《Un par de copas por los TIMOS》

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Olivia había quedado con Roxanne y Dominique en su habitación, por lo que tenía que ir desde las mazmorras hasta el séptimo piso.

No le suponía ningún problema realmente ir hacía allí, pero no acostumbraba a ir sola por el trayecto, y ver que todos murmuraban al pasar, era algo incómodo.

De todas maneras, era una Malfoy, un par de comentarios no eran nada para ella.

Era consciente de que desde que su cuerpo había cambiado tenía mucha más atención del poblado masculino, y cada vez que pasaba algo, siempre tenía a Scorpius o a los merodeadores para defenderla.

Pero ahora que iba sola, se paró a pensar.

Desde el aviso que James y ella dieron las cosas realmente, no habían cambiado, la directora quiso esperar al siguiente ataque para así poder poner alerta a hogwarts, hasta entonces solo dio más avisos de que el bosque prohibido estaba terminantemente prohibido, incluyendo prados, y lindes.

Por lo menos algo era algo, y sabía que sus amigos y hermano no estaría siempre con ella, en ocasiones tendría que defenderse sola... ¿pero como hacerlo contra muggles?

Olivia se llevó la mano al cuello, allí donde estuvo apunto de perder la vida por aquel cuchillo, por culpa de esa mujer, Farley, de no ser por James....

James.

Al recordarlo, sonrió aún más.

Puede que pudiera hablar con el y los merodeadores esta tarde después de sus mejores amigas.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos pues acababa de llegar al retrato de la dama gorda.

¿Contraseña?-pidió el retrato.

Sirius Black- pronunció el nombre del animago, y la sala común se abrió ante ella.

Olivia no podría contar la de veces que había estado en aquel lugar, y cuántas veces la había comparado con la suya.

La suya en cierto modo, era acogedora, claro esta, todo lo que se puede, cuando estas bajo tierra y el calamar gigante puede golpear tu ventana.

La de gryffindor era más alegro, tenía tonos más vivos...

¿Vas a quedarte todo el día ahí? Sabemos que nuestra sala común al igual que nuestra casa es mejor, no pasa nada Olivia, nosotras siempre te acogeremos si cambias de opinión-dijo entre risas, Roxanne.

Olivia rio ante el comentario de su amiga y las abrazó fuertemente.

Definitivamente, las había echado mucho de menos.

En cinco minutos, crearon un fuerte a base de cojines y sacaron todas sus provisiones.

Al igual que en el cuarto de los merodeadores, Olivia tenia allí su propio armario.

El susto que se llevo Mcgonagall una vez al verlo...

Roxanne, Dominique, vuestro tío quiere hablar con vosotras- comentó la directora cuando la puerta del cuarto fue abierta.

Estas asintieron.

Y por favor ordenen este cuarto, y... ¿eso no es un armario donde pone olivia malfoy?- preguntó asustada la directora.

En efecto, el armario ponía Olivia Malfoy, y por si no era obvio que era suyo, había fotos pegadas por todo el lugar aparte del uniforme de slytherin y varios libros.

Mcgonagall no dijo nada y se marchó.

Aunque con una leve sonrisa...

Las provisiones consistían en: golosinas de honeydukes, chocolates, grageas de todos los sabores, cervezas de mantequilla, whisky de fuego, jugo de calabaza y un tablero que crearon en segundo año.

《El destino no está escrito》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora