XXVIII

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Gabriel

La conversación de ayer con Emma me dejó pensativo, justo ahora voy de camino al consultorio del médico que me trata, quiero ver que tantas posibilidades hay de viajar al mar con Emma, se acercan las vacaciones de mitad de año y pienso aprovechar el tiempo lo más que pueda.

La sala de espera es tan fría como siempre, no es lo más cómodo del mundo porque sabes que hay personas a las que le darán un diagnóstico nada agradable, a otras les dirán que alguien falleció, madres pierden sus bebés, todo eso aprendes cuando pasas tanto tiempo en los hospitales, al fin escucho a la enfermera decir mi nombre y me ayuda a escapar de esos pensamientos tan horribles que pasan por mi cabeza.

-Buenos días, Gabo ¿qué te trae por aquí? ¿alguna molestia?

-Buenos días, tío ninguna por ahora.

-Me alegra escuchar eso, la última vez no estuvo nada bonito -suspiré-

-Y dímelo a mí -reí- pero bueno el pasado no es de lo que quiero hablar ahora, quiero hacer un viaje, uno al mar y quiero saber en qué condiciones puedo hacerlo -mi tío frunció el ceño- yo sé que debo cuidarme así que haré todo lo que sea necesario.

-¿Un viaje a dónde?

-A una costa cercana.

-¿Tus padres están de acuerdo con esto? -probablemente no me digo para mis adentros y suspiro-

-Ellos no lo saben aún, pensé en primero consultarlo contigo para...

-No puedes, para mi es un no definitivo -dijo levantándose de la silla y dirigiéndose a la única ventana del consultorio que da directo a la calle, el sol brilla fuerte afuera.

-Pero tío serán solo unos días, máximo tres -respondí también poniéndome de pie- en este momento estoy estable, solo será un pequeño viaje por favor.

-¿Un pequeño viaje? ¿perderás todo lo que has avanzado este tiempo por un pequeño viaje? En ese "pequeño viaje" que mencionas hay aire de avión que molestaría tus pulmones, sin contar que todos los equipos que te mantiene con vida tendrían que quedarse, piensa un poco en las consecuencias ¡piensa en tus padres!

-Siempre pienso en ellos tío, no hay día en que no lo haga, pero ellos solo me mantienen vivo ¿sabes? -me acomodé en mi silla- qué sentido tiene levantarse todas las mañanas, hacer el tratamiento, ir al colegio, volver, comer e ir a dormir sabiendo que al otro día será igual y luego el siguiente día y así sucesivamente, esto no es vivir tío, es solo sobrevivir -suspiré- sabemos que no me queda mucho tiempo -su ceño se frunció levemente- quiero vivir el tiempo que me queda, no quiero estar más encerrado en casa, quiero disfrutar un poco, creo que mis padres lo entenderán ¿puedes hacerlo tú por favor?

-¿Cuándo piensas hacer el viaje? -mi corazón dio un brinco de alegría.

-En unas tres semanas cuando estemos en vacaciones -se frotó la barbilla con su índice y pulgar.

-Daré mi aprobación sólo si hasta ese momento no hay inconvenientes, si una persona que conozca el caso va contigo y si llevas todos tus equipos contigo, si no será todo en contra de mi voluntad y supongo que tus padres no lo aprobarían.

Tengo el sí del médico ahora viene lo más difícil, el de mi familia. Cuando llegué a casa estaba totalmente vacía la sala, me dirigí al cuarto de mamá y ahí estaba ella leyendo una revista de esas de moda que tanto le gustan, me senté a su lado en la cama acaricié su mano y suspiré.

-¿Te pasa algo cariño? –me conoce tan bien, gira su cuerpo hacia mí y toma mi mano- ¿peleaste con Emma? -negué con la cabeza- entonces habla cariño que no soy adivina.

-Vengo a pedirte permiso para algo...

-¡Vaya! ¿qué ha hecho el amor contigo cariño? ¿Mi hijo de diecinueve años pidiéndome permiso para algo? -sonreí.

-Es serio mamá.

-Pues adelante...

- Quiero ir al mar con Emma -su expresión cambió por completo, se paró de la cama rápidamente y empezó a negar con la cabeza- madre cálmate.

-¡No Gabriel! ¡Ni pienses que permitiré eso!

-Madre...

-¡Madre nada Gabriel! no apruebo eso, es demasiado peligroso para ti, no quiero que te pase nada, en un viaje así no estarás seguro y tú... -empezó a hiperventilar, la tomé de los hombros intentando calmarla- ¡No lo acepto Gabriel entiende!

-¿Por qué no madre?

-No es bueno para tu salud

-Hable con mi tío, él lo aprobó sólo tengo que estar estable, llevar un acompañante y los equipos del tratamiento, yo tengo ahorros y podría pagarlos madre.

-¡Dije que no Gabriel, y voy a cambiarte de médico por uno mejor, no acepto alguien que cumpla tus caprichos de adolescente!

-Madre tienes que calmarte...

-Es un no Gabriel ¡entiende! -dijo apuntándome con su índice- si te pasa algo me muero ¿sabes eso? -siempre es lo mismo, chantajeándome con su vida y estoy harto de eso.

-¡Basta madre! -se quedó perpleja- no puedes ser tan egoísta ¿Cómo puedes decirme eso sabiendo que tienes otro hijo? ¿morir por mi culpa? ¿sabes lo que es vivir a diario con eso? Creyendo que si muero caerás en depresión y te dejaras morir, eso es... es ¡horrible! Ya no quiero vivir así madre -tomé su mejilla y vi que sus ojos se llenaban de lágrimas- quiero vivir por mi lo último que me queda de vida.

>>que cuando llegue el día de mi partida pueda irme tranquilo sabiendo que estarás bien, que cuidaras de papá, de Alejo y de mi querida Emma; madre todo este tiempo he hecho lo que quieres por verte feliz, pero no lo he sido yo mamá y la vida me dio otra oportunidad y no quiero desaprovecharla, no encerrado en una habitación esperando mi muerte -sé que estoy siendo duro pero es la verdad, y esta no siempre es dulce- por favor madre...

-Estoy totalmente de acuerdo -se escuchó la voz de Alejo retumbar por toda la habitación- si es necesario iré con él, nunca he estado de acuerdo en que lo traten como la rosa de la bella y la bestia -que analogía más extraña- te apoyo hermano, aun si quieres ir por chicas fáciles y alcohol por mí no hay problema -mi madre lo miró severamente- sé que no lo harás pero igual te apoyo -me guiñó el ojo, mi madre se sentó en la cama y posó su rostro sobre las palmas de sus manos.

-Eres mi bebé -dijo en un susurro mientras lloraba- no quiero que te pase nada.

-No es un bebé Greta -siempre se dirige a mi madre por su nombre- es un hombre que ya debe tomar sus propias decisiones y pues si simplemente quiere ir a la playa a broncearse el trasero pues que vaya, no es como si fuera ir a consumir droga en un andén ¿Qué podría pasarle si yo lo estoy cuidando?

-Eres un idiota Alejandro -le espetó mamá- ¿solo será un corto viaje verdad? -dijo dirigiéndose a mí y asentí- entonces ve, pero déjame arreglarlo todo ¿sí? -volví a asentir.

Cuando salimos del cuarto de mamá sentí la mano de Alejandro en mi hombro -no tienes que agradecer hermanito, solo me alegra que al fin te hayas puesto los pantalones y tomes las riendas de tu vida- me fijé en su mirada y sus ojos estaban rojos al igual que su nariz... había estado llorando.

Hasta que el amor termineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora