6:00— Grandson
—Con que tú eres el chico bonito del que todos hablan —llevaba bastante tiempo metido en esta celda, estaba seguro que dentro de poco amanecería. El bullicio de afuera hace rato se había calmado, suponía que habían sobornado de alguna forma a esas personas para que se fueran.
Estuve calmado todo ese tiempo, decidí que no tenía sentido el que tratara de meterme con los policías o ese hombre que se veía con el ego y temperamento muy frágil. No obstante, de nada sirvió que me mantuviera tranquilo porque poco después abrieron mi celda para poner a otro hombre que no ha hecho más que molestarme de todas las maneras posibles.
Sabía que él sólo intentaba provocarme, eso no quería decir que me molestara menos.
Estaba a dos minutos de partirle la cara y callarlo de una vez por todas, más aún cuando el resto de los prisioneros se unieron a él para molestarme de igual forma. Sólo repetían las mismas idioteces.
»¿Me estás ignorando?
¿No era bastante obvio al no estarle respondiendo?
Quizás el hambre le había fundido las pocas capacidades cognitivas del ser humano.
Me recosté sobre la dura cama de abajo pasando mis brazos por detrás de mi cabeza para simular una almohada mínimamente cómoda.
Extrañaba a Eva, hace rato que no sabía nada de ella, estaba seguro de que no me permitirían hacerle una llamada o que ella viniera a verme, ese hombre ya me había tomado bastante recelo después de mediar algunas palabras que no lo satisfizó para nada.
Tampoco podía dejar de pensar en el encapuchado, estaba bastante seguro de que se trataba del asesino. A pocas horas de estar encerrado comencé a divagar con profundidad, a mi mente llegaron varias razones por las cuales no intentó hacerme nada en cuanto estuvimos de frente los dos.
La primera era exactamente esto que me estaba ocurriendo, a lo mejor quería mostrarse para que la gente captara un poco de sus rasgos físicos, que al llevar un pasamontañas y estar completamente vestido de negro no daba mucho para pistas.
Ese era el punto, la única parte de su cuerpo que quedaba al descubierto por completo eran sus ojos. Ojos que casualmente eran idénticos a los míos, y ni hablar de su complexión que también se asemejaba un poco a mí.
Si no estuviera cien por ciento seguro de que yo no era el asesino quizás habría dudado de mí mismo.
»Este bastardo me está ignorando.
El hombre que estaba en mi misma celda volvió a hablar, giré un poco la cabeza para visualizarlo, él se encontraba con su espalda recostada sobre las barras de la celda, tenía el cabello oscuro y parecía grasiento al igual que su rostro extremadamente pálido. Además de eso era demasiado delgado, desde aquí podía notar los huesos sobresalientes de su rostro y sus muñecas.
Él sintió mi inspección y sus ojos dieron con los míos, una mueca se formó en sus delgados labios y unos dientes amarillos se mostraron. El hombre ciertamente era un asco, y quizás se dio cuenta de lo que yo estaba pensando porque sus ojos esta vez me miraron con desprecio.
»¿Qué me miras? ¿Acaso te doy asco?
Al decir eso todos los otros prisioneros comenzaron a gritar vulgaridades hacia mí y reírse como si fuera la situación más divertida del mundo.
—Cierra la boca.
Mi voz salió sombría, no quería buscar pelea pero viendo mi entorno y prediciendo el comportamiento de este hombre estaba seguro de que no podría evitar que las cosas se salieran de control.
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Peligrosa Obsesión
Mystery / ThrillerLa maldad azota al pueblo donde la familia Duncan reside. Asesinatos sin resolver y muchas pistas por encontrar dejan a un pueblo maltrecho y lleno de angustia cada noche por no saber quién será la próxima víctima de este psicópata. Eva Duncan nun...