teenager sucks ☹ | Matías Candia.

4.

CAP. 4. 'MISTAKES'

¿Cómo es exactamente sentirse drogado? Quizás cuando oyes todo lo que piensas. Cuando no eres consciente de tus actos, es como si tú cuerpo actuará de una forma distinta a lo que tú cerebro dice.

Pero sí, Matías y yo estábamos drogados.

En la bañera.

En casa de Lautaro.

Ambos estábamos sentados, con las piernas encogidas y la puerta del baño cerrada. No era la primera vez que había estado ahí, recuerdo que en segundo, Lautaro nos invitó a Catalina y a mi a su fiesta de cumpleaños. Nos quedamos ambas encerradas en este.

'Buena historia' dijo Matías sin mirarme. ¿Cómo podía leer mis pensamientos? Quizás estaba hablando demasiado alto. '¿Tu primera vez?' pregunto el, esta vez sí me dirigió la mirada, asentí tragando saliva. 'Vale' dijo Matías volviendo a mirar al extremo de la habitación.

'¿Podés escuchar lo que pienso?' pregunté, esta vez sí me asegure de haberlo dicho. 'Si, lo estás diciendo' dijo, parecía haber experimentado con droga varias veces porque se le veía bastante despreocupado. Cómo si ya supiera controlar la situación.

Alguien abrió la puerta, una chica con el pelo largo castaño y flequillo abrio al lado de un chico de pelo blanco.

(Nota de la autora: Actualmente sé que Matías tiene el pelo blanco, pero cuando comencé a escribir esta novela lo tenía de color negro.)

'¡Mati!' saludo la chica de pelo castaño con flequillo, su compañero se apoyó sobre el marco. '¿Has visto a Lautaro?' preguntó, Matías lo negó.

'Se fue hace rato' contesto este, el chico de pelo blanco replicó a la chica por habérselo contado antes. '¿Quieren salir de ahi? La familia de Lautaro va a llegar pronto' dijo este.

Matías me miró, yo le miré de vuelta, supongo que estaría esperando una respuesta, por lo tanto asentí. Matías fue el que me ofreció la mano mientras que los otros nos apuraban para salir de allí.

Me ofreció la mano y levanté lentamente la cabeza, Matías se me quedó un rato mirando. Sus ojos estaban entrecerrados, como si estuviera pensando en otra cosa. Agarre su mano rápidamente, quizás por vergüenza de que llevará más de diez segundos así, sin apurarme, sin decirme nada.

Cuando le cogí de la mano, Matías la uso para cargarme en brazos. Lo cual acepte fácilmente. Recuerdo que la chica dijo algo, pero no entendí muy bien que fue. Mientras nos alejábamos del baño, el pasillo parecía hacerse más extenso.

Pero entendía a la perfección que no era la realidad, que solo era un efecto de lo drogada que estaba. Vi también el dinero sobre la mesa antes de irnos.

Montamos en el coche del chico de pelo blanco, se hacía cada vez más tarde mientras nos alejábamos del lugar. Mientras nos alejábamos de casas, de mi barrio incluso. Desconocia donde estaba, pero tampoco quería preguntar.