3. No te fíes de nadie (Parte II).

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Gangsta— Kehlani


Christopher


—Hace tanto tiempo que deseaba que volvieras, aún no entiendo por qué te fuiste Chris —Ellis no ha dejado de parlotear y preguntar desde que llegué, pero esa pregunta en especial fue la que llamó mi atención.

—Tuve que hacerlo mamá, es mejor que no lo pienses tanto. Mejor cuéntame, ¿Cómo ha estado Eva? —su rostro se contrae lleno de tristeza a lo que deja de mirarme para observar detrás de mí, lágrimas formándose en sus ojos.

—Ella no ha estado bien Chris, cuando hace algo que John considera inapropiado él le da golpizas inimaginables y yo no puedo hacer nada, no puedo hacer nada por mi bebé. Además debo dejar que piense que todavía amo a ese hijo de puta, que estoy con él porque lo amo, cuando solo deseo sacarle los ojos mientras duerme. Lo odio tanto hijo, y me odio tanto a mí por darles esta vida a ustedes, ustedes no merecían esto —las lagrimas se asoman por sus ojos—, lo que ella me dijo hoy es tan cierto, tan cierto que duele reconocerlo —sin poder evitarlo ella comienza a sollozar mientras yo solo soy capaz de acercarme y acurrucarla en mis brazos intentando consolarla.

No entiendo qué pasó ni qué le dijo Eva para ponerla de esta manera, pero no debió ser nada bonito.

—¿Qué te dijo Eva, mamá? —pregunto cuando su llanto mengua un poco. Sorbe sonoramente por la nariz para luego contestarme con la voz un tanto entrecortada.

—Dijo que me amaba, pero que en cuanto pudiera se iría de este lugar conmigo o sin mí, y jamás volvería. Que estaba orgullosa de no ser como yo; que no me admiraba —levanto mis cejas asombrado ¡Joder! mi Evie ya no es tan sensible como antes. Abrazo más fuerte a mamá.

—Mamá, esto lo olvidáremos, ¿está bien? Eva aún no puede saber nada. No es el momento, tampoco quiero saber como reaccionará —le digo esperando que entienda y cumpla en no decirle nada a Eva.

Asiente consternada y luego se levanta de la silla para preparar dos tazas de café como sabe que me gusta.

—Tenemos mucho de que hablar Christopher.


****


Al caer la noche salgo al pasillo esperando que nadie esté despierto, cuando confirmo que así sea me escabullo por el patio trasero sin hacer el mínimo ruido.

En la acera de atrás me espera la camioneta negra de Marlon. Al entrar en el asiento del copiloto me recibe el fuerte olor de la marihuana. Él ama fumar dentro del carro y más cuando hay chicas en el asiento de atrás.

—Pensé que jamás ibas a salir, estaba a punto de irme con estos bombones —suelta en cuanto cierro la puerta y él arranca la camioneta.

Observo a las chicas que vienen atrás, son hermosas, pero ninguna se iguala a mi Evie.

—Pues supongo que gracias por esperarme —murmuro irónico haciendo reír a las chicas de atrás de manera muy forzada. Lo sé porque eso no fue un chiste, y si lo hubiera sido habría estado lo bastante malo como para lograr unas risas.

—America nos ha hablado mucho de ti Chris, dice que fueron novios hace muchos años —frunzo el ceño al escucharla decir semejante estupidez, jodida America, pensé que se había esfumado de este pueblo.

—Ella y yo solo nos acostábamos. Nada más —hablo con tranquilidad, ellas solo se ríen como si hubiera dicho algo gracioso, otra vez.

—Algún día deberías invitar a tu hermana, no he podido sacarla de mi cabeza desde la primera y última vez que la vi —aprieto mi mandíbula y cierro con fuerza mis puños. Sé que solo lo dice para joderme, pero una parte de él de verdad desea a Eva. Mierda, como vuelva a nombrarla voy a partir todos sus jodidos huesos, uno por uno.

Peligrosa ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora