Peligrosa Obsesión

21. ¿Qué tan profundo es tu amor?

How deep is your love— Calvin Harris.

2 meses después...

—¿Te gusta este apartamento? —pregunto nuevamente al verla inspeccionarlo de arriba hacia abajo.

—La verdad es que sí, es pequeño, acogedor y se ve seguro —sonreímos cuando nuestros ojos chocan entre sí, asiento, feliz de que le haya gustado.

Estos dos meses han sido bastante tranquilos lo que hace que de por sí ya sea extraño y terrorífico, el que no suceda nada es más aterrador. La calma no ayuda, después de todo lo que ha pasado dudo que Eva y yo volvamos a vivir en calma.

Duramos casi una semana buscando un buen apartamento lo más seguro que se podía encontrar, Eva fue bastante fuerte y su fractura no demoró mucho en sanar aunque aún tiene réplicas de dolores en su hombro pero son más leves que al principio.

Fueron meses duros a pesar de la "tranquilidad", temíamos que en cualquier momento sucediera algo y nos tomara desprevenidos.

Llevo mucho tiempo pensando en seguir el consejo de Ellis e irnos de aquí. Este lugar no es seguro para Eva y no quiero que algo malo le pase, no quiero esperar a eso para tomar una pronta decisión.

No lo he hablado con ella, sólo espero que lo acepte.

Tampoco hablamos mucho de ese día, tratamos de no sacar a relucir esos temas por ahora.

Se podría decir que es un día hermoso.

El apartamento que compré es pequeño, tal y como dijo Eva.

Sólo tiene dos habitaciones y un baño, la sala de estar es pequeña y conjunta con la cocina.

Perfecto para nosotros.

—¿Más tarde quieres salir? —rompo el silencio, Eva gira a verme desde el sofá ya que estoy cocinando unos fideos para el almuerzo.

—¿A dónde? —pregunta volviendo su atención al televisor.

—Podríamos hacer un picnic fuera del pueblo —no es mala idea. Algo bueno de Crestone es lo hermoso que es el pueblo.

Lleno de bosques preciosos y espacios recreativos.

Eva salta del sofá como una niña pequeña y corre hasta abrazarme por la espalda.

—¿Un picnic? Nunca había hecho uno —dice—. ¡La respuesta es sí!

Su grito entusiasta me hace reír.

—Entonces iremos después del almuerzo.

—¿No se supone que el picnic es para comer? Estaremos llenos —giro mi cabeza cuando ella se estira para poder verme, forma un puchero con sus labios y yo ruedo los ojos.

—No comeremos mucho, quizás unos sándwiches pequeños. Lo mejor de los picnics conmigo es la exploración —hago un baile de cejas y regreso mi atención a la cocina.