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Cogí la pastilla y sin pensarlo la introduje en mi boca. Se deshizo inmediatamente tragarla, noté como lo hacía.

Matías cogió mi mano de nuevo y entramos a la casa por la parte trasera de esta. Había una piscina rodeada por ventanas. Luego entramos a un pasillo y subiendo las escaleras encontramos una sala llena de gente. Parecía ser una fiesta de lujo, había cuadros en las paredes y todo el mundo tenía una copa de alcohol en la mano.

Un hombre con pajarita y traje se acercó a nosotros con una bandeja llena de pequeños tentempiés. Matías le rechazo y yo hice lo mismo.

'Matias' dijo un señor de aproximadamente unos cincuenta años que se acercó a nosotros, le abrazo. 'Hola papá' saludo el.

Le reconocí entonces, era el hombre que hace poco había ido a recoger a Matías del instituto.

'Hola señor Candia' saludé dándole un beso en cada mejilla. El señor me sonrió cuando nos alejamos. 'Has crecido mucho Kat' mencionó.

Matías se quedó confuso, supongo que no se acordaría que fuimos juntos al mismo colegio. 'Me alegra verte con mi hijo' añadió.

'Si papá, es mi novia' dijo. Matías intentaba actuar de lo más normal para su padre para que esté no notará que estaba drogado. Aunque aún tenía esa apariencia.

'Me alegro mucho entonces, disfruten de la fiesta' dijo y nos sonrió a ambos. Nos dejó y pude evitar soltarme de la mano de Matias y comenzar a reírme.

'¿Novia?' pregunté. En verdad no podría actuar asi de normal, pero estaba un poquitín borracha y además drogada.

Es lo que las drogas hacen, hacer que no seas tu del todo.

'¿Por qué me has traído hasta aquí?' pregunté con curiosidad. 'Tenia que venir y no sabía a quien traer' dijo cerca de mi oído, intentando que no lo oyera nadie.

'¿Y por qué no trajiste a Agus?' pregunté, inmediatamente me arrepentí de haberlo hecho y me lleve una mano a la boca. Matías no pudo contenerse la risa y comenzó a reirse, yo hice lo mismo. '¿Por qué la iba a traer a ella?' pregunto.

'Da igual' dije avergonzada intentando no mantener contacto visual con el. 'Pense que estaban juntos'

¿Por qué no puedo controlar lo que digo?

'Noooo' dijo riéndose. 'Agus y yo no somos nada serio, entre tú y yo' se acercó más a mi y a mi oído. 'Agus no me cae bien' dijo.

'¿Por qué hablas así? Nadie se va a enterar de...' fui interrumpida por una chica con un vestido rojo y pelo suelto y ondulado. Agustina.

'Hola Matías' saludo, noté como intentaba ignorar que yo estuviera con el. 'Hola' saludo Matías acercándose a ella para darle un beso en cada mejilla.

'Pense que no vendrias' dijo ella con una expresión seria. Parecía molesta. 'Es su padre' dije por Matías, volví a arrepentirme de haber respondido por el. Me mordí el labio avergonzada.

'Adios Agus' dijo Matías y me arrastro del brazo a otra zona lejos de ella. 'Tenes que aprender a controlar lo que dices' dijo, pero no lo suficientemente serio.

'Lo siento'

'Bueno ¿sabes?' dije, no podía controlar lo que decía. 'No lo siento, es culpa tuya me trajiste a esta fiesta en la que no pintamos nada' conteste con orgullo. 'Es una fiesta de mi padre' se quejó Matías, pero a los segundos ambos estallamos de la risa.

'¿He dicho mi padre?' dijo mientras se reía. Los dos parecíamos dos borrachos en una fiesta formal. 'Ahora acompañeme a dar un paseo en esta noche tan fantástica.' dijo Matías y cruzamos nuestros brazos como una pareja de la tercera edad. Íbamos caminando dando grandes pasos, mientras nos reíamos a carcajadas, haciendo ruido y llamando la atención de cualquier persona que estuviera ahí.

teenager sucks ☹ | Matías Candia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora