[☆彡 ] Kimetsu no Yaiba |One-Shots.

•°。⛈: HakuKoyu {1}

Contiene spoilers de personajes aún no presentados en el anime.

Fantasía! AU.

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Hace mucho tiempo en una tierra muy lejana existió una princesa tan bella, como el sol que despierta en las montañas y se esconde tras el mar.

Decían los cuentos que la princesa había nacido producto de la magia, debido a que su madre se veía incapaz de dar a luz un hijo.

En una noche donde el cielo estaba oscurísimo y la estrellas brillaban más que nadie, cayó una nevada muy fuerte, la cual obligó a todo el mundo a quedarse dentro de sus hogares. Sin embargo, la reina sintió que la nieve la llamaba, así que pese a todas las personas que le pidieron que no se expusiera al frío, ella salió.

El frío la atacó de golpe, casi obligándola a retroceder. Pero eso no la desmotivó, siguiendo adelante. No sabía que buscaba, no obstante sabía que lo hallaría.

Finalmente, en el medio del patio del castillo. Un montón de copos de nieves se habían juntado para crear la figura de un bebé.

La reina curiosa de tal extraña creación, la tocó con delicadeza hasta en la punta de sus dedos. Apenas aquella estatua de nieve sintió el calor de la mujer, toda su cobertura blanca se derritió.

Revelando que bajo toda la nieve había un bebé. La reina supo enseguida que los dioses le habían envíado el regalo que deseaba con toda su alma. Aquella criatura de nacimiento mágico era su hija.

El rey y todo el pueblo aceptaron con alegría la llegada de la princesa. A la cual bautizaron Koyuki, en honor a su origen milagroso.

Así pasaron los años, creciendo Koyuki en gracia y belleza. Volviéndose una niña de preciosos ojos rosados como un pétalo de cerezo.

El único dilema, fue que Koyuki era enfermiza y débil como un copo de nieve. Mientras más adulta se hacía más empeoraba su estado de salud, obligándola a quedarse en el palacio siempre encerrada para su protección.

La reina al ver como la vida de su hija se derretía como el hielo, enloqueció y enfermó de tristeza. Acabando con su vida al beber un veneno.

El rey, siempre lleno de esperanza, siguió adelante para mantener la vida de su hija.  Entonces un día decidió lanzar un mensaje a todos los habitantes del reino.

La persona que fuese capaz de sanar a la princesa ganaría riquezas y fortunas.

Lastimosamente, desde aquel día en que fue lanzado el mensaje, nadie ha sido capaz de sanarla.

—¿Dices que la princesa fue creada de un montón de copos de nieve mágicos?—Preguntó, con un tono burlón, el joven de cabellos negros.

—Esa es la leyenda que predomina en el reino. Se dice que ninguna persona vio embarazada a la reina, así que quizás es cierto.—Respondió su amigo rubio.—Pero eso no importa, Hakuji. No influye en nuestros planes si la princesa es una criatura de nieve o no. Lo que nosotros haremos será hacernos pasar por servidumbre del palacio, descubrir que enfermedad tiene Koyuki-Chan, pedirle a mi amada Shinobu-Chan que le haga un remedio y obtendremos las riquezas del reino.

Hakuji suspiró molesto ante las palabras de su amigo. Douma las hacía ver muy sencillas, pero realmente era un plan difícil y complejo.

—¿Qué te asegura que el remedio funcionará?—Preguntó al rubio.—No, ¿Quién te asegura que Kochō te hará el remedio?

—Mi amada Shinobu es la mejor farmacéutica de todo el mundo.—Respondió Douma.—Y estoy seguro de que me lo hará, después de todo ella en el fondo me ama.