DavidSon

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El ambiente estaba estancado con el esnobismo de los presentes y James quiso largarse de allí para no tener que fingir que eran iguales. James saludó a varios de sus excompañeros de colegio. Hablaron de los posibles caballos a ganar. DavidSon había quedado de segundo en la carrera del año pasado, James siempre apostaba por él. Le habían puesto DavidSon en honor a su familia. Su apellido, Dawson, significaba "el hijo de David". Todos los presentes se rieron con aquellas estúpidas risas falsas, las cuales quedarían registradas por los camarógrafos del evento.

Mientras todo el mundo se acomodaba, James vigiló cualquier movimiento extraño y cualquier visitante que fuera ajeno al mundo de las carreras. Por eso se mantuvo con sus excompañeros de colegio, ellos se sabían cada rumor que corriera por los pasillos forrados en oro e hipocresía de la alta sociedad inglesa. Primero señalaron a Lord MacDuff con su nueva amante.

— Su esposa es una vieja vaca, seguramente sabe con quién está aquí hoy, pero todo lo que importa es el dinero — dijo Bill, con su marcado acento de Edinburgo.

Sus compañeros se seguían pavoneando ante las cámaras, las mujeres y otros miembros de la alta sociedad. Era un evento en el que los caballos importaban más bien poco, lo importante era nutrirse de rumores, de inventos, de entretenimiento y demostrar que se era digno de la fortuna que se poseía, porque todos poseían fortunas, al menos en apariencias. 

— ¿Quién es ese? — preguntó James a Bill, señaló a un hombre alto de cabello castaño, de unos cincuenta años, se veía intimidante.

— Es John Wallace. Dicen que la policía de investigaciones de fraudes financieros abrió una investigación sobre sus empresas. Debe de estar comerciando con joyas o lavando dinero, yo digo que las dos — comentó Bill.

— ¿Joyas?

— Creí que recordabas el escándalo que hubo hace cinco años cuando las "fundaciones por la niñez" de Wallace se instalaron en el Congo. De todas maneras, después de tanto revuelo, nadie ha vuelto a decir nada, supongo que a nadie le importa lo que le hagan a esos negros.

— Claro — dijo, sonriendo, pero sin dejar de ver a John Wallace.

Se despidió momentáneamente de sus compañeros y fue a su asiento, era cerca del asiento de Wallace. Bancroft estaba observando todo desde el palco, cómodo, en la sombra, con una expresión parca, pero increíblemente tranquila. Iba en traje, como todos los demás, tenía chaleco, pañuelo, un bastón y un sombrero. Se veía casi como un gran Lord. James le contó lo que había descubierto sobre Wallace y Bancroft asintió. Seguramente ya lo sabía, pero aceptó el conocimiento como nuevo para no dejar mal el pequeño descubrimiento de su jefe.

— Iré a dar una ronda — avisó y se levantó.

James miró el programa con la lista de corredores y los jinetes. Crystal Ocean era otro de los caballos favoritos y también Poet's Word. Algo parpadeó a su lado y vio que había una mujer sentada a su lado, tenía uno de esos pequeños sombreros con velo y un vestido floral hasta las rodillas y sin mangas. Era la chica del cabello negro. Otra vez tenía el celular en sus manos, pero esta vez lo dejó a un lado rápidamente. Se levantó del asiento y se apoyó en la baranda, mirando el lugar. Lo miró a él después de un largo minuto. Sus ojos brillaban. Llevaba encima un maquillaje bastante sencillo, se veía muy bien, aunque James notaba que su ropa no era de calidad. Y si él podía notarlo, los demás también... Si es que la veían.

Las personas pasaban de un lado a otro y se acomodaban para el evento. James tomó la mano de la chica y la hizo sentar de nuevo. Bill pasó cerca de él y lo saludó con la mirada, aunque James notó que le dirigía una mirada confundida a la chica del cabello negro. También la veía, los demás podían verla. Era un alivio, no se estaba volviendo loco. Sin embargo, algo extraño pasaba. La chica ya se había metido en su casa en Primrose Hill, había aparecido en su cama el día anterior y ahora estaba a su lado en Ascot.

— Esto es tuyo — dijo James, sacando la fea pulsera de su saco azul de diseñador.

— Sí — respondió ella e intentó tomarlo, pero James lo alejó.

— ¿Quién eres? ¿Cómo te llamas?

— Carolina.

— ¿Por qué siempre llegas a mí, Carolina?

— No lo sé. Simplemente pasa.

— ¿Cómo desapareces tan rápido?

— No lo sé.

— ¿Sabes algo aparte de tu nombre?

— Sé quién eres.

— Todos aquí saben quién soy.

El evento empezó y James vio que Bancroft estaba analizando con su mirada a la chica a su lado, Carolina. James le hizo una seña con la mano para que supiera que ella se iba a quedar a su lado. James le prestó atención a la carrera y Carolina también, emocionada.

— ¿Cómo entraste aquí? ¿Con los boletos de 40 libras? — preguntó él.

— No pagué.

— ¿Eres la amante de alguien? Deberían vestirte mejor.

— No soy amante de nadie. Y la ropa... No tenía más y tenía prisa. Yo creo que me veo bien.

— Para una fiesta de barrio.

— ¿Eres realmente tan idiota? Yo creí que eras mejor — la chica negó con la cabeza, decepcionada.

— Ven — ordenó.

Donde Viven Las Historias [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora