(1976) Bailar

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Aquello se encontraba más allá del límite de lo desesperante.

—Tienes que invitarla a bailar.

—No.

—Tienes que invitarla.

—No lo creo, no estaría bien. Me dirá que no —Ariadna emitió un sonido frustrado desde lo profundo de la garganta, cuando su mejor amigo le dio un vistazo de reojo. Lucius podía aparentar absoluta calma, dentro de su traje negro y blanco, que lo hacía resaltar como si resplandeciese entre la multitud de estudiantes, pero oía "Cissy" y se congelaba.

Claro que con lo poco expresivo que era, nadie que no fuese observador o lo conociese bien notaría una verdadera diferencia.

Ariadna se colocó frente a él, erguida, manos en la cadera, justo sobre el cinturón que sostenía las capas traslúcidas que simulaban una falda sobre su pantalón. Los vestidos para bailes de invierno eran cosa del siglo XIX, en su opinión. Ni siquiera se había tomado muchas molestias con su cabello, más que para asegurarse de echarlo hacia atrás. Aun así, los veían a ambos.

Era un poco molesto esa vez. Quizás Lucius se habría animado más, de haber estado a solas.

—Tienes que invitarla a bailar.

Él negó, su expresión permanecía casi inmutable. El leve tic en la comisura de la boca lo delataba.

—No es una buena idea.

—¡A la mierda las buenas ideas! —Espetó, llamando más atención de la deseada. Les hubiese gruñido, de no ser consciente de que las reformas de leyes contra hombres lobo se hacían más, más, y más estrictas con cada año—. Esperas siempre una buena idea, una oportunidad- ¿sabes qué? —Le golpeó el pecho con el dorso de la mano—. Eso no existe. Tú creas tu oportunidad con Cissy, o decides no hacerlo.

—Motivador —Susurró, girando el rostro y sin abandonar el fastidioso semblante vacío. Incluso Regulus había conseguido que Severus bailase. Bueno, ella no estaba segura de que bailasen, sólo que llevaban un rato desaparecidos. Era mejor no pensarlo demasiado.

—Lucius.

—Me va a decir que no —Replicó, entre dientes. Apretaba las manos en puños a los costados.

Ella suspiró.

Narcissa había ido al Baile de Yule con un estudiante mayor, un Ravenclaw. No parecía ser muy enérgico, porque tras unas canciones, se sentó, llevándola consigo. Lo que sí hablaba bien de él era que le moviese la silla y le llevase su bebida.

Pero sabía que Lucius sería un mejor novio para ella. Sólo debía conseguir que Narcissa también lo supiese.

Volvió a mirarlo.

—Tienes que invitarla. Sólo una pieza, Lux.

—Ella vino con alguien más —Le recordó, en un tono más suave, sus ojos de pronto cansados en lugar de hastiados. Sólo duró una fracción de segundo, antes de que la máscara indiferente volviese a caer en su sitio.

—¿No la vas a invitar? —Lucius negó, sin verla. Ella se enderezó más, elevó la barbilla—. Bien. Ya verás lo idiota que estás siendo.

No le dejó tiempo para contestar. Cuando la observó, Ariadna ya caminaba en dirección a la mesa donde estaba su vieja amiga. Se inclinó junto a su silla, le habló, gesticuló hacia la pista. Narcissa echó una ojeada hacia Lucius, lo vio con extrañeza. Después de intercambiar una mirada divertida con su pareja de baile, asintió y se puso de pie.

Si quedarse boquiabierto no fuese de muy mala educación, Lucius habría pasado el resto de la noche así. Su mejor amiga arrastraba a la chica que le gustaba al centro de la pista, discutían la posición y quién guiaba. De pronto, Ariadna bailaba con una entretenida Narcissa, para demostrarle que Cissy quería bailar y que sólo debía ir a preguntarle.

Se sintió un poco idiota, sí. Para la siguiente canción, se le acercó con paso dubitativo y Ariadna le entregó su mano. Narcissa rodó los ojos, divertida, pero lo aceptó.

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