•°。☘: KyoMui {1}

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(no debería, pero igual advierto que hay mucha diferencia de edad, si no les gusta eso, están en su derecho a no leer este os).

Actualidad! AU.

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Ah, ¿En qué momento comenzó a amar ir a la escuela?

Aquella pregunta adornaba la mente de Tokitou Muichiro todo el tiempo. Antes detestaba el tener que ir a estudiar, prefería quedarse en casa con una institutriz. No necesitaba socializar, ya tenía amigos y era suficiente.

Además el hecho de ser el nieto de uno de los dueños de la escuela provocaba que le tuviesen cierto miedo y respeto.

Muichiro encontraba aburrido todo eso, realmente no tenía ninguna razón para asistir. Y estaba apunto de decirle a sus padres que quería dejar esa academia, cuando apareció él.

Ese día hacía un calor de los mil demonios, un clima que el pelinegro detestaba. Lo hacía sentir débil y enfermo, la mejor opción era irse a enfermería y dormir todo el resto de la jornada escolar.

Sin embargo, cuando se disponía a ir al lugar. Alguien entró al salón.

Su porte firme y derecho demostraba la autoridad que su mera presencia provocaba en aquella aula. Su cabello dorado como el sol le daba un aire majestuoso, como un león. Además de sus enormes ojos rojizos, encendidos como dos piedras ardientes.

Tokitou hizo contacto visual con ellos. Se sintió pequeño, ese hombre lo superaba en tantos aspectos. Era algo que nunca había pensado vivir, después de todo él era el heredero de la gran fortuna de los Tsugikuni. Tenía la vida planeada antes de existir.

Pero un desconocido, en apenas segundos, lo hizo pasar de ser el emperador a ser un plebeyo más.

—Me presento, soy Rengoku Kyojurou.—Habló ese hombre.—Seré su nuevo profesor de historia.

Al parecer el viejo fósil que era el profesor anterior de historia, finalmente se había retirado. Gracias a Dios, el pobre ya parecía ser una momia.

—Tomen asiento.—Indicó Rengoku.

Obedientemente todos lo hicieron.

—El chico al lado de la ventana, ¿Puedes decirme tu nombre?—Pidió el mayor, refiriéndose al pelinegro.

Los demás alumnos temieron por el nuevo profesor, todos los docentes anteriores sabían que debían tener cuidado con el nieto del director sino querían terminar despedidos.

—Soy Tokitou Muichiro.—Se presentó.

—Un gusto conocerte, Tokitou-Kun. Por favor, dime la página en la que van.

Con apuro, el menor buscó bruscamente su libro de historia. No quería tardar en brindarle la respuesta al profesor.

—Vamos en la 121, Rengoku-Sensei.—Contestó, con una sonrisa en su rostro.

—¡Gracias, Tokitou-Kun! Eres un chico muy servicial. Y ahora que tenemos la página, comencemos con la clase.

¿Un chico muy servicial? Era la primera vez que un profesor lo halagaba. Los demás lo ignoraban solamente.

Sus mejillas se habían teñido de un tierno tono rosáceo, sentía como todo el rostro le ardía. Trató de esconder su vergüenza, tapándose con su largo cabello.

Miró de reojo al mayor, se veía muy guapo cuando enseñaba. La pasión en sus ojos era evidente, Kyojurou amaba su trabajo.

Muichiro soltó un suspiro, ¿Qué eran esos sentimientos en su pecho? Había escuchado a sus compañeras hablar de mariposas en el estómago miles de veces, todas llegaban a la misma conclusión.

[☆彡 ] Kimetsu no Yaiba |One-Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora