Aún era de noche cuando abrí los ojos. No me molesté en mirarme al espejo, sabría que estos estarían completamente rojizos a causa del hambre y esperaba que no pasara de ahí. Las venas de al rededor de mis ojos iban a empezar a notarse en cualquier momento. Las encías me dolían como si mil agujas se clavaran en ellas constantemente y de vez en cuando se me nublaba la vista.No había dormido ni cinco horas, mi hambre no se podía controlar más. Parecía que habían pasado años desde que me había alimentado por última vez en ese estupido bar aquelarre de brujos.
Cassandre no había dejado de ir.
Empezaba a pensar que Oliver era algo así como su terapeuta personal.Hacia solo unas horas desde que Raven se fue de mal humor de la tienda cargando con las bolsas de cartón que Declan se había asegurado de llenar con sus antojos a pesar de mis quejas.
Él abrió los ojos más tarde, cuando el sol ya asomaba entre las copas de los árboles y Declan a su lado en el suelo, parecía estar completamente muerto mientras dormía.
No recordaba a penas el principio de la película que Declan nos obligó a ver. Seguramente caí rendida a los pocos minutos de que empezara.
Antes de que Raven se levantara me di prisa en ir al baño para ducharme, me gustaba ser la primera en hacerlo.
A pesar de que normalmente el agua helada cayendo sobre mis hombros era capaz de relajarme, esa mañana no funcionó. Y solo consiguió que mis músculos se tensaran más, provocándome una molestia más allá de solo físicamente.
Estaba harta de que mis encías dolieran, quería ese líquido rojo deslizándose entre mis labios. No podía parar de pensar en esa imagen cada vez que cerraba los ojos al poner la cabeza bajo el agua.
— ¿Te has ahogado? — preguntó Raven cerrando la puerta tras de sí.
Lo oí levantar la tapa del bater y pocos segundos después como un líquido caía sobre el agua de este.
—Desgraciadamente no — dije cerrando la llave del agua y cogiendo la toalla para envolverme.
Salí del cubículo bostezando y recibí una mirada de sorpresa de parte de Raven, el cual esperaba a que saliera sentado en el bater, dispuesto a relevarme el puesto dentro de la ducha.— No tienes muy buena cara— comentó quitándose la camiseta blanca de algodón.
—Creo que hoy voy a estar comiendo las hamburguesas de la cafetería durante todo el día— dije mordiendo los nudillos de mi mano derecha, intentando quitarme los nervios — Intentaré a toda costa no arrancarle la cabeza al capitán del equipo de fútbol. Aunque ganas me sobran.
Debía controlarme o haría una masacre en el instituto.
— Coge una de las bolsas de repuesto del arcón del sótano — me sugirió — Para que al menos no te vean la cara de sádica que se te pone de vez en cuando.
Me reí con sarcasmo alzándole el dedo corazón.
Mis pies se movían con rapidez por las baldosas moteadas de la cafetería.
Era la tercera vez que hacía ese recorrido en las ultimas cuatro horas.
Amber se sorprendió al verme comer tanto, seguramente pensaría que tenía la regla o por lo menos esa fue la excusa que Declan le dió por mi cuando salí corriendo al oler su sangre antes del almuerzo.
Dos segundos más en su compañía y mis ojos me hubieran delatado, me estaba costando demasiado mantener la calma.La cocinera que se encargaba de repartir y vender la comida se reía cada vez que acudía, pero sabía que en el fondo estaría pensando en lo raro que me estaba comportando esa mañana. Yo solo intentaba darme toda la prisa posible para no concentrarme en el sonido de su sangre corriendo por todo el sistema nervioso.
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ÉXTASIS I
Fiksi RemajaMuchas veces en la vida uno cree tener algún tipo de condena en las espaldas. Quizás intensos cargos de conciencia en donde no podemos volver atrás y solucionar lo ocurrido. A todos nos persigue nuestro pasado, y todos siempre hemos querido cambiar...