11. Secretos.

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MYSDALE HILL, CANADÁ 2019

— Tenemos asuntos más importantes a tratar que unos cachorros yendo al instituto — dijo Alexei con los brazos cruzados sobre su pecho, estaba apoyado sobre la encimera de la cocina.

Llevé el tenedor a mi boca con los ojos fijos en el plato lleno de comida que compartía con Declan.
Quizás no había sido una buena idea contarles lo de los lobos en el instituto nada más llegar.

—Seguramente la mayoría de ellos se han convertido por primera vez al llegar a la reserva. Cuando emigran tienden a transformarse ¿No? — le preguntó Cassandre a su hermana — No son un peligro.

— Yo no estaría tan convencido de eso — refunfuñó Alexei.

—¿Cuando aún no se han transformado nos pueden distinguir? — preguntó Raven.

Elisabeth negó en dirección al pirata.

— Antes de que un licántropo se convierta no tiene ningún sentido amplificado, son lobos igualmente, pero ni vosotros podríais reconocerlos a ellos, ni ellos a vosotros — explicó — Aunque si es verdad todo lo de que les han estado persiguiendo... no tardarán en pasar su primera transformación. Tienen que presenciar una muerte para poder completar la transición.

— Está la opción de que algunos se hayan transformado y otros no — Aleksei se encogió de hombros — Pero no tiene importancia mientras no os metáis en problemas. Mantened las distancias. No os acerquéis a ellos.

Tampoco pensaba hacerlo.

Me era indiferente la existencia de los licántropos pero por culpa de ser vampiro los encontraba un tanto repulsivos. Su olor, sus miradas...Elisabeth decía que eran totalmente mansos pero yo me dejaba guiar más por las historias macabras que Alexei me había contado años antes y aún recordaba.

—Supongo qué querréis saber lo que pasó en la reserva después de vuestra dramática huída — dijo Alexei después de un rato en completo silencio, tenía una expresión neutra a la vez que metía algunos platos en el lavavajillas. A madre ese trasto le habría ahorrado muchas criadas.

Raven se encogió de hombros mostrándole desinterés.

— La verdad es que no me interesa. ¿Tenemos sangre en el arcón?

Aunque su fin estuviera cerca y los demás lo supieran, seguiría actuando como si todo le diese completamente igual.

— Estoy cansado de tus gilipolleces. ¿Porqué te empeñas en tener esa actitud?

Alexei bufó después de hablar mirando al pirata e instantáneamente Cass rodó los ojos y se fue de la cocina junto a Declan.

— La tuya no es que sea mucho mejor — respondió sin siquiera mirarlo. Raven y Alex nunca se habían llevado del todo bien — Yo no tengo la culpa de que Cassandre no te haga ni puto caso.

No venía a cuento, pero Raven lo soltó. Cuando intentaba ponerse a la defensiva siempre lo hacía. Le gustaba utilizar el punto débil de la gente en su contra.

El ruso soltó una gran carcajada inesperada por lo que había dicho, y pensé que en ese mismo instante, cuando se acercó a él y susurró algo en su oído que no pude percibir bien, que le partiría los huesos de un momento a otro por ser tan directo.
Pero no fue así, Raven agachó la cabeza mirándome de soslayo y abandonó la habitación en menos de un minuto golpeando sin querer la silla donde yo estaba sentada con su cadera.

¿Que le había dicho Alexei para que se retractara de esa forma?

Raven era como un escudo personificado. Oía lo que quería oír y veía lo que quería ver, nada más allá de lo que él quisiera lo traspasaba. Por eso las cosas nunca solían afectarle.
Me había sorprendido que esa pequeña discusión no hubiera acabado como siempre: puñetazos, huesos rotos, algún que otro tenedor clavado en el ojo de alguien...

ÉXTASIS IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora