Un Semestre

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Carolina casi tuvo un ataque cardiaco cuando llegó la notificación de que había actualización de capítulo. No había habido una actualización en cuatro meses. Creyó que la historia no iba a volver. Aún conservaba la esperanza, obviamente, porque no había desinstalado la aplicación. Había quedado de encontrarse con Johan en un restaurante y ambos estaban terminando el postre cuando vio la notificación.

— ¿Qué pasó? — le preguntó Johan.

— ¿Recuerdas esa historia que te dije que...?

— ¿Esa historia loca de que tú aparecías en el mundo de la historia?

— Acaban de actualizar. Voy a leer, te vas a dar cuenta de que no estoy mintiendo. Menos mal que casi no hay nadie en el restaurante. No te vayas a asustar. ¿Ok?

— Sí, lo que sea — respondió Johan.

La vio empezar a leer. Sonrió con tristeza. La había citado en el restaurante para hablarle de sus sentimientos, pero todo lo que le importaba a ella era una historia que no había leído en meses, de un protagonista ficticio y atractivo. Vio que Carolina se tapaba la boca y sus ojos se llenaban de lágrimas, entonces, en un segundo, ella ya no estaba en frente de él. Enfocó los ojos, miró debajo de la mesa, miró el restaurante, ella no estaba. No entendía qué había acabado de pasar, un instante ella estaba en frente y después no estaba.

Un mesero llegó y le preguntó si quería algo más. Johan pidió una cerveza. El mesero le llevó la cerveza y Johan se tomó toda la cerveza de un solo sorbo. Cuando dejó el vaso vacío en la mesa, Carolina volvía estar en frente de él. Casi devuelve la cerveza por el susto. Ella tenía las manos llenas de sangre y también tenía sucia la camisa y la cara un poco. Se tapó la boca para no gritar, vomitar o morir de terror. Carolina sonrió, como si nada hubiera pasado y como si no estuviera cubierta en sangre.

— Voy a ir al baño — avisó.

Caminó con prisa al baño, tratando de que nadie la viera y se limpió la sangre. Era la sangre de James, pero él estaba bien, él estaba a salvo. Revisó las últimas líneas del capítulo. Se sintió mejor estudiante después de eso. No le había salvado la vida en sí, porque no estaba en peligro exactamente su vida, los paramédicos lo habrían llevado con prisa y en el hospital habrían hecho su trabajo así ella no hubiera llegado, pero había controlado sus nervios y había trabajado con lo que tenía. Era una lástima que no podía hablarle a su profesor de eso. Intentó quitar la sangre de su camisa y algo salió. Le diría a su mamá que se le había venido la sangre de la nariz y ya.

Miró la foto que tenía de hacía cuatro meses de James durmiendo en su cama. Sonrió. Lo había extrañado, no lo iba a negar. James era especial. Salió del baño y vio que Johan estaba pagando la cuenta. Se acercó a él y le dio un abrazo.

— ¡Gracias por invitarme! — dijo ella y le dio un beso en la mejilla —. ¿Ahora que haremos? Si quieres, te invito a... unas cervezas. ¿Qué dices?

— Estás feliz — respondió él.

— Por supuesto. James está a salvo.

— ¿O sea que todo lo que me dijiste es verdad? ¿Ese tal James te gusta?

— ¿Cómo me va a gustar un personaje ficticio? — Carolina se rio, nerviosa, claro que le gustaba James, pero no lo iba a aceptar.

Johan se detuvo afuera del restaurante y puso sus dos manos sobre los hombros de su amiga. No se había atrevido en toda la comida, pero ya estaba cansado y sus nervios estaban de punta.

— No entiendo lo que pasó antes, lo único que quiero decirte es que me gustas.

— ¿Qué?

— Que me gustas — repitió, con más fuerza —. No quiero compartirte con un don nadie que no existe.

— ¡James existe! Viste su sangre — gritó. Johan la vio con incredulidad —. Lo siento, Johan, a mí no me gustas. Yo... me gusta James.

— Pero él no existe. ¿Qué va a pasar cuando acabe la historia? ¿Qué harás entonces?

— Yo no voy a dejar que se acabe — refutó —. Voy a escribirle a la autora, le voy a pedir que siga escribiendo, por siempre.

— ¿No te das cuenta lo infantil que eso suena? Por favor. Yo estoy aquí. Yo sí existo. Yo sí te quiero y nadie escribió que debía hacerlo.

El celular de Carolina vibró. Era otro capítulo de Ineffable vengeance.

— Déjalo ir — pidió Johan.

Se acercó a él y le dio un abrazo. Quería a Johan, pero no como él la quería a ella, además quería ayudar a James, quería verlo feliz algún día. No le importaba si el final de la historia le rompía el corazón y jamás lo volvía a ver. Quería aprovechar cada momento en el que pudiera hacer toda clase de cosas increíbles, antes de volver a su vida normal.

— Voy a pensar en lo que dijiste. ¿Vale? — le dijo y besó su mejilla.

Se despidió y abrió el capítulo. Empezó a leer y Johan la vio desaparecer mientras caminaba. Sintió un desgarrador dolor en su pecho. Lo acababan de rechazar por alguien que no existía.

Donde Viven Las Historias [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora