Preparación

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Carolina intentó calmar su respiración. No entendía lo que había pasado. Recorrió la sala oscura de su casa, a grandes pasos, por lo que tenía que devolverse cada seis pasos y volver a cruzar el mismo tramo. Desde el interior de la habitación de su mamá escuchó el televisor con volumen bajo, su mamá debía estar dormida si no se había dado cuenta de su travesía por la sala.

Vio su celular, lo último que había leído había sido: "Extrañaba a su madre, a la que todos aclamaban, a la que todos conocían, la gran Margaret Dawson. James se giró en la cama y quedó de medio lado." No había leído nada después de eso. Cuando leyó temerosamente lo que había después de eso, se dio cuenta de que era exactamente lo que había pasado, lo que había experimentado. Ella vio a James, tocó su mejilla y limpió su lágrima. Él intentó retenerla para que no se fuera.

Volvió a su habitación y abrió con cautela. Era su habitación, normal y común. Carolina suspiró de nuevo, encendió la luz. Vio de nuevo el final del capítulo, esas habían sido exactamente las palabras que habían intercambiado, eran sus acciones.

— Es mi imaginación — se dijo, en voz alta.

Dejó el celular en la cama y vio su muñeca. Estaba roja e irritada. Se miró la otra muñeca para compararlas. Fue cuando se dio cuenta de que no tenía la manilla que Johan le había regalado en la tarde. La había perdido. Se movió por la habitación, buscando su manilla negra con la pepida roja. Se rindió después de poner patas arriba su habitación. Como no había bloqueado el celular, la pantalla todavía brillaba con las últimas palabras del capítulo "Hoyo en Uno" de Ineffabble Vengeance. Pensó que era un brillo diabólico el de la pantalla. Quería leer, no ganaba nada mintiendo, de verdad quería leer, pero le daba miedo lo que había pasado.

Carolina dio vueltas en su habitación, temerosa siquiera de volver a tocar el celular. Respiró una y otra vez, intentando calmarse. Quería comprender lo que estaba sucediendo. Tenía que hacerlo o iba a enloquecer de verdad, o morir. Eso era una exageración, pero la situación era exagerada.

Miró su celular, tenía la pantalla brillante todavía, puso sus brazos en jarras, defensivamente. Se planteó tres escenarios: había estado soñando, estaba enloqueciendo o todo había sucedido realmente. De las tres opciones la mejor era la del sueño. Ella podría haber soñado todo después de leer el capítulo y había olvidado en cuanto se durmió; además, la manilla apretó su muñeca mientras dormía, de algún modo la rompió y por eso no la encontraba. La segunda opción era terrible, pero podía ir a un psicólogo, disminuir sus lecturas, podía pedir ayuda. ¿Pero qué pasaba si era la tercera opción? ¿Qué pasaba si en realidad ella había entrado al libro? No era posible. Negó con la cabeza.

Decidió ver los comentarios del capítulo, para saber qué pensaban los otros lectores de lo que estaba pasando. Sin embargo, no había ni un solo comentario en los últimos párrafos. Los párrafos anteriores tenían miles de comentarios, pero desde que aparecía la "chica de cabello negro" (o sea ella) no había ningún comentario. ¿Era un capítulo recién añadido? Ahora que lo pensaba, la autora no había puesto ninguna nota en lo corrido del libro y eso que a los autores en Wattpad a veces les gustaba dejar notas largas, o al menos unas pequeñas, saludos, dedicatorias, gracias. La historia tenía millones de vistas, millones de votos, pero la autora todavía no había agradecido ni se había pronunciado.

Le dio en el menú de los capítulos. Solo habían dos capítulos más publicados. El siguiente tenía por título "DavidSon". Tragó. Si leía eso y volvía al interior de la historia, le daría un ataque de nervios. Dejó el celular lejos de ella, cargando la batería, se puso su pijama, se desmaquilló y fue a dormir. Era lo mejor, tenía que descansar, no había dormido bien las noches anteriores, su mente estaba cansada y confundida.

Carolina despertó el domingo a las diez de la mañana. Bostezó y se estiró. Tenía hambre, eso era lo que la había despertado. También que su vejiga estaba llena y a punto de estallar. Corrió al baño y se sintió tan aliviada que pensó que probablemente algo así debía sentirse tener el cartón de la universidad por fin. Ella había salido un año antes del colegio así que ya había cursado cinco semestres de medicina, en el próximo empezaría a ir a los hospitales a observar y en el siguiente empezaría prácticas si sus notas seguían siendo tan altas. Se miró en el espejo. Era muy joven, saldría muy joven de la universidad y nadie la tomaría en serio.

Salió del baño rascándose la cabeza. Había dormido por lo menos diez horas y seguía teniendo sueño. Su hermano estaba en la sala, sentado en el suelo, viendo una película matinal, en pijama, comiendo cereales. Su mamá estaba en la cocina, picando fruta. Le echó encima algo de yogurt y se la pasó a Carolina.

— Desayuna.

— Sí — bostezó de nuevo.

Carolina vio sus muñecas cuando tomó el tenedor al empezar a comer. Su muñeca todavía tenía una leve marca roja, allí donde supuestamente la había presionado James. Terminó su fruta con rapidez y fue a su habitación. Su celular estaba completamente cargado. Eliminó las notificaciones de los mensajes, de los vídeos, de las publicaciones, solo una cosa le importaba: James y la historia. Tenía un par de notificaciones de Wattpad, pero no eran de Ineffable vengeance.

Fue a la historia. Abrió el capítulo "DavidSon". Salió de la aplicación y miró su pijama. Si y solo si volvía a la historia, sea como haya sido, iba a llegar allá con su ropa. Probablemente el capítulo se desarrollara en la carrera de Ascot. Buscó en Google fotos de los vestidos que usaban las personas para ir a Ascot. Abrió los ojos con horror, aunque también tenía ganas de reírse, los hombres se vestían como las personas de la película de Titanic. Las mujeres usaban vestidos más modernos, pero seguían pareciendo del siglo pasado.

Buscó en las partes más profundas de sus cajones. El año pasado su prima los había invitado a su boda con su novio de toda la vida y su mamá le había comprado un vestido, un vestido que nunca llegó a usar porque la boda se canceló. Lo sacó y lo planchó. Buscó ropa interior bonita. No es como si fuera a quitarse el vestido ni nada, pero el vestido lo ameritaba. Corrió por toda su casa, bañándose, vistiéndose, maquillándose, peinándose. Buscó unos tacones y buscó en el armario de su mamá ese sombrero carísimo que le había regalado su abuela. Se lo probó en el espejo. No era igual a las fotos, obviamete, pero era similar, eso bastaba.

— ¿Qué haces? — preguntó su mamá, viéndola caminar disfrazada.

— Madre, voy a las carreras de caballos en Ascot. Nos vemos más tarde.

Entró a su habitación y se sentó en la cama. Cogió su celular y leyó.

Donde Viven Las Historias [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora