•°。⛈: ObaMitsu {1}

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Quizás Obanai Iguro debió haber puesto más atención a las palabras de Mitsuri Kanroji.

Había sido hace unas cuantas horas, nada más. Se habían topado en la mansión de Oyakata-Sama, donde la chica corrió a abrazarlo al verlo.

Iguro también hubiese corrido, pero tenía un orgullo que mantener.

No podía arriesgarse a que alguien —más específicamente el tonto de Giyuu— lo viera siendo todo meloso con la pilar del amor.

Mitsuri comenzó a hablarle. Sin embargo, y aunque suene grosero, Obanai no pudo escuchar ninguna de todas las palabras que dijo la chica.

No fue porque no quisiera escuchar la hermosa voz de Mitsuri, simplemente fue que quedó perdido en la hermosa imagen de la contraria.

Su dulce rostro parecía haber sido hecho de las mismas manos de Dios. Aquella pálida tez le encantaba, el ser tan blanca ayudaba a resaltar los frecuentes sonrojos que sufría la chica. También amaba los ojos verdes de Kanroji, eran hermosos como las hojas de los cerezos. Y se veían más bellos al estar decorados con esos dos lunares debajo de ellos.

Además su cabello, ¿Qué no se podría decir de ese majestuoso cabello? Le intrigaba el como había resultado de ser de ese tono. No obstante, cuando se lo preguntó a la pilar, ella se sonrojó y se avergonzó un montón.

Iguro ocultaba en lo más profundo de su ser las ganas de acariciar ese rosado cabello.

—Entonces, ¿Qué opinas, Iguro-San?—Preguntó Mitsuri, rompiendo la cadena de pensamientos que mantenía el azabache.

—Ah.—Se le escapó al contrario.—Digo... Sí, claro, ¿Por qué no?

—¡Geniaaal!—Exclamó la pelirrosa, abrazándolo otra vez.—Mi familia estará muy feliz de conocerte, hace un montón que quieren hacerlo.

Alto, ¿Qué?

—¡Debemos ir ahora!—Tras decir esto, Kanroji tomó la mano de Iguro y lo obligó a comenzar a correr.

—¿Kanroji, a dónde vamos?—Consultó el joven.

—¡A mi casa, claro está!—Respondió ella.

¿¡Ah!? ¿¡Cómo que iban a ir a la casa de la pilar del amor!?

—¿Y... Y a qué vamos a ir a tu casa?

—¡Si que estás distraído hoy, Iguro-San! Ya te dije que mis padres vinieron a visitarme y que quieren conocerte.

Era oficial, el chico quería detenerse en medio del bosque y gritar hasta que se rompiera la voz. ¿Iba a conocer a los papás de Mitsuri? ¿Los que en su mente eran sus futuros suegros?

Realmente estaba entrando en una crisis nerviosa. Estaba tan nervioso que podría hacerse bolita en el camino. Pero claro, tenía que mantener su orgullo —y nunca se sabía si Giyuu podía verlo o no—.

Obanai se tragó todos sus nervios, para poder decir:

—Está bien, vamos.

—¡Kyaaa!—Exclamó Kanroji, abrazándolo otra vez.—Me alegra que hayas querido venir, aunque ya llegamos.

Frente a ellos, la casona de la pilar del amor los recibía gustosos con el siempre presente olor a miel y flores.

Con esa imagen tan tranquilizadora, Obanai se dijo a sí mismo que estaba siendo un estúpido al preocuparse por una cosa tan simple como era el conocer a los padres de Mitsuri.

[☆彡 ] Kimetsu no Yaiba |One-Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora