Side Effect ☆

(1/2) DJ: ¡Me gustas Hunnie!

—Diálogos

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//PASADO

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Junhee estacionó su vehículo frente a la residencia de los Lee. Revisó su cabello en el espejo retrovisor para ver si todo estaba en su lugar, pasaría toda la tarde con Donghun y no podía estar más emocionado, llevaba enamorado de ese castaño desde hacía dos meses, y le resultaba muy emocionante ese hecho, apagó el motor y tomó su celular para avisarle a su amigo que había llegado, antes de que pudiese marcar, escuchó la puerta principal abriéndose de golpe, y como Donghun salía corriendo a toda prisa y a su padre siguiéndole detrás.

—¡ARRANCA MALDITA SEA! —Gritó Donghun a todo pulmón.

—Carajo. —Dijo dándole vuelta a la llave.

—¡Ven acá Donghun! —Le gritó el señor Lee intentado darle alcance al jovencito.

Donghun se metió por la ventanilla del auto a toda prisa y el pelinegro aceleró el vehículo escapando del lugar, mientras el castaño tenía un ataque de risa y terminaba de meterse en el auto, Junhee miraba por el espejo retrovisor como el señor Lee lanzaba improperios a los dos. Resopló indignado mirando de mala manera al chico sentado a su lado que se colocaba el cinturón sin dejar de reírse.

—Carajo Hunnie, ¿Qué pasó allá atrás?

—Es que no me dieron permiso de salir. —Dijo con una risa.

—Joder. —Le pegó en el hombro.

—Auch, eso ha dolido. —Dijo quejándose mientras pasaba la mano sobre el golpe.

—¿Por qué me haces esto? tu padre ya no me va a dejar salir contigo, ¿si entiendes eso?

—Vamos, no es para tanto.

—Fuck, Hunnie. —Después de un rato, se orilló en la calle y apagó el motor—, sabes que odio que salgas sin permiso, tu padre piensa que soy una mala influencia para ti.

—¿Estás enojado?

—... —Junhee no respondió se giró a ver por su ventanilla, realmente lo estaba.

—Vamos, no te enojes. —Comentó riendo aún—, es que ya sabes cómo es de intenso, nunca me deja salir.

—Sí, pero ahora ni siquiera me va a permitir ir a cenar a tu casa.

—Mírame Junhee.

—No.

—Vamos, no te puedes enojar con tu amigo favorito.

—Eres un tarado. —Resopló, se giró a mirarle—, no hagas eso, me dolería que él nos prohíba siquiera mirarnos.

—Sí, sí. —Asintió—, prometo no volver a hacerlo, no te enojes, eres un amigo divertido.

—Bueno, confiaré en tu palabra. —Volvió a encender el auto y a ponerse en marcha—, tú y Sehyoon van a matarme un día de estos.

—Entonces... —Dijo despreocupado el castaño— Tengo alguna oportunidad con él.

—¿Con Sehyoon? —Le vio arrugar el entrecejo, y apretar los nudillos sobre el volante—, no tienes oportunidad allí Donghun.

—¿Por qué no? —Bajó el espejo y se miró—, no creo estar tan mal, ¿o sí?

—A Sehyoon no le van los hombres.

—Lastima tiene una cara hermosa.

—¡Claro que la tiene! —Soltó con sorna—. Por eso es que todo el mundo le lleva tanta hambre...