Desde que tenía memoria, Kanao Tsuyuri siempre se había sentido un personaje secundario en su vida.
No recordaba muy bien sus primeros años de vida, pero sabía que en aquella oscura casa de una pobre familia, ella ni siquiera existía.
No era considerada ni como una boca a la cual alimentar.
Tras ser vendida como un simple perro a un hombre desconocido, entendió que de nada la serviría tener opinión en su vida. Nadie la escucharía, después de todo.
Ya estaba resignada a la vida que le tocaría tras ser comprada, quizás la mandarían a un local del barrio rojo o quizás la venderían como esclava. Sólo Dios sabía su futuro y a Kanao no podía darle más igual.
Inesperadamente, y cambiando su vida por completo, ocurrió un milagro. Dos amables jovencitas se apiadaron de ella y la salvaron de las garras del horrible futuro que le aguardaba.
Las hermanas Kanae y Shinobu Kochō.
Aquellas mujeres que eran sus salvadoras, eran cazadoras de demonios, un trabajo muy peligroso, sin embargo Kanao creyó que ella también debía ser parte de aquella institución. Así podría mostrar su gratitud hacia las Kochō.
Pasó años entrenando, volviéndose la mejor de las tsuguko, siguiendo cada una de las órdenes al pie de la letra, siendo casi una marioneta incapaz de sentir.
Pero así estaba mejor, no necesitaba pensar, sólo debía matar demonios y seguir las órdenes de Shinobu.
Seguiría los mandados hasta la muerte, ya que como le había enseñado Kanae, era su deber seguir las reglas.
Por eso, en el presente, Kanao se sentía tan confundida por el nuevo recluta Tanjiro Kamado.
Aquel pelirrojo joven tenía una habilidad y técnica impresionante, si seguía entrenando se volvería en algunos años un pilar. Sin embargo, el usuario de la respiración del agua había ignorado todas las reglas por proteger a su hermana demonio.
¿Por qué?
Kanao se encontraba muy curiosa ante aquel hecho. ¿Qué había sido lo que había motivado a Tanjiro Kamado a romper las reglas?
Realmente quería saber el porqué.
Pero no era necesario que lo supiese, tampoco era necesario que pensase en el chico pelirrojo. Sin embargo, por primera vez en la vida quería respuestas.
—¡Hola, Kanao!—La saludó Tanjiro.
Había vuelto de una misión hace unos cuantos minutos, se notaba agotado de sobremanera, no obstante como siempre mantenía una sonrisa en su rostro.
La pelinegra lo saludó con un gesto de su cabeza. El Kamado no la presionó para que hablara, ya conocía bastante bien a la tsuguko.
—Veo que aún mantienes ese silencio tuyo.—Comentó.
Tsuyuri no supo como debía reaccionar ante ese comentario. ¿Había molestado a Tanjiro por guardar silencio? ¿Debía disculparse o seguir callada? Los pensamientos en su cabeza se agolpaban y no sabía que hacer.
Entonces una mano suavemente y con cariño se posó sobre su cabeza. El ojirubí acariciaba con delicadeza su cabello.
Las mejillas de la chica se tiñeron de rojo por el inesperado contacto.
—No te fuerces a hablar si no quieres, Kanao. No hay nada de malo en callar.
Tanjiro comenzaba a dejar de acariciar la pequeña cabecita de la tsuguko. Pero para su gran sorpresa, Kanao había tomado su rostro con ambas manos, de la forma en que ambos conectaran miradas.
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[☆彡 ] Kimetsu no Yaiba |One-Shots.
Fanfic"Donde escribo sobre shipps al azar de esta hermosa serie en mini historias sin continuidad". •Habrán shipps al azar, pueden ser homosexuales (yaoi, yuri) o heterosexuales. •Como dije antes, las historias no tienen continuidad, a menos que yo lo dig...