MYSDALE HILL, CANADÁ 2019Me sentía desprotegida desde que habíamos cruzado la carretera. Era una tontería como una simple limitación imaginaria podría hacerte sentir como en casa, o como en ese momento, todo lo contrario.
El bosque era más frondoso en el terreno de los lobos. Me recordaba a las mil y unas pesadillas que había tenido. Todos los árboles parecían iguales y hacía bastante tiempo que me encontraba perdida.
Si tuviera que volver sola a casa no sabría, ya no captaba ni nuestro olor en aquella parte del bosque.
Solo olía a perro y les oía aullar cada poco tiempo a pesar de que hubiera un sol abrasador en el cielo. Necesitaba ponerme a la sombra.Sabían que estábamos allí, sin embargo no nos atacaron en ningún momento cuando era obvio que podrían hacerlo. Eso me dio un poco de tranquilidad.
Raven llevaba todo el tiempo quejándose en Alemán, como hacía siempre, nunca solía prestar atención a lo que decía, pero cuando lo hacía, llegaba a entender lo que soltaba.
El no sabía que yo entendía más o menos el idioma, tampoco quise contárselo nunca.Quizás debí hacerlo hace mucho tiempo, antes de saber que hablaba consigo mismo en alto sobre sus preocupaciones. Si no fuera porque entendía alemán, no me hubiera enterado ni de la mitad de las cosas que inundaban su cabeza.
Me interpuse en su intimidad, pero es que siempre quise saber porque era tan gruñón y mientras no supiera que yo entendía la mayoría de las cosas, todo estaría bien.El pequeño poblado rodeado de arboleda se hizo presente a nuestros ojos, pero no pudimos poner un pie sobre las baldosas que conducían a la plaza principal, pues dos lobos se acercaban a nosotros moviendo sus cuatro patas al son.
—Dudan de nosotros, por eso usan su forma animal —informó Elisabeth tranquilamente al ver la cara aterrada de Declan, el cual estaba detrás de Cassandre como un perro a la vera de un amo.
Ninguno parecía estar inquieto con esa situación además de Declan, mientras que yo no podía parar de morder la carne de mis nudillos como hacía siempre que estaba nerviosa. Madre estaría revolviéndose en su tumba si supiera que lo seguia haciendo.
El lobo de pelo cobrizo y ojos azufre nos olfateó desde unos tres metros de distancia y después aulló.
Estaba harta de oír aullidos.Segundos después los que antes eran inmensos lobos que llegaban a más de metro y medio de altura, se convirtieron en dos muchachas menudas y completamente desnudas frente a nosotros.
Por inercia golpeé con el codo las costillas de Raven. Las miraba embobado y muy descaradamente.—¿Qué haces? — bufó empujando mi brazo de una forma brusca.
— Se te va a caer la mandíbula, madura por favor.
Me crucé de brazos intentando susurrar.
— ¿Me estás hablando tú de madurar?
Le miré de reojo con mala cara. No podía creer que siguiera enfadado conmigo.
—¡Oh! Si me hablas y todo. Qué sorpresa.
— Os podéis callar ya — dijo Aleksei frotándose las sienes con ambos dedos índices — No os aguanto.
— Perdonarnos por habernos presentado de esta forma —se intentó excusar una de las chicas — Os llevamos oliendo desde hacía varios kilómetros y en la forma animal podemos captar mejor los olores. No estábamos seguros de si erais una amenaza.
—Necesitamos hablar con vuestro alfa — comunicó Cassandre — Sabéis que si no fuera de vital importancia no estaríamos aquí. Respetamos el acuerdo de territorios.
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ÉXTASIS I
Teen FictionMuchas veces en la vida uno cree tener algún tipo de condena en las espaldas. Quizás intensos cargos de conciencia en donde no podemos volver atrás y solucionar lo ocurrido. A todos nos persigue nuestro pasado, y todos siempre hemos querido cambiar...