10. Yo también puedo ser el diablo.

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Dangerous— Royal Deluxe

Christopher

No la quería allí, no cuando se veía tan malditamente caliente y el lugar estaba infestado de adolescentes calenturientos.

Desde hace un mes se podía decir que Eva y yo vivimos juntos, desde hace un mes dejamos a Ellis con el demonio y desde hace un mes hice la estupidez de intentar darle celos a Eva comiéndole la boca a Kala cuando era obvio que a la que moría por besar era a ella; a mi hermana.

No funcionó, Eva le dio toda una vuelta a mi plan y el tiro me salió por la culata. Ella terminó besando a Kala y sorpresivamente esta le respondió tocándola, creí morir en ese instante. No sabía si sentirme excitado o furioso por la forma en la ella estaba tocando a Eva.

Decidí que no me gustó para nada y la alejé antes de que pudiera seguir tocándola. Ese día Eva se fue con Kala y cuando regresó no volvimos a saber nada de la chica. No creí que solo bastó unos minutos con Eva para que le "agradara" después de que mi hermana la había amenazado, porque si, también vi eso y me gustó como el infierno.

Eva nunca ha estado en una fiesta, es la primera, solo por esa razón accedí a traerla así fuera por poco tiempo.

Conduje en silencio al igual que ella con solo la música de la radio. Llegamos sin problemas y apenas nos adentramos algunas miradas masculinas se posaban en la castaña a mi lado.

Mi control no era el suficiente, en cualquier momento estaría repartiendo puñetazos a cualquiera que siquiera llegara a insinuársele.

La tomé de la cintura en una clara muestra de posesión, esos jodidos idiotas tenían que tener claro que la sensual castaña que venía conmigo es mía.

—Podrías orinarme y así terminar de marcar tu territorio —su voz no se escuchaba por el fuerte sonido de la música, pero gracias a que estaba tan cerca de mí fui capaz de entender lo que dijo. Ah, me valía mierda que ella notara lo celoso y posesivo que era, de hecho me sorprendió que apenas se estuviera enterando, tampoco es que yo fuera muy disimulado.

He intentado contenerme demasiado tiempo, cada momento que estamos juntos, las pocas veces que la he besado no se comparan a lo que sucedió antes de venir para esta fiesta.

Quería tomarla allí mismo, en esa pared a solas en nuestra casa. La sentí más receptiva, entregada totalmente a la muestra de pasión y amor que le profesaba cuando todo mi autocontrol se me iba de las manos. Solo pude besarla con más anhelo cuando el vago pensamiento de que ella ya me estaba aceptado y quizás algo más, pasó por mi cabeza.

Después de todo le dije que esperaría.

—Créeme que ganas no me faltan —lo dije esperando que ella no se asustara por lo directo que era. Cuando le confesé lo que sentía me dije a mi mismo que iba a ir a su paso para no presionarla, es difícil pero hago lo que puedo.

Me sorprendió que sonriera y enredara su brazo por mi cintura tal y como yo la llevaba a ella. Me sentí eufórico, casi tenía ganas de gritar, alzarla en mis brazos y llevarnos a una habitación donde estaríamos solos. Sonreí y dejé un casto beso en su sien mientras caminábamos por la gran casa siendo también empujados por los cuerpos que se movían conforme a la música.

Kala es rica, sus padres están divorciados y por eso su papá la llena de regalos, hace todo lo que su niña quiera. La madre de Kala vive cerca de John, claramente si la fiesta hubiera sido allá ni loco habría ido, es que ni siquiera lo habría pensado.

Peligrosa ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora