7. La locura es hereditaria.

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Put it on me— Matt Maeson


Christopher


—Debo darte las gracias por haber llegado tan rápido, es bueno saber que todavía hay gente que sabe tomar las cosas en serio.

—Cuando me escribiste sobre lo que sucedía, mi curiosidad explotó —admite Justin. Llegó más rápido de lo que pensé.

Eva se está alistando ya que ambos saldremos, hoy mismo haremos un plan para traer con nosotros a Ellis. Se encuentra emocionada, porque aparte de eso, Justin trajo con él bastantes hombres.

Cuando dijo que traería a la caballería, pensé que serían unos veinte, me sorprendió ver que eran grupos de más de cincuenta; cada uno custodiando los alrededores del pueblo.

Los residentes lloraban de alegría al ver que teníamos refuerzos, cuando todos ellos llegaron los vitorearon y aplaudieron hasta el cansancio.

El pueblo se siente más seguro con ellos.

»¿Cómo es posible que la policía de aquí no haya hecho tan siquiera un mínimo esfuerzo por resolver lo que sucede? Es inaudito.

—No lo hacen porque les pagan, o eso supongo. La persona que está detrás de todo esto debe tener dinero sí o sí. Todos saben que por dinero baila el perro —le recuerdo. Asiente de acuerdo conmigo y se levanta para atender una llamada alzando su mano en mi dirección para que lo espere.

—Estoy lista —giro al escuchar a Eva y sonrío estúpidamente al verla llevar un vestido floreado. Por su personalidad cualquiera diría que no le gustan—. No digas una sola palabra —ordena mordaz.

Llevo mis dedos a mis labios pasándolos de extremo a extremo simulando que los cierro, conteniendo la gran carcajada que quiere escapar de mí.

—Te ves hermosa —sus mejillas se tornan de un dulce rojo. Maldición, ella no sabe lo mucho que me provoca cuando tiene esos momentos de timidez y dulzura.

Parece un jodido caramelo.

—Estamos listos. ¿Me siguen? —al parecer Justin ha terminado su llamada, se le ve más animado.

No sé mucho de su relación con Marlon, pero al parecer no se llevan tan bien. Desde que la madre de Marlon murió, Justin se enfocó demasiado en su trabajo y dejó de lado a Marlon, logrando así que éste creciera rodeado de nanas y niñeras.

Tampoco es que haya tenido la peor infancia, a diferencia de mí u otros. Lo único triste o doloroso pudo haber sido perder a su mamá.

El mismo Marlon me ha dicho que no quiere a su padre, y Justin tampoco a él. Solo conviven por respeto a la memoria de su madre.

»Con que tú eres la famosa Eva, Christopher me ha hablado mucho de ti —le sonríe dulcemente y estira su mano para estrecharla con la de ella—, me presento, Justin Cooper, para servirle señorita.

Eva le sonríe devuelta aceptando su mano con un fuerte apretón.

La tomo de la cintura cuando ya todos hemos salido de la casa y caminamos al auto de Justin.

—Me cae bien —admite Eva.

—Es muy bueno en su trabajo. Verás que muy pronto tendremos a mamá con nosotros y ese jodido loco ya no volverá a tocar a nadie más —susurro a su oído, dejándole un pequeño beso en este antes de separarme de ella para poder subir al auto.

—Gracias, Christopher —cuando ambos estamos sentados ella gira su cuerpo hasta quedar frente a mí, toma mis manos entrelazándolas con las suyas para acariciar con su pulgar mis nudillos—. A lo mejor no fui la persona más agradable cuando volviste, y admito que también desconfié de ti. Pero ahora estoy agradecida de que hayas vuelto, tú me has dado esperanza.

Peligrosa ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora