31. Estás jugando con fuego.

29 4 0
                                    

Play with fire— Sam Tinnesz



—¿Qué mierda se supone que estás haciendo? ¿Esto tiene alguna clase de sentido para ti?

Marlon rió por mis preguntas, a ambos nos separaban unos cuantos pasos, pero ninguno decidió acercarse.

—Tiene mucho sentido para mí.

—¿Eres imbécil?

Mi pregunta salió con rabia, ni siquiera sabía cómo estaba haciendo para contenerme, el sólo recordar todo lo que Eva y yo hemos pasado este maldito año por culpa de este hijo de puta.

Mierda.

Él vuelve a reír.

—Déjame contarte una pequeña historia —sonríe, entrecierro mis ojos, no tengo ganas de historias o monólogos ahora. Él nota mi mirada aburrida y ríe, es lo opuesto al Marlon que creí conocer—. Te lo prometo, esta historia te conviene, hermanito.

Aprieto mis puños al escucharlo decir eso.

»Justin jamás me habló de esto, pero Julieta, mi madre, me lo contó varios años antes de morir. Me lo dijo todo, o por lo menos lo que ella sabía. Mi nombre real es Rocky, Rocky Prince. El cual resulta ser también tu apellido real, hermanito.

Sonrió.

»Cuando los Duncan nos adoptaron sólo estuve con ellos un año, después de eso el maldito de John decidió que ya no quería dos niños estorbando y le hizo elegir a Ellis entre uno de los dos. Como es bastante obvio no fui yo la elección. Julieta era amiga de Ellis, por cuestiones que desconozco ella me adoptó junto con Justin, y así adopté el nombre actual que llevo. Pasaron los años, Julieta era una de las mejores madres, Justin jamás se interesó por mí, pero eso no fue un problema, él tampoco me agradaba.

Comenzó a caminar de un lado a otro, metiéndose más en la historia pero sin llegar a acercarse a mí.

»Cuando estaba a punto de cumplir los diecinueve Julieta me inscribió en una buena universidad en el extranjero, ella ya estaba más consciente de el poco agrado que nos teníamos Justin y yo, así que esa fue su estrategia para que ambos nos sintiéramos cómodos. Yo acepté sin rechistar y en poco tiempo llegué a ese lugar. Todavía recuerdo la primera vez que te vi, parecías tan decaído, deprimido, luego me hablaste y reparé en tus ojos. Estaba sorprendido al ver lo parecidos que eran con los míos, recordé la historia de mi procedencia. Aunque no tenía sentido, nuestros ojos son demasiados comunes, pero en ese entonces especialmente sentía como si ambos tuviéramos más que sólo nuestros ojos en común. Poco después mis dudas se aclararon al escuchar tu apellido, eras un Duncan. Y para completar tu nombre es Christopher. Já.

Su rostro ya no parecía divertido, podía notar el odio en su mirada.

»Comencé a juntarme contigo, me di cuenta que no eras tan tranquilo como decían o parecías. Joder, estabas tan retorcido como yo. Era bastante obvio que ambos éramos hermanos. Poco a poco el odio y la envidia comenzó a corroerme, quería vengarme de los Duncan, pero en especial de ti. ¿Por qué? Ni yo mismo lo sé. Sólo estaba seguro que en cada momento que te miraba, mis ganas por destrozarte completamente bullían, cada vez eran más grandes.

»Luego llegó ese día, cuando me llevaste contigo a ese pueblo que yo conocía tan bien, y me mostraste a tu dulce y tierna hermana que estaba cumpliendo años. Me sorprendí, eso no lo sabía, pero saberlo hizo que mi corazón se estremeciera de intenso odio. Sabía por Julieta que John no era el mejor padre, pero Ellis fue una madre amorosa, tuviste lo que deseabas y hasta más. ¿Una jodida hermana? Tan tierna, tan hermosa, que te amaba tan incondicionalmente. Debía ser una broma.

Peligrosa ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora