Emma
Hace dos días que Gabriel salió del hospital, y podrá ir al colegio conmigo, he decidido ponerme más linda para él así que le quité una talla a mi camisa y a mi falda, siempre las usé más anchas para que los pervertidos no me vieran, pero ahora quiero que el me vea hermosa, voy a intentar hacerlo feliz todos los días ya que no sé cuándo no estará junto a mí, me alise al cabello y me puse un poco de maquillaje.
Cuando bajé a desayunar mi padre se quedó viéndome, reparando cada detalle.
-¿Algún comentario?
-¿Vas a estudiar o a romper corazones?
-Quiero llenar de alegría el corazón de alguien -dije encogiéndome de hombros- papá, voy a sacar el auto del garaje porque pienso irme en él.
-¿Y eso?
-No quiero ir en bus -dije encogiéndome de hombros- el desayuno está delicioso papá.
Cuando termine de comer me di unos retoques y escuche el timbre sonar, baje corriendo las escaleras para abrir la puesta y ahí está él, con su sonrisa característica que formaba hoyuelos en sus mejillas.
-¿Estas lista pequeña? -asentí, entre corriendo, me despedí de papá y salí corriendo a abrazarlo y lo llene de besos por toda su carita hermosa- creo que eso es un si -dijo entre risas-
-¡Cuídala mocoso! -gritó mi padre desde dentro-
-Se hacerlo sola papá -dije cerrando la puerta- sígueme, te tengo una noticia.
-¿Ah sí?
-Sí -lo guie hasta la entrada del garaje, lo abrí triunfante y vi que me miraba con asombro- desde ahora iremos en mi auto.
-Creí que no te gustaba ir en él.
-Pues tú no tienes auto y no pienso ir contigo en motocicleta -sonrió ladino- así que sube y llévame al colegio -le lancé las llaves-
Él fue quien condujo de camino al colegio, claramente a un límite de velocidad aprobado por mí, íbamos en silencio pero era un silencio bastante cómodo, algunas veces lo miraba de soslayo y se veía muy concentrado en la carretera y sumido en sus pensamientos. Al llegar al colegio todos los que estaban en la entrada se giraron para ver el auto nuevo que llegaba, no podían disimular la sorpresa.
-Creo que tu plan de pasar desapercibida se está yendo al carajo -tenía razón, me bajaría de un lindo auto y luego pasearía por los pasillos de la mano con uno de los chicos más lindos del lugar, me tomé los brazos nerviosamente y al parecer él lo noto porque acaricio mi mano y me dijo-: vamos pequeña -salió del auto, abrió mi puerta y me tomo de la mano-
No me equivoqué, todas las miradas fijas en nosotros, miré a Gabriel y esta iba con una sonrisa como triunfante, se le nota que le encanta ser el centro de atención, me halo del brazo y me acerco a él tomándome de la cintura, luego me besó, ignoré todo a nuestro alrededor, él creó un mundo solo para nosotros dos en ese momento luego me susurró al oído -: me encanta esto que estás haciendo pequeña.
Las clases transcurrieron con normalidad, a la hora del almuerzo nos reunimos con Mikaela y Alejandro que nos esperaban en la cafetería.
-Lindo espectáculo montaron en la entrada -dijo Alejandro.
-A mí me pareció épico -dijo Mikaela con los pulgares arriba- fue como una escena de película romántica, se veían fantásticos.
-No los alientes a eso -le dijo Alejandro con desagrado- no quiero verlos besuqueándose por todo el colegio, es asqueroso.
Gabriel y yo solo los mirábamos con diversión mientras discutían por tonterías, Alejandro no es malo como yo creía de hecho se ve adorable discutiendo con mi mejor amiga. Así transcurrió nuestro día hasta que terminaron las clases, cuando íbamos a casa decidí romper el silencio.
-¿No te gustaría ir al mar?
-¿Al mar?
-Si es que... no conozco el mar -lo mire de soslayo pero su mirada estaba fija en la carretera... ¿qué pasará por su mente?- suena ridículo ¿verdad? -dije volviendo mi mirada hacia mis manos.
-Nada de eso pequeña ¿por qué no has ido nunca? O sea, estuvimos cerca de la playa ¿eso no cuenta?
-¡Claro que no cuenta! No sé que se siente tener la arena entre tus dedos con los pies descalzos, o a que sabe el agua del mar ¿de verdad es tan salada?... leí una vez que hay un mar que el agua es tan salada que puedes caminar sobre ella sin hundirte...
-El mar muerto... está muy lejos pequeña.
-No quiero ir a ese -me hundí en mi silla- solo quiero ir al mar.
-Aun no respondes mí pregunta -¿acaso no se le olvida nada?-
-Iba a ir cuando pequeña pero mi madre enfermó, luego mi padre no quiso ir y pues termine sin conocer el mar.
-Según tu conocer es sentir ¿no es así? -asentí- entonces aun no me has conocido del todo preciosa -sonrió ladino y yo no pude evitar sonrojarme-
-No me gusta la dirección que tomó esta conversación -luego solo escuche una carajada de su parte.
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Hasta que el amor termine
Teen FictionEmma es una joven con una vida aparentemente normal, que se dedica a sus estudios con devoción, de pocos casi ningún amigo, pero llegara alguien a su vida que descubrirá el secreto que esconde provocándole un sinfín de emociones.