5.2 (!)

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Había comenzado la verdadera fiesta. Luces de discoteca iluminaban la sala privada de la casa, sonaba música de los 80 y los adultos bebían y se lo pasaban bien bailando.

Yo había perdido a Matías desde hace un tiempo, me había dicho que me quedara quieta cerca del mini-bar. Pero viendo que estaba tardando demasiado decidí dar una vuelta por el lugar. Mirando a cada adulto agarrado de su pareja, muchos de ellos riéndose, bebiendo alcohol, pasándoselo bien.

No sabía si aún seguía drogada o no, pero me encontraba bastante relajada en aquel momento. Caminando lentamente. Pedí un zumo de frutas en la barra, se supone que en la mirada del padre de Matías (ni de ninguno de los adultos que estaban en la sala en aquel momento) debía de beber alcohol. 

Subí las escaleras para ir a los servicios. No sabía dónde estaban pero sabía que ahí abajo no. Caminé por largos pasillos para encontrarlos, despues de diez minutos recorriendo la gigantesca casa, encontré unos por la zona de las habitaciones. Temí por un momento entrar ¿y si el padre de Matías me pillaba aquí arriba y pensaba que quería robar? Tenia muchísimas ganas de entrar al baño, así que no lo pensé ni un segundo más. Total, serian menos de dos minutos.

Abrí la puerta del baño, al ver dos personas sentadas en el, cerré inmediatamente la puerta. 'Perdón' grite desde afuera, pero me arrepentí también de haber hecho demasiado ruido.

Espere afuera a que alguien respondiera, segundos despues salió Matías, con un tono más azulado de su piel, pálido y con los ojos enrojecidos. '¿Que haces aquí Kat?' preguntó, no estaba enfadado más bien lo dijo bastante tranquilo.

'Yo...' empecé a tartamudear por la vergüenza y los nervios de la situación. 'Estaba buscando un servicio, necesitaba entrar'

'¿No viste que hay servicios abajo cerca de la cocina?' pregunto el, lo negué. 'Nunca he estado aqui ¿como iba a saber eso?' reproche.

'Esta bien' se retiró el pelo hacia atrás. 'No te preocupes' tranquilizo la situación con un tono de voz relajado. 'Vamos arriba'

No sabía que había más escaleras para ir arriba, más bien no las había. Matías y yo subimos en ascensor hasta una pequeña azotea donde se podía ver el paisaje. Hacia frio, no había revisado qué hora era pero rondaba seguramente entre las 3 o 4 de la madrugada.

Matías se sentó en el borde del balcón, este era grueso. Hice lo mismo que el, ambos teníamos nuestros pies colgando al vacío. Desde esas alturas se podía divisar un pequeño y escaso bosque y luces de la ciudad a lo lejos.

'De pequeño subía aquí, cuando mi padre recién compro está casa' dijo moviendo sus pies de arriba hacia abajo. 'Es buen lugar'

En verdad no sabía muy bien que decir. La música sonaba ligeramente desde abajo de la casa, nadie supondría que estuviéramos aquí arriba. Estaba concentrada en ella, movía mis pies al compás de esta mientras el aire azotaba mi pelo.

Pude notar de reojo, como Matías se iba a caer. Imagine que sería una sensación mía hasta que le miré, estaba a punto de caerse. Puse mi brazo derecho bruscamente delante de el, evitando que se cayera hacia abajo pero en vez de eso, cayó al suelo de la azotea.

Preocupada, baje del balcón de inmediato. Sus ojos no estaban más enrojecidos, tenia la pupila flotando sobre el blanco de estos. Cómo si estuviera totalmente ido.

'¡Matías!' dije preocupada con mis manos en su pecho. Decidí cambiarme de sitio para sujetar su cabeza, volví a repetir su nombre pero no reaccionaba. Volví a hacerlo una y otra vez.

Nada.

Empecé a gritar su nombre mientras pegaba su cara una y otra vez. No importaba si le estaba haciendo daño, simplemente quería que reaccionara. Abrió sus ojos al máximo por un segundo, luego los volvió a cerrar y comenzó a tener pequeños espasmos. Me aleje completamente de el dejándole en el suelo, el miedo recorría mi cuerpo entero, veía como su cuerpo daba pequeños brotes contra el suelo hasta que empezó a expulsar una espuma de color blanco de la boca. Supe entonces que estaba teniendo una sobredosis.

Claro que era muy diferente verla en persona, pero no podía dejar que se ahogara. Delicadamente empuje su cuerpo hasta darle la vuelta entera, para que estuviera boca abajo. Para que no se ahogara con su propio vómito.

Pero no era la mejor solución que se vomitara así mismo, así que coloque mis manos debajo de sus axilas y levanté de estas hasta conseguir sentarle. No paraba de expulsar espuma blanca de su boca, estaba claro que estaba sufriendo de una sobredosis.

No sabía qué hacer, no sabía si llamar a sus padres o a una ambulancia. No iba a huir de la situación, no le iba a dejar morir. Tuve que dejarle sentado apoyado en la pared del balcón, fui a vomitar al otro lado de la azotea de lo nerviosa que estaba.

De repente, vi una silueta negra salir de ascensor. Cuando le vi, salté sobre mi propio sitio. Con la máxima tranquilidad en aquel momento, la silueta negra se sentó a su lado mientras veía como espuma blanca aún le colgaban de los labios.

Con miedo, me acerque a Matías y la silueta negra sentada a su lado. 'Tranquila' dijo poniendo una mano enfrente mia sin dirigirme la mirada. 'Le llevaremos a que le vea Rod, el sabra que hacer' contesto y cargo de él en brazos.

'¿Quien sos?' pregunté tartamudeando, el hombre giro para dirigirme la mirada. 'El primo de Matías, pero ahora mismo no hay tiempo'

'Si te importa, podés venir si querés pero tranquilízate por favor' dijo en un tono relajado. 'Estara bien, es la primera vez que se inyecta'

Pero no podía parar de temblar. Nunca había tenido tanto miedo.

teenager sucks ☹ | Matías Candia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora