•°。⛈: GiyuNezu {1}

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No Demon! AU.
Ah, y Nezuko tiene 16 años.

-•-

A Tomioka Giyuu no le gustaba para nada el barrio rojo.

Lo ponía bastante nervioso ese lugar. Las mujeres se contoneaban a su lado con kimonos provocativos y llamativos. Mostrando sus cuerpos hechos para el negocio, las más exitosas para el trabajo eran las jóvenes que llevaban extravangantes adornos en su cabello.

—¿No quiere pasar un buen rato, señor?—Le habían preguntado.

Con cuidado de ni siquiera tocar a la joven que le había hecho esa pregunta, Giyuu la ignoró, pasando totalmente de largo.

Lamentaba el haber ido a ese lugar.

Aquel día, a su trabajo como banquero, había llegado su jefe. Él decía que el negocio había subido un montón aquel mes, así que invitaba a todos al barrio rojo a pasar una buena noche con una prostituta.

Todos sus compañeros se entusiasmaron, inclusive los casados. Por el contrario, Tomioka intentó pasar de largo de la invitación, pero fue presionado por los otros banqueros y por su jefe a ir al barrio rojo.

—Al menos ve a tomar un trago, Giyuu.—Dijeron.

El pelinegro supo que dijera lo que dijera, no lo dejarían escapar. Así que suspiró agotado, para después aceptar a regañadientes.

De esa forma había llegado al barrio rojo, apenas entró, perdió de vista a los demás, quienes de seguro ya se estaban divirtiendo con una dama.

O dos, como había presumido el idiota de Douma.

Ya era bastante tarde, quizás debería marcharse a casa y dormir el resto del día.  Era un buen plan.

No obstante, aquel plan fue destrozado. En algún momento giró la vista, fijándose en un negocio.

—Oh, señor.—Habló el jefe del lugar.—Ha venido usted al lugar con las más hermosas mujeres, ¿Le gustaría pasar un rato con nuestra maravillosa Shinobu o con la tierna Mitsuri?

Giyuu ignoró las palabras. Es más, estas nunca llegaron a sus oídos. El mundo se había paralizado en cuanto vio a esa jovencita.

Tenía el cabello castaño con puntas naranjas, del mismo tono del atardecer, este era largo y se veía suave, estaba tiernamente adornado con un simple lazo. Su carita estaba maquillada, pintando su piel de blanco, con sus ojos, idénticos a pétalos de cerezos, delineados en dorado y sus labios rojos carmesí. Tenía la mirada baja, notándose el que no quería estar ahí.

Giyuu sintió como su corazón se apretaba. Ella no debía tener más de 16 años. Era muy joven para estar ahí. Ella no debía estar ahí.

El dueño del local siguió la mirada del ojiazul.

—Ah, le interesa la pequeña Nezuko. Es una jovencita muy tierna, hará todo lo que usted le pida.

La joven tembló al oír su nombre, Tomioka notó como mordía su labio inferior y los ojos le temblaban como si fuera a llorar.

Necesitaba protegerla.

Sacó varios billetes de su bolsillo. No los contó, sólo los sacó, ni el gusto de mirar al dueño del local se dio. Casi le lanza el dinero. Este tomó los billetes, y con una sonrisa en su rostro, los contó.

—Tiene una hora, señor.—Dijo.—Nezuko, guíalo a la habitación.

La atemorizada jovencita asintió, levantándose con gracia y belleza del cojín donde estaba.

[☆彡 ] Kimetsu no Yaiba |One-Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora