo harás, ¿vale?

Pasamos todo el día juntos, él siempre está haciéndome reír, algunas veces se parece a Gabriel en algunas cosas como el tono de voz, en como se achinan sus ojitos cuando ríe, son casi de la misma estatura; bueno eso es obvio ya que son mellizos, al final del día paso Rebeca a buscarlo, se ven tan lindos juntos he notado que cuando están juntos Alejandro es mas tierno que con cualquier tora persona, definitivamente le gusta.

Estando sentada en la acera viéndolos partir a lo lejos vi el coche de mi padre acercarse, me puse de pie tan rápido que sentí un leve mareo, saludé a mi padre de un abrazo y entramos juntos a casa, preparamos la cena y no me sentía bien debe ser por la soledad que siento al estar lejos de él.

-¿Qué tienes? -preguntó mi padre al notar que casi no estaba comiendo.

pregúntale a tu padre como lo hizo la voz de Alejo hizo eco en mi mente, pero no creo que haya una fórmula mágica para curar el dolor de la perdida -papá, necesito tu ayuda con algo -centré mi mirada en sus ojos, el asintió- ¿Cómo hiciste para superar la muerte de mamá? -su rostro palideció un poco y vi su manzana de adán moverse cuando tragó fuerte- si no quieres hablar sobre ello lo puedo entender -dejo los cubiertos sobre la mesa y respiro hondo, después habló.

-No lo he superado aún -me sorprendí, no es algo que esperaba escuchar- cuando tu madre falleció te dejé en la casa de mis padres, no podía verte a los ojos porque era como mirar los suyos, tu olor, tus manitas suaves me la recordaban todo el tiempo, creí volverme loco -tomó un sorbo de jugo- un día mi padre me llamó y me habló seriamente, me dijo que debía afrontar las cosas como una persona madura, que no podía dejarte sola porque tú también estabas sufriendo, que como tu padre debía hacerme responsable de ti, dijo que tu madre no hubiera querido que los dos fuéramos infelices.

Así que me llené de valentía y fui por ti -sonrió- me aferré a ti como quien se aferra a la vida, pero aun así nunca podré superar haber perdido a tu madre, es un vació que con nada se puede llenar, pero aprendes a convivir con ello, pero es muy difícil.

-¿Por eso no querías que estuviera con él? -indagué- quería evitarte ese dolor princesa -dijo cabizbajo, el me conoce tan bien, el me entiende si siento que no quiero vivir después de su partida; sé que después de la muerte de mamá él se perdió en el licor y las drogas, por eso el abuelo lo llamó- Papá -dije en un susurro, el levantó la mirada y yo cubrí mi rostro con mis manos, el se arrodillo junto a mi silla quedando frente a mi y acaricio mis rodillas.

-¿Qué pasa princesa? -me lance a sus brazos y me recosté en su pecho a llorar, el solo acariciaba mi cabello.

-¡No quiero papá! No quiero vivir si el no está -de mi boca salían pequeños jadeos y sollozos- él llegó a cambiar mi vida, fue como si aparecieran nuevas notas musicales, lleno de unos sentimientos mi corazón que ni yo sabía que existían -me separó de su pecho y tomó mi rostro entre sus grandes manos así limpio mis lagrimas con su pulgar, en sus ojos se veía dolor.

-Lo vamos a superar, yo no te dejaré sola ¿entiendes eso? -asentí- eres una niña fuerte y muy valiente, yo sé que vas a poder...

-Tu me tenias a mi para seguir papá, una parte de ella... pero yo... con él se irá todo papá.

-Me tienes a mi -sus ojos encontraron los míos- yo no podría vivir sin ti mi pequeña princesa -con ello me hizo sonreír y así sentí ganas de seguir viviendo, de luchar y perseguir mis sueños, de vivir mi vida.

Hasta que el amor termineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora