28. Todos al suelo.

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Stick up— Grandson


Bueno, así está la cosa, tengo un jodido hermano dos años mayor que yo, su nombre es Rocky, sin apellido porque no tengo ni idea de lo que sucedió con él. Debería llamarse Rocky Duncan, pero los jodidos Duncan son la peor escoria de familia, sacando a Eva de esa ecuación.

Esos malditos... y pensar que sentí un poco de empatía por la situación de Ellis, esa mujer está en el mismo saco que la mierda de John.

—Tu familia es de lo peor —Eva seguía en shock por la gran soltura de esta nueva información, todo era muy nuevo, ni siquiera yo estaba al tanto. La mujer que poco después nos dijo que se llamaba Denise sólo nos pudo brindar esa información para después irse sin dejar ningún rastro.

Los ojos azules de mi ángel se cruzaron con los míos, estaban llenos de lagrimas contenidas.

—¿Me odias? —preguntó en un hilo de voz—. Ahora que sabes todo esto... ¿Me odias?

Oh Evie, mi dulce y sensible Evie.

La encerré en mis brazos y besé su cabeza, creo que esas palabras salieron de forma ambigua, mi momento de rabia no me dejó razonar lo que quería darle a entender.

Todos, Rocky, Evie y yo, a pesar de lo que hemos hecho en nuestros años de vida, los tres fuimos piezas en el juego de los Duncan. 

O por lo menos así lo veo yo.

¿Cómo Ellis fue tan descarada para enojarse por el hecho de que Eva y yo estábamos juntos cuando sólo un papel nos unía como familia?

¿Cómo fue capaz de irse, huir, desaparecer de la vida de su hija sin tan siquiera decirnos algo tan relevante como esto?

Sea victima o no, no lo dejaré pasar la próxima vez que la vea.

—Claro que no te odio, Evie —susurré—. ¿Cómo podría hacerlo? Tú eres mi pequeño ángel, se me hace imposible tener una sola emoción de rabia u odio contra ti.

Aunque sí albergo las de posesión y obsesión, quizás son más malas que las anteriores, pero en mi caso no es así, espero que también pienses igual.

A mitad de nuestro abrazo tranquilo me fijé que ya el cielo se estaba oscureciendo, moví a Eva y ambos fuimos al punto de encuentro en silencio.

Mientras esperábamos en frente de la puerta del concurrido restaurante Eva se decidió por irrumpir el silencio.

—Es extraño, me duele saber que de hecho no somos hermanos de sangre, pero también me alegra que sea así. Eso quiere decir que nuestra relación ya no tendrá impedimentos en el futuro.

Me giré a verla y le sonreí.

—¿Estamos en una relación?

Evie se sonrojo al darse cuenta de lo que dijo, su rostro se giró ocultándose de mí.

Reí enternecido, me acerqué a ella y la tomé por su barbilla con delicadeza.

»¿Quieres ser mi novia?

La situación era extraña, ya los dos habíamos estado juntos, nos besamos varias veces y aceptamos que nos amábamos. La cuestión era que no habíamos definido exactamente qué éramos por el hecho de que el título de hermanos era suficiente para mí.

No tenía idea de cómo se sentía Eva y me entristecí al darme cuenta de lo egoísta que estaba siendo.

Más de lo normal.

Esta vez el rostro de Eva era un completo poema, además de estar tan rojo que se asemejaba a un lindo tomate.

—¿Q...qué? —tartamudeó tratando de alejarse de mí, más no se lo permití.

Peligrosa ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora