The Lady Is A Tramp

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James se sentía mejor después de una semana en el hospital, pero Bancroft no había dejado que le dieran el alta. Sí, se sentía un poco adolorido, pero no tanto como para no poder caminar y estar descansando en su casa. La señora Morton le había llevado su computadora, un par de cobijas y un par de libros. Se estiró sobre la cama para alcanzar un libro y vio que Carolina aparecía en la habitación de la nada. Ella sonrió y se acercó a él, le pasó el libro.

— Me alegra que estés bien. No pareciera que te hubieran disparado hace solo una semana.

— Tú tienes la misma ropa.

— Y tú tienes una memoria molesta, pero sí, mi camisa tiene sangre tuya y también mis rodillas. Para mí solo ha pasado media hora desde que desaparecí — explicó ella —. Tienes que entender.

— ¿Media hora?

— Sí. ¿Y Bancroft? Creí que estaría contigo.

— Fue por un café.

— ¿Y William? ¿Han hallado algo nuevo?

— No — repuso James, exhaló, derrotado —. Lo tuve tan cerca. Vi su rostro.

— ¿Qué va a pasar contigo cuando logres matarlo? ¿Qué piensas hacer después de eso?

Él la miró como si no entendiera su pregunta. Para él no había otra vida que no fuera la de la venganza. Había rechazado cualquier otro tipo de vida, de destino, por eso se había metido en la subasta, porque sabía que podía morir después de cumplir su venganza y entonces su destino se habría realizado. La puerta se abrió, Bancroft entró.

— Hola — saludó Carolina y le dio un rápido abrazo a Bancroft.

— Hola. Te ves feliz.

— Me alegra que James esté tan recuperado. ¿Cómo estás tú? Tenías una heridas, culpa de James, obviamente.

— Están bien. Estoy acostumbrado a tener un jefe difícil.

— A propósito. Me dijo James que no han hallado nada de William. A mí me dijo que estaría yendo al hospital de veteranos cuando me lo encontré. Tal vez vuelva a visitar a Adam. Podrían vigilar el hospital.

— Sería mejor si tú pudieras vigilarlo — murmuró James —. Te invitó a cenar. Tal vez pudieras acercarte a él si eres lo suficientemente inteligente.

— Con gusto iría a meterme a la boca del lobo — reprocho Carolina con sarcasmo —, de no ser, claro, por el hecho de que desaparezco cuando menos me doy cuenta.

Se sentó en el sofá de la habitación y tomó uno de los libros de James. Bancroft también se sentó en el sofá y sacó su computadora personal. Todos se enfocaron en su cuento. Carolina se entretuvo en la lectura del libro. Era una novela de Walter Scott: the bride of Lammermoor. También era una historia que tenía algo de venganza. No le sorprendió la ironía, pero la entristeció un poco, porque desde el principio de la novela algo le decía que los dos involucrados iban a terminar muertos. Terminó la novela, en efecto ambos habían muerto, Lucy había enloquecido antes de morir y Edgar de Ravenswood se había suicidado. Vio la hora en su celular. Habían pasado cinco horas. El tiempo había volado. Debían de haber pasado dos horas en su mundo. Era el tiempo más largo que había pasado en la historia.

— James — llamó, él levantó la mirada del libro —. No me he ido y me preocupa. Tengo miedo de estar atrapada aquí. ¿Tienes alguna idea?

— Ahh, claro. A veces desapareces cuando.... estás enojada, creo. Ven — le dijo.

Carolina se acercó y James le dio un pellizco en el brazo. Ella gritó y se retorció, dio unos pasos atrás para salir de su alcance, pero ella no desapareció. Bancroft se rio por lo bajo.

— Tenía que intentarlo — se excusó James —. Tal vez saliendo de la habitación — recordó.

— Hubiera intentado eso primero — se quejó ella —. Nos vemos luego — dijo y salió.

James y Bancroft se miraron. Bueno, ya se había ido, sin embargo la puerta se volvió a abrir y ella entró de nuevo a la habitación. Caminó de un lado a otro en la habitación. Miró de nuevo al techo y buscó a la autora. "Sácame de aquí", pidió.

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NOTA DE AUTORA:

NO SÉ COMO SACARTE, TÚ ERES LA QUE INTERRUMPE MI HISTORIA.

FIN DE NOTA DE AUTORA.

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Carolina miró su celular. Genial, la autora tampoco sabía cómo sacarla o no quería sacarla. Abrió los ojos, asustada, ¿qué pasaba si ella se quedaba atrapada en la historia por cuatro meses hasta que la autora actualizara de nuevo? Se sentó en el sofá, preocupada. Bancroft y James no sabían qué pensar.

— Bancroft, necesito que busques información de mi mamá.

— Claro.

— Es María Acevedo. Es profesora de la Universidad de Antioquia. Es vice decana de la facultad de derecho, debe estar en la página de la universidad.

Bancroft buscó en la página de la universidad, pero el vice decano era otro. En ese mundo su mamá no existía, su papá tampoco, ella menos. Ella era un parche negro en el entramado de ese universo. Se tapó los ojos, llena de terror. No podía quedarse atrapada. Por un momento recordó su discusión con Johan. Maldición. Si esto salía mal, ella iba a tener que darle la razón al tonto de su amigo.

Donde Viven Las Historias [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora