Gabriel
Escucharla cantar es uno de los placeres más grandes de mi vida, verla sobre ese escenario me llena de felicidad, saber qué hace lo que le gusta. Al terminar su presentación me encontré con ella en la salida, nos fuimos en el auto de papá a un mirador que descubrí por internet, de camino compré una pizza y refrescos, la velada perfecta para ella.
La luz de la luna iluminaba el sendero mientras caminamos sujetos de la mano en silencio, he descubierto que siempre vamos en silencio por alguna extraña razón, me gustaría meterme en su cabecita y leer sus pensamientos, pero como es imposible me dedico a mirar e intentar descifrar las expresiones de su rostro, justo ahora su cara está tal como un tomate.
-¿Por qué estas nerviosa?
-No lo estoy.
-¿Ah no? -me adelanté para quedar frente a ella y miré directamente a sus ojos, creí que no podría ponerse más roja pero al parecer me equivoqué- no debes estar nerviosa conmigo pequeña -tomé su rostro entre mis manos- no te haré daño.
-Sé que no, pero yo... nunca había vivido algo como esto y...
-Siempre hay una primera vez pequeña -besé su frente- vamos.
Llegamos al punto más alto y podría dar todo lo que tengo en esta vida por tener más momentos como este junto a ella, muy pocas veces sus ojos miran con tal intensidad como lo están haciendo ahora, la luz de la luna refleja en su rostro y su cabello negro hace como una cortina que cubre parte de su rostro, ella es perfecta.
-Llevo toda mi vida viviendo en este lugar y nunca había venido aquí -se giró y me sonrió. Me acerqué a ella, acaricié la parte trasera de su cuello con mi mano y la atraje hacia mí, ella se detuvo muy cerca de mis labios ¿En qué estará pensando? ¿Se habrá arrepentido de estar conmigo? Ella suspiró y juntó nuestros labios, fue un beso lleno de sentimientos, de palabras no dichas, de deseos y anhelos, nos separamos por falta de aire y juntamos nuestras frentes.
-Te amo pequeña -las palabras brotaron de mi boca y no las pude detener ¿no debía decirlo tan rápido? No puedo evitarlo, no estoy como para perder el tiempo guardándome mis sentimientos, ella tomó aire.
-No sé si lo que siento es amor, pero te aseguro que nunca sentí esto por nadie -me abrazó, sentir su calor es demasiado reconfortante, puse mi mentón sobre su cabeza y me dispuse a contarle el motivo por el cual la traje a este lugar.
-Iremos al mar -su cuerpo se tensó en mis brazos, se despegó de mí y me dio una mirada desconcertada, le sonreí- ya está todo preparado, es un regalo para ti, iremos en las vacaciones de mitad de año -sus ojos se iluminaron y pude ver la emoción en ellos, pero luego de unos segundos se apagó.
-No podemos -dijo separándose de mí y negando- es muy peligroso, prometiste que no harías nada arriesgado así yo lo quisiera.
-Sé lo que prometí pequeña, y créeme que ya consulté con el médico, tendremos un polizón pero podemos hacer lo que queramos, bueno no tan explícitamente pero sí -una gran sonrisa se dibujó en su rostro y me abrazo fuertemente.
-¡No me lo creo... voy a conocer el mar!
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Hasta que el amor termine
Teen FictionEmma es una joven con una vida aparentemente normal, que se dedica a sus estudios con devoción, de pocos casi ningún amigo, pero llegara alguien a su vida que descubrirá el secreto que esconde provocándole un sinfín de emociones.