Capítulo 17.-El comienzo del desastre

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 [Estado]

[Nombre: Klare

Título: Héroe/Elegido/Encantador.

Raza: Humano

Nivel: 20

Género: Masculino.

Rango: B-

Habilidades:

Combatiente nato: Experto peleador de cualquier estilo, corriente (Esto incluye las armas).

Irascible: Permite ignorar el daño recibido en un 45%

Reforzar: Permite incrementar temporalmente las estadísticas (A mayor aumento, recibirá una carga equivalente en su cuerpo).

Manipulador: El usuario tiene un perfecto manejo del maná en estado puro.

Intangible (única) [Es incapaz de usarlo por el alto coste maná]: El usuario es virtualmente invulnerable siempre que active esta habilidad.

Análisis (Única): Como héroe cliché eres capaz de husmear en las características de los demás.

Estadísticas:

Puntos de salud: 150

Fuerza: 560

Defensa: 520

Maná: 1032

Defensa mágica: 340

Agilidad: 210

]

—Hermano...

Una pequeña niña en una camilla de hospital sujeta mi mano con fuerza, su vida parece estar a punto de acabarse, los doctores se han retirado para darnos nuestro espacio.

Ya lo sabía, pero es simplemente demasiado duro.

¿Por qué? ¿Por qué tienes que morir?

Un extraño ser aparece en frente de mí, un ser que está compuesto únicamente por un ojo en una esfera totalmente negra, una incómoda sonrisa se encuentra dibujada en aquel ser.

—Yo puedo salvarla —musita.

***

Despierto, siento mi cuerpo totalmente acalambrado, un pesado escombro se encuentra aplastándome, aunque me encuentro encima de Erioll, quien yace inconsciente.

"No podré aguantar mucho tiempo"

—Ah, espero no haberlos matado con eso —dice con indiferencia un joven.

Por el sonido de la voz puedo adivinar que no está muy lejos de aquí.

"Diablos, ¿Fue él quien destruyó también la entrada? No lo entiendo, ¿Qué demonios quiere?"

Me mantengo tan quieto como me es posible, y encima viene con el tal Ruffus, si me descubren, dudo mucho que sobreviva.

—En cualquier caso, si murieron con eso es mejor para ellos, cuanto menos dolor les causemos mejor para ellos —declara el otro sujeto.

—...

—Bueno, tengo algo que hacer, no se te olvide asesinar a la Lich —declara el "ángel" suspirando—. Si cumples tu parte me asegurare de que tu deseo se haga realidad.

Escucho unos pasos alejándose.

—Ya puedes salir de ahí —declara Ruffus.

Me paralice.

"No puedo ser yo ¿Cierto? Debe ser una broma"

Pero, siento el peso en mi espalda desaparecer, y una inmensa presión que me hace pensar.

Crónicas de una LichDonde viven las historias. Descúbrelo ahora