— Prologo —
La habitación de Sehyoon estaba en la segunda planta, subiendo por las gradas principales, tomando el pasillo, la tercera puerta a la derecha. Tenía una preciosa vista de la calle, y un gran árbol muy cliché cercano a su ventana; era su mayor bendición, porque podía escabullirse por allí cuando se hartaba de estar bajo llave, cuando su padre lo dejaba allí por días enteros sin hacer nada, sin dirigirle siquiera la palabra. Extrañaba que no le hubiese puesto barrotes para evitar sus escapadas. Una risita ahogada inundó la habitación de repente.
—¡Me encantas! —El chico rubio jadeó levemente debajo de él, fue más un suspiro profundo mientras ambos se miraban a los ojos. Regresaron de la secundaria hace apenas quince minutos, lo primero que hicieron fue comerse a besos y desarreglar un poco el impecable orden de su uniforme de élite. ByeongKwan metió las manos debajo de la camisa de su novio para comenzar a levantarla, pero Sehyoon lo detuvo de inmediato bajándola. Eso hizo que el rubio arrugara el entrecejo, pero el pelinegro sonrió y le miró fijamente, como queriendo memorizar esos ojos miel y esos labios esponjosos que había aprendido a amar, en secreto, su mayor y más preciado secreto— ¿Por qué me ves así? quiero más besos, el examen de hoy estuvo demasiado difícil, me merezco más besos.
—Te amo Kwanie. —Susurró el pelinegro inclinándose a besarle los labios; un beso lento, apasionado, disfrutando por completo la humedad de la boca contraria; su lengua repasó cada centímetro, sin ninguna prisa—
—Yo también te amo, Sehnie, demasiado. —Sonrió cuanto el beso terminó; se mordió el labio inferior— ¿Puedo quedarme a dormir esta vez?
—No lo sé. —Sonrió robándole otro beso, esta vez más pequeño— Mi padre, es muy impredecible, no quiero que estés aquí cuando venga.
—¿Por qué no? —Preguntó preocupado, moviéndose en la cama para sentarse, haciendo que él lo imite—. ¿Crees que no le agrade? Es decir, sé que no quieres que nadie sepa de tu preferencia sexual, pero, no puedo venir y quedarme como amigo.
—Kwanie. —Se sentó en la cama mirándole de una manera indescifrable. El rubio no entendió, y el silencio le hizo comprender menos—
—¿Estaría mal? —Le tomó la barbilla— Quiero, egoístamente, pasar más tiempo contigo, no quiero conformarme solo con el tiempo a escondidas, al menos aquí en tu habitación, podemos besarnos sin que nadie nos descubra.
—Sí, lo sé. —Asintió angustiado, se revolvió los cabellos— Es que hay algo que no te he dicho.
—¿A qué te refieres? —Se sintió preocupado de repente— ¿Es sobre nosotros? No estás terminándome verdad, por favor dime que no es eso.
—¿Qué? No. —Sonrió tan hermosamente, que para ByeongKwan pareció que todo alrededor desapareció, y solo el quedó presente— Acabo de decirte que te amo, ¿por qué querría romper con alguien tan lindo cómo tú?
—¡Entonces no me asustes así! —Replicó inclinándose para apoyar su cabeza en su hombro— Mi corazón se detuvo unos segundos, eres un bobo, tienes que compensarme.
—Te daré todos los besos que quieras. —Se echó a reír divertido, él levantó el rostro y le sonrió. Se dieron un rápido beso— Ahora, quiero que me prestes atención, Kwanie.
—Es lo justo. —Sonrió—
—Mira, lo que sucede es que....
En ese momento la puerta principal es abierta con furia, ambos pegaron un brinco de la sorpresa, los gritos desmedidos de un hombre se dejaron escuchar desde abajo, y como azotaba la puerta para cerrarla.
—¡Maldito Sehyoon! —Gritó—
—¿Tu padre? ¿Está molesto por algo? —El pelinegro sintió el miedo en la voz de su hermoso rubio, le miró con tristeza, tal vez debió haberle contado desde un inicio— Debo presentarme, supongo que llegó el día, arreglaré mi uniforme. —Se levantó abrochándose los botones—
—Préstame atención, Kwanie. —El pelinegro le tomó de los hombros, obligándolo a verlo— Necesito que te escondas en el baño.
—¿Por qué? —Interrogó confuso— ¿Se va a enojar con mi presencia?
—Por favor. —Sehyoon tomó la mochila y le agarró su mano, lo llevó al baño, lo sentó en el inodoro y se arrodilló a su par. ByeongKwan pudo notar como su novio había comenzado a sudar y su mirada preocupada aparecía en esas hermosas pupilas— Te lo suplico, quédate aquí. Sea lo que sea que escuches no salgas, yo... —Le vio morderse el labio inferior, como queriendo contener las ganas de llorar; tomó el celular de dentro de la mochila— Solo, ponte los audífonos.
—Sehyoon...
—No escuches. —Interrumpió, mientras se levantaba y lo abrazaba con mucha fuerza, como si no quisiera soltarse del agarre— No mires, no hables, no hagas ningún ruido cariño, acabará pronto. Te lo prometo. —La puerta de su habitación fue golpeada con fuerza, logrando que ambos se asusten—
—¡Ábreme la maldita puerta! ¿Qué te he dicho de echar llave?
—¡Ya voy!
—Escapemos por la ventana. —Suplicó el rubio que había comenzado a llorar—
—No puedo. —Le besó rápidamente la boca— Te amo, siento haberte arrastrado a esto, solo, escucha música lo más alto que puedas.
Le guiñó un ojo y salió del baño, cerrando la puerta. ByeongKwan se quedó allí en silencio, su cuerpo temblaba, ante la anticipación de lo que vendría, con manos temblorosas rebuscó sus audífonos, para poner algo de música, tal vez el padre de Sehyoon le iba a insultar de manera nada agradable, ¿por qué solo sería eso, no? Los padres no deben hacerles daño a sus hijos. Ese último pensamiento atravesó su mente, cuando escuchó la puerta ser abierta, y como un golpe seco seguido de una caída inundaba sus sentidos, y en ese momento su cuerpo se paralizó, con los auriculares en la mano.
En cuanto abrió la puerta, recibió un puñetazo directo que le tiró al suelo, ni siquiera pudo asimilar el primer golpe, cuando ese hombre se le tiró encima y comenzó a golpear sin piedad su rostro. Se mordió la lengua varias veces y de sus labios brotaban pequeñas líneas de sangre, comenzó a ver borroso con un ojo y las costillas le dolían, producto de una paliza anterior, a pesar de meter sus manos y en pensar en ByeongKwan encerrado en el baño, el dolor estaba allí presente, en cada golpe, en cada palabra hiriente, se sentía mal, quería llorar.
—¡No sirves para nada! —Se levantó para comenzar a patearlo con fuerza— ¡Te dije que debías tener un record perfecto en la escuela! ¿Dónde dejaras mi reputación si mi hijo es un flojo? No sé por qué espero algo de tu miserable trasero, y lo único que me das son problemas. ¡Reprobaste química y tienes cuatro materias bajas!
—L—lo siento. —Chilló en dolor cuando recibió una patada en las costillas— Estuve enfermo.
—¡Eres una mierda! Igual que tu madre. —Se sentó en la cama, cuando se cansó de dar golpes— ¡Maldito el día en que te engendré! Si no fuera un delito asesinar, ya estarías bajo tierra.
—Me esforzare... —Balbuceó a penas—
—Iré a ver las noticias, no quiero ningún ruido de tu parte, ve a dormir, y mañana te vas temprano a clases.
El hombre se levantó de la cama, le miró una última vez y comenzó a salir, escuchó como le echó llave por fuera a la puerta. Pronto bajaba las gradas y la televisión de la sala se encendía. Sehyoon se sentó con dificultad, le dolía absolutamente todo, estaba avergonzado, debió decirle a ByeongKwan que saliera por el árbol, ahora como podía verle a los ojos. Escuchó la puerta del baño abrirse, pero él estaba tan avergonzado que no pudo decir nada, cubrió sus ojos y se echó a llorar, el rubio se sentó a su lado, llorando de igual manera, tapó su propia boca para acallar cualquier sonido, le abrazó haciendo que el pelinegro recostara su cabeza en su pecho, y repartió besos en su cabello, mientras ambos se desahogaban.
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Hola.
Descubrí a A.C.E hace apenas unos dos meses, y me he enamorado de todos, pero principalmente de este Ship.
*Deja tu estrellita son gratis y a mí me haría muy feliz*

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Side Effect ☆
Science FictionByeongKwan debía mantener en secreto su relación con Sehyoon, pero lo que no sabe es que su novio tiene demasiadas cosas que ocultar. || Junhee y Donghun se aman, pero un secreto les separará. || Yuchan está irreparablemente roto, ¿como podría amar...