Capítulo 10.-Próximo paso.

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—Por aquí.

Klare y Luna, así como yo, nos encontrábamos siguiendo al papa, hasta llegar a una habitación rodeada por estatuas de diversos seres de leyenda, como el fénix o un dragón.

—Una heroína No-Muerta ¿huh? —pregunta el papa observándome.

Klare se coloca delante mí.

—Ya veo, defendiendo la carne ¿No es así? —pregunta el papa con una mirada picara hacia Klare.

Luna se ve extrañamente enojada con mi compañero viajero de mundo.

—No dejaré que llamen carne a Erioll —declara Luna—. Y tú, al menos demuestra ser un hombre digno de ella.

El héroe regañado asiente poniéndose firme.

—¡¿Ah?! Oye, Luna ¿Qué clase de relación crees que tenemos? —pregunto señalándome y luego haciendo lo mismo con Klare.

Ella lleva uno de sus dedos a su barbilla y sin ningún atisbo de duda me responde.

—Son amantes, ¿No?

Mi única reacción fue poner una cara de asco, que sorpresivamente parece haber lastimado a Klare.

—De cualquier modo, debería de ser cuidadosa —declara el papa mirándome con seriedad y cambiando al tema que debe de ser el motivo de traerme aquí.

—...

Trago saliva.

—Nos encontramos en el reino santo, aquí como debe ser obvio, cualquier criatura perteneciente al reino de los No-Muertos, es prácticamente un sacrilegio —comenta—. Pero, sus principales enemigos son los paladines, ellos prácticamente odian a muerte a su raza.

Lo observo con cierta desconfianza, siendo él la cabeza de la iglesia ¿Por qué me contaría esto?

—Veo que no confía en mí, bueno, yo tampoco confió en usted —comenta tranquilamente.

Observo las estatuas, deben tener algún mecanismo de defensa si nos trajo específicamente a este lugar.

—Después de todo, usted es una Lich, seguida por la escasa raza de los vampiros ¿De verdad la diosa los envió?

Al escuchar esas palabras, Klare parece recordar algo.

—Sobre eso, la diosa menciono a un dios de la destrucción —comenta casualmente Klare.

El papa repentinamente entra en shock, parecía haber perdido varios años de vida con esa declaración, su piel se tornó pálida.

—N-No, eso no es posible ¿Por qué vendría? —pregunta hacia Klare—-. Debe ser una broma ¿Cierto?

Klare niega con la cabeza.

—Váyanse —declara señalando hacia la puerta por la que llegamos.

Intentamos, o más bien, Klare intentó hablar con él por un rato, pero no dijo nada más, por lo que hicimos lo que nos pidió.

—¿Qué con esa reacción? —pregunta Klare notablemente fastidiado.

—Ni idea, además, no ganaremos nada pensándolo demasiado —respondo adelantándome a Luna y Klare.

Observo la ciudad, mientras las compañeras de Klare se aproximan a recibirnos, bueno, más bien a Klare, tanto a Luna como a mí nos vieron con hostilidad.

—Estarán a nuestro cuidado un tiempo, ¿Podemos dejar las explicaciones para otro momento? —pregunta Klare sonriendo nerviosamente y alternando mirada entres sus dos compañeras.

Crónicas de una LichDonde viven las historias. Descúbrelo ahora