•°。❦: All x Zenitsu {1}

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Aquel día estaba caluroso.

Especialmente caluroso, podría decirse. El astro rey no perdonaba a todas las personas bajo él y los atacaba con sus rayos, haciéndolos sufrir por las olas de calor que habían.

Zenitsu no era la diferencia, había estado entrenando bajo todo el sol, lo que lo dejó agotado y sudoroso. Cosa que lo asqueó, no le gustaba el oler a sudor.

Cuando terminó de entrenar, decidió ir al pequeño río que quedaba cercano a la estancia mariposa. Se merecía un refrescante descanso, tras ejercitarse tan duramente.

Tratando de ir por las sombras, caminó por el suave pasto, hasta llegar al río. Al estar ahí, se quitó las sandalias y metió sus pies en la helada agua.

—Ah, qué placer más grande.—Suspiró.

La tranquilidad que adornaba el lugar era muy agradable, sólo se oían los pájaros cantando. Nada de gritos o desastres, como era el pan de cada día.

O eso creía.

Un golpe en la espalda lo hizo caer por completo en el agua. Empapado de pies a cabeza, se giró a ver a quien lo había empujado.

Inosuke lo tenía afirmado de la mano, estaba sin su máscara, por lo que podían verse a los ojos a la perfección.

—¡Te encontré, rubio!—Exclamó orgulloso.—Le gané a Tanjiro, ahora tú serás mi reina de la montaña.

—¿Eh?—Preguntó Zenitsu, sin comprender las palabras del chico jabalí.

Inosuke sonreía, mientras pasaba un brazo por el hombro del ojidorado, cortando cualquier distancia entre ellos.

El Agatsuma se puso nervioso. El ojiazul estaba demasiado cerca, ¿No? La distancia entre ambos rostros era casi inexistente.

—¡Hey! ¡Aléjate de Zenitsu!—Gritó alguien más.

El desconocido también entró al agua, tomando de la mano al rubio para atraerlo hacia sí.

Tanjiro abrazó a Zenitsu contra su pecho, protegiéndolo del coqueteo directo de Inosuke.

—¿No te das cuenta de que estás poniendo incómodo a Zenitsu? Dudo que él quiera ser tu reina.—Dijo.

El de mechones azules bufó, rodando los ojos.

—¿Quién lo dice? ¡Tú eres un simple plebeyo!

—¡Seré un plebeyo, pero si él se enamora de mí, será verdadero y no obligado!

El pelirrojo y el pelinegro iniciaron una pelea. Zenitsu vio su oportunidad de escape, cuidadosamente se salió del río, para ponerse en la sombra de un cerezo.

—Zenitsu-San.—Lo llamó una voz femenina.—Por Dios, te empaparás. Toma una toalla.

La amable Aoi le dio una suave toalla blanca, la cual el chico aceptó con gusto.

—Muchas gracias, Aoi-Chan.—Sonrió.

La de coletas se sonrojó bruscamente, desviando la mirada al suelo. Si bien al principio el Agatsuma le parecía alguien desagradable, al conocerlo más se dio cuenta de lo bueno que era.

Aoi iba a decir unas palabras importantes, quizás este era el momento de declararse después de mucho tiempo. Sus sentimientos podrían ser correspondidos. Sin embargo, una veloz figura se posó en frente del rubio, robando su atención.

—Oh, Kanao-Chan, ¿Qué ocurre?—Consultó el ojidorado.

—Eh, Zenitsu... Tienes algo en el cabello.—Dijo la ojirrosada.

[☆彡 ] Kimetsu no Yaiba |One-Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora